“[…] Lo que la mayoría de personas temen y rechazan en sí mismas. Los tabúes. Los secretos. Los diablos y demonios. Lo sexualmente desconocido. La curiosidad. Hay que delegar en alguien la responsabilidad de enfrentarse a esas existencias tangibles y explicárselas a los demás. He ahí la esencia intrínseca del Voyeur” (p. 155).
Gay Talese, una eminencia del reportaje narrativo y gran referente para los periodistas en todo el mundo, puso su reputación en juego gracias a la publicación de un libro que fácilmente puede pasar de lo inquietante a lo retorcido. El motel del voyeur, publicado en 2016, desató todo tipo de comentarios y controversias en Estados Unidos al contar la historia real de Gerald Foos, quien se consideraba un auténtico Voyeur e investigador de comportamiento sexual.
Este admirable periodista y escritor marcó el periodismo desde 1960 por su particular método investigativo de inmersión presente en todos sus libros y publicaciones. Sus textos publicados principalmente en The New York Times, han sido aclamados por la crítica por los personajes e historias que retratan. Sus perfiles y libros sobre costumbres sexuales y la mafia siciliana, lo han consagrado junto con Tom Wolfe como el padre del periodismo literario estadounidense.
El motel del voyeur tiene como origen una carta que recibe Talese, escrita a mano y sin firmar, en la que su emisor confiesa que tiene en su poder un diario con detalladas observaciones que ha recolectado desde los años 60’s en el motel que compró junto con su esposa en Colorado. En la carta cuenta que estas anotaciones las tomaba desde su ‘plataforma de observación’, construida por él mismo en el techo de su motel, con el fin de espiar a sus huéspedes en sus momentos más íntimos satisfaciendo sus tendencias voyeristas, reuniendo así todo tipo de conductas y costumbres sexuales que marcaron la revolución sexual en Estados Unidos.
Luego de varios meses de haber recibido esta misteriosa carta, el periodista decide viajar a Colorado para conocer a este extraño sujeto y poder confirmar que lo que afirmaba en la carta era real. Al encontrarse con este hombre, lo primero que le extiende es un contrato de confidencialidad, en el que Talese se comprometía a no revelar su nombre ni el nombre del motel si decidía publicar su historia. En ese momento nace la complicidad que duró varios años entre Gay Talese y Gerald Foos, el hombre anónimo que anteriormente le había escrito confesándole su actividad Voyerista.
Foos lleva al escritor a su motel en el que finalmente tiene la oportunidad de conocer la ‘plataforma de observación’ en la que Gerald pasaba horas observando a sus huéspedes desde la oscuridad. Talese logra su objetivo y junto con Foos observa a una pareja joven y atractiva a través de la rendija falsa que había instalado Gerald para ver a sus huéspedes. Juntos son testigos de la actividad sexual de esta pareja y desde ese momento Talese decide mantener contacto con Foos y escribir sobre su diario de observaciones. Como dijo el mismo Talese en su libro: “De no haber visto la plataforma de observación con mis propios ojos, me habría resultado difícil creerme toda la historia de Foos” (p. 93).
Estas curiosas y detalladas notas que iba recibiendo Talese en su casa en New York, relataban todo tipo de relaciones y costumbres sexuales, heterosexuales y homosexuales, fetiches, incestos, violaciones y hasta un asesinato que Foos pudo haber evitado. A medida en que Talese iba reuniendo las notas de Foos, se daba cuenta de todas las consecuencias negativas que tendría en su carrera como periodista si publicaba estas notas, tanto por su contenido como por su única fuente que seguía firme con la condición de permanecer en el anonimato.
Luego de más de 30 años, Foos autoriza a Talese para publicar el libro con las anotaciones de su diario, incluyendo su nombre y todos sus datos personales, motivado principalmente por una latente necesidad de atención pública y la firme creencia de que su diario era una autentica investigación de la revolución sexual que se vivió desde 1960 hasta 1980 en Estados Unidos, por eso sería un total desperdicio si sus observaciones quedaban sin ver la luz pública.
Talese accede a la petición de Foos, el 12 de julio de 2016 se publica el libro y contra todo pronóstico se convierte en uno de los más vendidos en Estados Unidos y da origen a un documental producido por Netflix en 2017 enfocado en contar la historia de Gerald, las diferencias que tuvo con Talese antes de la publicación del libro y cómo fue la respuesta del público ante este inquietante libro.
A pesar del contenido explícito y crudo del libro, capítulo tras capítulo, el lector se va dejando llevar por las historias, las vivencias y los personajes del relato. El libro está compuesto principalmente por las anotaciones minuciosas de Gerald citadas con fecha, descripción de los sujetos que visitaban el motel y las actividades que realizaban con gran detalle en las habitaciones del motel. Además, Talese enriquece su libro con datos biográficos de Gerald que dan pistas al lector del porqué de la extraña fijación de este hombre, siempre desde una perspectiva muy neutra y sin emitir juicios morales, conservando así un papel de mediador entre el Voyeur y el lector como él mismo lo expresaba en su libro: “¿Y cuál era mi papel en todo esto? Yo era el amigo por correspondencia del Voyeur, su confesor, quizá, o el complemento de una vida secreta que había decidido no mantener totalmente en secreto” (p. 170).
El lenguaje que usa Talese en el libro es ameno y permite una fácil lectura, esto en contraste con su contenido y lo que relata, ya que en las anotaciones de Gerald quedaron grabados todo tipo de encuentros sexuales, unos no muy agradables de ver y mucho menos de leer. Sin embargo, el desarrollo del libro permite al lector cambiar de pensamiento a medida en que lo va leyendo, poco a poco se va revelando el porqué de algunas costumbres que tienen vigencia en la actualidad y cuál ha sido su evolución con el pasar de los años.
De igual manera, analizando las anotaciones y comentarios de Gerald, luego de tantos años presenciando todo tipo de conductas humanas, este Voyeur queda con una sensación pesimista ante la moral y ética de las personas en general. Aunque su enfoque siempre fueron las costumbres sexuales, también se interesó en estudiar la honradez de cierto tipo de personas que en público tienen una moral incuestionable pero que en la intimidad demuestran todo lo contrario:
“Mi voyerismo ha contribuido enormemente a convertirme en un pesimista, y detesto este condicionamiento de mi alma. Lo que resulta tan desagradable es que la mayoría de los sujetos están en sintonía con esos individuos en sus planteamientos. Si nuestra sociedad tuviera la oportunidad de ser voyeur por un día, abordaría la vida de manera muy distinta a como lo hace ahora” (p. 67).
En lo personal, este no es un libro para cualquier lector, se debe tener una mente abierta en el ámbito sexual para que el libro se vuelva ameno y divertido. Es curioso que, aunque todo el libro se tenga presente que lo que hacía Gerald estaba mal, el lector pueda terminar justificando su actividad por las conclusiones a las que llegaba Foos por su acercamiento tan real a la intimidad estadounidense. Al terminar este libro se podría afirmar que ningún estudio científico se pudo acercar tanto a la realidad como lo hizo Gerald con su diario de voyeur.