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La lucha por los derechos LGBTIQ+ está lejos de acabar

Emilia Barrios

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Es indiscutible que la población LGBTIQ+ ha sido vulnerada y discriminada durante años, pues a la sociedad le cuesta aceptar la diferencia. En esta entrevista con Isaac Abadía, abogado y líder social LGBTIQ+, hablaremos de la dificultad para adaptarnos al cambio y a la diversidad, lo que les niega a muchos la posibilidad de disfrutar de sus derechos, de amar, de ser amados y respetados. 

A lo largo de la historia varias personas de la población LGBTIQ+ han liderado movimientos sociales para luchar por sus derechos, y si bien ha habido cambios y mejoras constitucionales que velan por sus derechos, la discriminación y la violencia que hoy en día vive esta población es una prueba del camino que nos falta en esta lucha. Los movimientos por los derechos de esta población empezaron a coger fuerza a finales de la década del sesenta y comienzos del setenta del siglo pasado, dando paso a una ola de manifestaciones y protestas por todo el mundo.

En Colombia la violencia contra las personas con orientación sexual e identidad de género diversas ha dejado 98 homicidios contra esta población entre 2020 y mayo de 2021, según informa la Defensoría del Pueblo.

Sin embargo, el detonante de este movimiento a nivel mundial sucedió la madrugada del 28 de junio de 1969 en el bar Stonwell Inn, en Nueva York. Como relata un artículo publicado en la revista El Eafitense, edición 116, la policía hizo una violenta redada en este bar frecuentado por transexuales, drag queens, prostitutos masculinos y muchas otras personas de la población LGBTIQ+, a quienes entonces se les denominaba como homosexuales, como si todos fueran parte de una comunidad homogénea y no de un conjunto diverso. Este suceso movió a la población, pues fue la gota que rebozó la copa de los maltratos y la discriminación que habían sufrido por años, y por esto el 28 de junio es considerado mundialmente como el día de los derechos LGBTIQ +.

Para entender un poco más la realidad que vive esta población y darnos cuenta de qué es lo que nos falta como sociedad y como país para lograr la igualdad, Isaac Abadía, abogado y líder social LGBTIQ +, nos relata un poco sobre su vida, su trayectoria como activista y sus aprendizajes dentro de esta lucha que inició a los 17 años para defender sus derechos.

Isaac empezó su recorrido como líder social en Manizales, su ciudad natal. Como veía en su época de juventud una ciudad tan patriarcal y machista, sintió la necesidad de apoyar a los jóvenes que estaban pasando por la misma situación que él. De ahí surgió la idea de ser líder social, para poder contar su historia y darles a entender a los padres de esos niños que en vez de señalarlos o lastimarlos por expresar su identidad sexual, lo importante era que los apoyaran en ese proceso.

Con el paso del tiempo Isaac decidió volverse una figura visible para la población LGBTIQ+, para ayudar a la comunidad a afrontar muchos miedos, temores y culpas que vienen con el hecho de ser parte de esta población, pues reconoce que crecer siendo parte de este colectivo implica ser señalado y discriminado constantemente, asunto que lo llevó a crecer con mucho temor y culpa de ser como es.

¿Qué significan las siglas?

La importancia de las siglas recae en el papel que la representación y la identidad juegan en una comunidad que siempre ha vivido con miedo de mostrarse al mundo como son, sobre todo por el tema de cómo puedan llegar a ser nombrados por los demás. L de lesbiana, G de gay, B de bisexual, T de transexual y de transgénero, I de intersexual, Q de…

“La Q es de queer, un término genérico para todas las personas que no son heterosexuales o cisgénero, y el signo “+” hace referencia a que la sexualidad es un espectro, por lo cual las personas binarias, como las chicas y los chicos trans, y las no binarias son un género”, cuenta Isaac.

En cuanto a los riesgos que vienen con su rol social, Isaac dice que siempre se han recibido amenazas y mensajes de odio que resultan un poco intimidantes, especialmente enviados por personas muy católicas, que generalmente creen que “uno no puede ser parte de la sociedad porque está fuera de ese contexto religioso”. Sin embargo, al preguntarle cómo hace para manejar estas amenazas, dice que simplemente los afrontaba, sin tenerle miedo a nada, pues él siempre ha sido una persona muy “para adelante” con sus ideales.

Como abogado, especialmente cuando trabajó en el sector cultural, Isaac sintió que en ese entorno laboral eran muy receptivos e incluyentes, pues la cultura tiene mucho que ver con la población LGBTIQ+ y es muy afín en muchos aspectos. Por otro lado, cuando se encontraba en un bufete de abogados, había mucha exclusión dado a que es un círculo muy cerrado, donde los hombres que participan ahí en lo general son muy machistas, patriarcales, y que, desde su perspectiva, creen que solamente ellos tienen la voz y que nadie se puede salir de sus parámetros.

Isaac también habla de la importancia de que la población LGBTIQ+ vocalice sus inconformidades e ideales, pues es debido a esta vocalización y a estar hablando de sus derechos que se han podido lograr que se reconozcan muchos de sus derechos a nivel constitucional como población vulnerada. Aun así, lo fundamental sería que, como población que hace parte de un mismo país, se les respetaran estos derechos sin necesidad de acudir a instancias normativas. Es decir, si bien se han logrado establecer los derechos de esta población a nivel constitucional, lo que nos falta como país es llevar estos avances a crear una consciencia social y cultural acerca de estos derechos.

En la actualidad hay bastantes redes de apoyo para la población LGBTIQ+, como lo es la Policía, Fiscalía, así como el Ministerio del Interior, que tiene una oficina dedicada solamente a auxiliar en estos temas. Adicionalmente, cada uno de los distritos tienen oficinas donde pueden ayudar en caso de que sus derechos sean vulnerados, además de organizaciones y fundaciones nacionales e internacionales dedicadas a ayudar a la población LGBTIQ+, pero Isaac comenta que el problema acerca de estas redes de apoyo se basa en que no toda la población sabe a cuál acudir o cómo llegar a estos mecanismos.

¿Los protegen?

Acerca de cómo ha sido el trabajo con las autoridades para proteger y hacer respetar a la población LGBTIQ+, Isaac siente que ha sido una labor bastante fuerte, sobre todo con la policía, para que entiendan que por pertenecer a esta población no están fuera de la normativa y para que los puedan respetar como personas que si bien pertenecen a la población LGBTIQ+, son de igual forma parte de nuestra sociedad y merecen ser respetados y protegidos del mismo modo que cualquier otro individuo. 

Respecto al sistema educativo y lo que este puede hacer para evitar la discriminación y el estigma en las próximas generaciones, este líder social, como muchos otros, sostiene que falta mucha educación en el país acerca de las diversidades sexuales. Adicionan que, para generar un cambio, los primeros que se deben educar y conocer la realidad acerca de esta población son los educadores y los padres de los niños, niñas y adolescentes para poder lograr que ellos entiendan que la población LGBTIQ+ no es algo extraño. Por lo contrario, son parte de una sociedad, existen y deben ser igualitarios ante los ojos de cualquier persona. 

Tristemente, Isaac también menciona que dentro de los momentos que ha vivido que lo hayan hecho dudar de sus esfuerzos en su trayectoria como líder social, muchas veces suceden dentro de esta misma comunidad. Muchas veces él se cuestionaba a sí mismo, pues en vez de ver unión para luchar por lo mismo, muchas veces “suelen tirarse muy duro, se excluyen y pelean dentro de la misma población”. Aunque acepta que siempre es más la gente que lo apoya y eso es lo que le da la fuerza para avanzar.

Al analizar si Antioquia y Medellín son regiones seguras para esta población, Isaac dice que hay que verlo en todo el país, pues este es un país machista y patriarcal que no entiende las diferencias. No es de regiones ni ciudades, pues estos aspectos permean al país completo y se han inculcado culturalmente en todas las zonas, y para poder cambiar esto se necesita el activismo, la educación y hacer visible a la población LGBTIQ+.

En pocas palabras, la población LGBTIQ+ ha logrado mucho, pues hoy en día son más visibles que hace 50 años, y el hecho de que se hayan constitucionalizado sus derechos demuestra la fuerza que esta población tiene y afirma que sí han sido escuchados. No obstante, con tan solo salir a la calle y ver cómo son tratados, se puede evidenciar que aún nos falta mucho en esta lucha, pero lo más importante es crear consciencia, informarnos, y ser abiertos a aprender cada día algo nuevo acerca de esta población. Solo así podremos lograr que esta comunidad pueda realmente gozar de sus derechos, que sean respetados, que amen y que sean amados.

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