Entre cielo y tierra
Texto por Natalia Martínez
Ana María Bozón
Andrea Carolina Rodríguez
Ilustración por Andrea Carolina Rodríguez
“El Pole dance es una experiencia súper linda y muy retadora. Es un encuentro de usted con usted, de su cuerpo, sus retos, sus miedos, sus dolores, sus frustraciones; hay un montón de cosas que salen ahí”.
Mónica Vélez fue profesora de natación en la Universidad de Medellín y ha sido bailarina por más de 15 años. Empezó con el porro, la salsa y los bailes de salón, y dentro de esa pasión por lo que hace, como ella misma lo cuenta, alguien le habló sobre el Pole dance. Le gustó e ingresó a una academia donde luego también dio clases. Su primera participación en un campeonato fue en el Miss Pole Dance, en el teatro de la Universidad de Medellín; reporteros del periódico Gente la entrevistaron y así empezó a ser reconocida por mujeres que querían aprender la práctica del pole.
Esas mujeres la llamaron y esta demanda la inspiró para tener su propia academia. Instaló un primer tubo en la sala de su casa y llegó a tener hasta tres, pero se dio cuenta que necesitaba más espacio y un lugar para enseñar; fue así que inició su propia academia llamada Poledanzarte en Laureles donde se quedó siete años y hace tres se trasladó al sector de La Floresta. Monica dice que “ha sido una relación muy linda, ha sido como la pasión por el deporte, pero también todo lo que hay detrás del pole lo hace a uno estar y quedarse ahí”.
¿Qué percepción tuvo su familia cuando inició su práctica y cómo ha cambiado?
En mi caso, mi familia ha sido bastante abierta, mi mamá nos ha apoyado bastante en el tema del arte con su “haga lo que le gusta, no haga lo que le digan”. Como siempre he bailado, cuando vieron esto, a ella le gustaba, ella no tuvo ningún problema. Solo hubo un comentario de un hermano que me dijo: “Ey Mónica, ¿usted dónde va a bailar?”, pero fue solo el comentario de él, después de ver la competencia y ver que era inevitable que fuese atractivo hasta para los mismos hombres; porque el hombre ve el tubo y se quiere montar. Entonces me apoyaron. Mis sobrinas están desde los tres añitos, se montan en los tubos, hay como esa relación del arte y del deporte muy sana.
¿Qué le motivó a ser profesora?
Yo creo que siempre lo he sido, como he bailado, entonces yo siempre fui profesora de esos otros bailes. Empecé a entrenar para ser profesora, no fue que haya sido estudiante y luego profesora. Antes de entrar a esto era profesora de baile y de natación, entonces como que siempre he estado enseñando. No hay esa división del antes y el después.
¿Cuál es tu percepción personal del Pole dance?
Para mí el pole tiene un significado supremamente importante. Más allá de lo que físicamente exige y lo que uno logra hacer, es lo que pasa dentro de uno y dentro de las chicas que vemos. Se enfrentan a miedos, yo me decía: “No, yo no soy capaz de hacer eso”, y ya aquí lo hago. El tema de la relación de uno con su cuerpo; para hacer pole siempre tiene que ser de shortcitos, siempre, porque lo que nos pega al tubo es la piel, sino nos vamos a resbalar, entonces hay un tema de amor propio que también se logra fortalecer mucho ahí, que para mí, sería como querer lo que uno es, porque las mujeres, en especial, no queremos muchas cosas de nosotras: “Ay es que mis piernas son así, tengo la barriga, la celulitis…” Uno se ve todas las cosas que cree que están mal y el pole te enfrenta a que todos los días te pongas shortcitos, con el cuerpo tuyo así como está y uno finalmente dice “bueno”; como que se va quitando esa idea de que hay un estereotipo que uno tiene que encajar, hay un tema de aceptación muy bonito en el pole.
¿Qué cambios físico y personales ha tenido con el Pole dance?
Como cambios físicos la fuerza; la fuerza que se desarrolla aquí es impresionante, el trabajo de fortalecimiento es muy alto, digamos que a nivel muscular hubo cambios en todo el cuerpo porque en el pole se usa como todos sus músculos, entonces es un tema con mucha ganancia de fuerza. A nivel personal, este tema de aceptación, de querer el cuerpo como es.
¿Usted cómo definiría el Pole dance?
Es como ese espacio y esa oportunidad de enfrentarte a lo que puedes hacer, es un enfrentamiento a esa aceptación de lo que se ve. Cuando uno encuentra el pole, se encuentra con un montón de retos y un montón de miedos externos a él, porque cuando se es principiante se cree que no se puede hacer muchas cosas; pero también está el tema de la aceptación, entonces es como esa reconciliación con uno mismo, de decir “usted si puede y usted está bien con lo que usted es”. Es la oportunidad de enfrentar todas esas barreras y de borrar esos modelos y estereotipos. Además de que es entrar en una comunidad muy linda, la comunidad del pole es súper linda precisamente porque son mujeres muy sanas. Es decir, resuelven esa relación con ellas mismas.
¿Qué requerimientos se necesitan para practicar el Pole dance?
Requerimientos en realidad no hay, a menos que tengas una lesión que ya médicamente te digan no lo puedes hacer, pero en términos generales no hay ninguna condición, ni la edad, ni el peso, ni la estatura. Aquí hay chicas desde chiquitas, como mis sobrinas que están desde los tres años, y también tengo una alumna que en este momento va a cumplir 60 años, y es muy hermosa, es una mujer supremamente valiente. En cuanto a la vestimenta, sí tiene que ser el short. Cuando empiezan no son necesarios los tops, pero una vez se va avanzando, se lo tiene que poner porque ya luego usamos la piel de la cintura, entonces mientras más cortos sean el short y el top, hay mejor agarre. Y no nos aplicamos cremas en la piel porque nos vamos a resbalar.
¿Cuáles son los ejercicios más fáciles y cuáles los más difíciles que se pueden realizar?
Esa es una pregunta supremamente difícil porque lo que es difícil para mí puede no serlo para ti, o al contrario. Nosotros tenemos varios niveles, en donde enseñamos desde lo más básico hasta lo más avanzado. Al principio se tiene mucho contacto con el piso y dependiendo de lo que hayas hecho antes te es más fácil o no, ahí desarrollan la fuerza y lo más avanzado es lo que llamamos los aéreos, es decir, arriba en el pole hago figuras y movimientos sin tocar el piso, ya no te ayudas de nada más que de tu propio cuerpo. Es una pregunta muy difícil de resolver porque tiene muchas variables y depende de cada estudiante.
¿Cómo cree que la sociedad actual percibe este tipo de deporte?
Hay de todo, pero ahorita ya está más abierto, porque como hay tantos campeonatos, entonces la gente lo abraza más con el tema deportivo; es como una manera de justificar que no es algo malo. Existen competencias y ya se dice que es un deporte. Ahora hay gente que lo ve y le encanta, muchas mamás traen a sus niñas, nosotros tenemos niñas desde los diez años. Ahora, no faltan las personas que aún lo ven mal, todo depende del ámbito donde uno se mueve, pero el tema de que ahora sea un deporte hace que ya sea más aceptado en este país.
¿Por qué cree que aún existen prejuicios hacia quienes practican el Pole dance?
Es por desconocimiento, yo pienso que se juzga cuando no se conoce. Una vez usted entra a este mundo, ve que la comunidad de las chicas del pole es super linda. Mucha gente piensa que las chicas cuando salen van todas para un bar a hacer striptease, que no lo veo malo y tampoco lo juzgo, pero no es lo único. Es decir, el pole es como un abanico gigante que abarca muchas cosas.
¿Qué cambios ha tenido esta práctica a causa de la pandemia de Covid – 19?
Hablando desde la experiencia de nosotras aquí en la academia, después de la pandemia ha sido una gran transformación, de hecho, ha sido súper bien. Nosotros tenemos todo el tema del protocolo, pero creo que la gente estaba desesperada encerrada en su casa, y salió ansiosa por moverse porque ha habido muchísima demanda de clases.
¿Siente que la presencia masculina en el pole ha aumentado?
Sí, hay muchos chicos que hacen pole, dependiendo de las escuelas, obviamente hay un público que atrae más. Por ejemplo, nosotros entre todos los alumnos que tenemos, solamente tenemos un hombre, pero hay escuelas donde sí hay más chicos. Yo creo que eso tiene que ver también con los profesores, porque todas las profesoras de pole de acá somos mujeres, pero hay otras escuelas donde hay más profes hombres y yo creo que eso los anima más.
¿Qué consejo le daría a las personas que quieren comenzar?
Si hay una atracción, hay un llamado o por lo menos una curiosidad, entonces que lo intenten. Eso que escucho alrededor de los que hablan y nunca han tocado un tubo, no debería ser la razón por la que me detenga sin intentarlo. Que tenga la experiencia, el pole es una experiencia súper linda y muy retadora, entonces que se atreva y por un momento se tape los oídos a esos comentarios, si es que tiene muchos que le están haciendo dudar, y lo experimente por sí mismo y tome su decisión. Es un encuentro de usted con usted, de su cuerpo, sus retos, sus miedos, sus dolores, sus frustraciones, hay un montón de cosas que salen ahí.
¿Cuál es la conexión entre tubo y cuerpo?
R: Yo hablaba con un amigo de que el pole es como la representación de la columna vertebral, es como la representación entre el cielo y la tierra. Es cómo vos podés llegar arriba y te enfrentas a un montón de miedos, pero también estás aquí. Te reta físicamente mucho, porque es súper exigente; o sea, tiene un trabajo de fuerza muy alto, entonces hay una relación muy bonita entre cosas más profundas que hay internamente, pero también físicamente. También vas a encontrar un montón de alegrías porque vas a poder hacer cosas que antes no creías que ibas a hacer.
P: ¿Considera que el pole requiere un nivel elevado de autoestima, confianza y autoconocimiento?
R: No es la condición para hacerlo, sino que se resuelve en el camino. En clase nadie mira y nadie juzga. Usted puede venir aquí con un montón de miedos, pero aquí también los empieza a resolver.
El Pole dance es un tipo de deporte más complejo de lo que se cree, limitarlo a una expresión sensual es limitarnos a nosotros mismos de no disfrutar todos sus componentes. Además de los beneficios físicos que brinda, como el aumento de la fuerza, la flexibilidad y resistencia, los beneficios psicológicos y los efectos en la salud mental son los que más impacto tienen en quien lo practica.
Presión social, estándares de belleza inalcanzables, pensamientos arcaicos que perduran en el tiempo y demás factores propios de la sociedad en la que nos desarrollamos, afectan de manera constante nuestra relación con nuestro cuerpo, nuestra personalidad y estabilidad mental. El pole te da esa oportunidad de librarte de gran parte de esta carga emocional; iniciarse en este deporte es encaminarse en un proceso de aceptación personal, nos ayuda a darnos cuenta de que muchos de los complejos que nos atormentan están solo en nuestras cabezas, las demás personas no los notan la mayoría del tiempo y los que sí, no les importa en realidad. Al crear esa conexión tubo-cuerpo prescindimos de muchas debilidades que hemos construido a lo largo de nuestra vida y construimos no solo un cuerpo mucho más fuerte sino también una mente y un espíritu firmes.