"Poner en palabras nuestros problemas" Juan David López
Texto por
Isabella Saldarriaga
Valeria Aristizábal
Juan Pablo Rodríguez
Daniela Toro Autor D.
En esta entrevista se abordan distintos temas relacionados con la salud mental de los estudiantes y otros aspectos relacionados con cómo afecta la pandemia a los estudiantes. El psicólogo Juan David López Fernández, egresado de la Universidad Pontificia Bolivariana, magíster en Investigación Psicoanalítica, cuenta cómo desde que ingresó a la Universidad como psicólogo, en julio del año pasado, ha tratado las afectaciones de salud mental a través de mostrar el poder de poner los sentimientos en palabras.
¿Cuál es el propósito de la campaña “Alcemos la mano”?, ¿qué quieren lograr con ella?
Además de ser un espacio de asesoría académica, es un lugar para tratar todo el espectro de salud mental y lo que implica mejorarla. Se enfoca en los ámbitos cognitivos, afectivos y sociales. El objetivo de “Alcemos la mano”, es abrir espacios de discusión para construir factores protectores ante la pandemia. Él considera que la palabra está muy devaluada, ya que muchas personas prefieren sufrir en silencio y no tienen en cuenta el beneficio que puede tener poner todo en palabras y sentirse escuchado, que es lo que busca “Alcemos la mano”.
¿Por qué cree que es importante realizar esta campaña en estos momentos tan difíciles?
Esta situación que llega sin precedentes nos enrostra nuestra condición mortal y nos hace preguntarnos sobre nuestra existencia, el hacernos preguntas, como “¿si estoy haciendo lo que quiero?” nos hacen sentir agobiados, y a través de la campaña se identifican los factores de riesgo de cada persona y se buscan maneras de trabajarlos.
¿Los estudiantes si hacen uso del servicio telefónico?, ¿cuál es el medio por el cual más los contactan?
Se hace mucho uso de los espacios de consulta individual y, en general, los servicios de ayuda psicológica tienen mucha demanda. Todo depende de otros factores, como por ejemplo un nuevo confinamiento, época de parciales y otras que llevan a las personas a acudir a las líneas de atención o a las conferencias que realizamos. El equipo de psicología se reúne para analizar los motivos de consulta frecuentes y así identificar cuál es la manera más eficiente para ayudarlos.
¿Cuáles son las principales problemáticas de quienes los contactan?
La ansiedad y el estrés son las que más se destacan, porque las personas que vivían en “piloto automático” ahora despiertan a situaciones muy difíciles, como la muerte de seres queridos, la asunción de soledad, el ocio y el no hacer nada. Todo esto se ve reflejado en aspectos como síntomas corporales, mala alimentación, ciclos de sueño irregulares, entre otros.
¿Qué recursos pone a disposición la Universidad para aquellos estudiantes o personal que están pasando por momentos difíciles respecto a su salud mental?
Entre los recursos que ofrece la universidad para el bienestar de sus estudiantes se encuentran distintas herramientas, como técnicas de estudio para afrontar la desmotivación que trae la virtualidad; orientación profesional para quienes tengan dudas frente a su proyecto de vida; y otras dependencias de Bienestar Universitario que apoyan a los becados, como la Oficina del Éxito, por ejemplo; y la Línea 24/7 de atención en salud mental, que se enfocan en escuchar y acompañar al otro en su realidad.
¿En qué consiste la psicoterapia y de qué forma ayuda a los estudiantes?
Realmente, no se hace psicoterapia, se hace un acompañamiento. No hay límite de sesiones, normalmente duran entre 30 y 40 minutos, y se realizan semanalmente. Se habla de muchos temas, académicos, adaptación a la universidad, asuntos con escenas traumáticas y otras afecciones que impiden al estudiante sentirse tranquilo. Entre el estudiante y el psicólogo se llega a un acuerdo para ver si se lograron solucionar sus afectaciones y así saber cuándo finalizar las sesiones.
¿En qué consiste una sesión con el psicólogo?
Al estar el enfoque de la Universidad entre lo clínico y lo educativo, se realiza una orientación psicoanalítica que consiste en que la persona diga lo que se le ocurra, es decir, no hay censura, esto lleva a que se manifieste el inconsciente. Por ende, no hay una estructura definida, ya que depende del sujeto y de la situación. Normalmente, se comienza preguntando qué lo llevó a tomar la decisión de pedir ayuda y cuál es el punto de su malestar, con ellas se busca profundizar en el contexto y construir un saber sobre sí mismo, que luego permitirá hacerse a una “nueva vida”.
La OMS dice que la pandemia está provocando un incremento de la demanda de servicios de salud mental y aún así estos siguen paralizados. Muchas personas han aumentado su consumo de alcohol o drogas y sufren crecientes problemas de insomnio y ansiedad. De 130 países encuestados, el 67 % observaba perturbaciones en los servicios de orientación psicológica y de psicoterapia; el 65 % en los servicios esenciales de reducción de riesgos. ¿Considera usted que estas situaciones se ven reflejadas en la demanda de servicios de salud mental de Colombia?
Sin lugar a duda, a la par del servicio médico, en el servicio psicológico se han aumentado la cantidad de consultas. Estos fenómenos que mencionan son muy evidentes en Colombia, tanto antes como después de la pandemia.
¿Qué situaciones de duelo han afrontado los estudiantes?
Estas situaciones de duelo son variables, como la muerte de seres queridos. El tercer pico, está afectando mucho a los estudiantes, cada vez los casos son más cercanos. Se suman a estos, el no poder realizar rituales que socialmente se han establecido y que son simbólicos; por ejemplo, los estudiantes que llegan nuevos se sienten agobiados por no terminar su grado 11 como debió haber sido; el no hacer parte de otros rituales, como los funerales, los matrimonios y las salidas, causa un gran choque emocional.
¿Cómo afecta al estudiante mentalmente no tener accesibilidad a la matrícula y verse limitado económicamente?
Para algunos la pandemia ha sido la enfermedad y para otros la cura. Para algunos ha sido la oportunidad de crear nuevas alternativas para su pérdida de ingresos y se han mantenido resilientes ante la situación. La pandemia no solo ha traído cosas malas, sino que también ha permitido desarrollo en el campo de la ciencia, movimientos de solidaridad y de creatividad.
¿Considera usted que la violencia intrafamiliar ha aumentado en los estudiantes desde que inició la pandemia?
El maltrato intrafamiliar y la violencia de género aumentaron, por esto se crearon líneas de atención especiales para tratar estos casos. Sin embargo, “no se necesita de un puño para que la situación se convierta abrumadora. En el frenesí con el que vivíamos antes podíamos eludir muchas cosas, pero la pandemia nos reveló muchas situaciones que no habíamos afrontado, nos lleva a que aparezca el otro con lo que implica: su ruido, su olor, sus vicios y esto puede ser irritante. La pandemia ha revelado nuestra deficiente relación con la palabra, si no hay palabras, si no hay vías de comunicación, termina siendo todo un tormento.
¿Considera que la pandemia ha unido o ha separado más las relaciones intrafamiliares?
Al principio las desunió, esto incitó el conflicto, pero en la medida en que se ha acentuado la situación, esta ha permitido renovar esos vínculos, incluso solucionar problemas pasados.
¿Qué invitación le haría a un estudiante que necesita algún tipo de ayuda, pero que tal vez sienta miedo de pedirla?
Los invito a procurar no aislarse ni encapsularse en el dolor, no hay nada más tóxico que cuando no somos capaces de hacer ese mínimo lazo con el otro, donde podemos poner nuestras preocupaciones, inquietudes, miedos o sentimientos con los que no sabemos lidiar. Por esto, existe este espacio donde podemos hablar sin ser juzgados, donde el estudiante puede pensarse y entenderse, poner en palabras ese malestar. Pueden apelar tanto a recursos de la universidad, como de la EPS, de particulares o de líneas de atención del Gobierno, estos son espacios muy valiosos que permiten hablar, escuchar y ser escuchado.