Futuro animado
Jimena Delgado
Es una serie que trata temas futuristas y descabellados, contados a partir de drama, comedia y fantasía, que pueden llegar a cuestionar el paradero de la humanidad en algunas décadas.
Un tentáculo atravesando el cráneo de una seductora chica, sesos esparcidos por una habitación con luz roja, pero aun así oscura, y un hombre mal encarado a punto de ser engullido por una criatura con tres hileras de dientes, es una escena que se puede tomar como ejemplo de la crudeza que hay a lo largo de la primera temporada de Love, death and robots; una serie que le apuesta a las animaciones como una interesante e innovadora propuesta en la industria audiovisual.
En la trama desarrollada por la producción, con 18 episodios antológicos que tienen una duración corta (entre 6 a 17 minutos cada uno), se muestra una crítica fuerte que ridiculiza componentes de nuestra sociedad que pueden desencadenarse en una tragedia. Algunos de ellos son el consumismo, el calentamiento global, la mala gobernación; entre otros factores que presenciamos en la actualidad, y que cada vez más, aportan a la perdición del planeta tierra como lo conocemos.
La serie que fue estrenada el 15 de marzo de 2019 en Netflix, reúne sexo, violencia y escenas sanguinarias en una presentación ilustrada poco común y que, se cree, solo se ve en programas infantiles. Tin Miller, su creador, se esfuerza por rescatar lo que más disfrutábamos de pequeños que son las caricaturas y los cómics, para usarlos en argumentos renovados e imágenes que solo son aptas para mayores de edad. Es decir, que transforma el entretenimiento del adulto contemporáneo y lo presenta con un estilo de vieja escuela.
La excelencia de los gráficos de diferentes estilos capturan la atención de quién se envuelve entre historias asombrosas y mundos desconocidos que dejan una puerta abierta a la imaginación, ya que son animaciones que varían de un clásico 2D a imágenes realistas.
Tanto cómo cambian las formas en que se desarrollan las narraciones, cambian los contenidos de la serie. De un episodio en el que se libera un demonio en una excavación arqueológica, se pasa a una utópica situación en la que una ciudad bien gobernada es llevada al progreso por un tazón de yogurt superinteligente.
Tal vez Tim y Jeniffer Miller, David Fincher y Joshua Donen, productores de la serie en asociación a la plataforma Netflix, nunca pensaron que el popurrí de varios cortometrajes causara opiniones encontradas, pero halagadoras, en críticos de todo el mundo.
Algunos de los juicios emitidos fueron el de Nick Schager en The Daily Beast quien comenta que la serie es como Black Mirror para gamers con déficit de atención, solo que Love, death and robots es mejor cuando es corto, dulce y satírico; y el de Laura Prudom en IGN para quien se trata de un orgasmo de historias fascinantes y visuales cautivadoras, y un viaje que vale la pena tomar para los fans de cualquier género que quieran evadir la realidad.
A pesar de que en cada capítulo la trama es una fuerte crítica a la sociedad actual de forma implícita, de que las ilustraciones son muy bien hechas y las historias son altamente creativas, lo antológico juega en contra de la producción, ya que puede hacer que el interés se pierda a lo largo de toda la temporada para quienes son fanáticos de series con contenidos profundos y emocionantes, pues solo se muestran detalles que no tienen continuación alguna.
Perfecta para una maratón dominguera en la que poco provoque despegarse de las cobijas, Love, death and robots es de esas recomendaciones que no me arrepiento de dar. Es una serie que trata temas futuristas y descabellados, contados a partir de drama, comedia y fantasía, que pueden llegar a cuestionar el paradero de la humanidad en algunas décadas, además de reflexionar sobre la delgada línea que separa lo real de aquello que no lo es.
Es una serie que asombra al espectador con poco, es arriesgada y muy diferente a la clase de proyectos que se suelen encontrar en Netflix. También la recomiendo para descansar luego de una jornada laboral y hacerle seguimiento a temas que aparentemente son ligeros, pero que al analizarlos con detenimiento permiten reflexionar sobre para dónde va la humanidad, qué estamos haciendo para evitar los daños que evidencia la producción audiovisual y qué tan rápido se verán esos daños colaterales de las actividades que desarrollamos en el día a día.
Ahora, para quienes desean una serie de largo aliento, con vidas de personajes estructuradas, sucesos que se desarrollen a lo largo de varias temporadas e historias en las que se expongan aspectos detallados, recomiendo que sigan haciendo zapping en el televisor, pues esta serie no es la que llamará su atención.