Escribiendo momentos
Texto por
Laura Manuela Guerrero
Isaac Plaza
Mariana Gómez
Gabriel Herazo
Isabela Gómez
David Cano.
.
Actor, escritor e improvisador son algunas de las facetas de Carlos Pérez Pérez un hombre cuya relación con el teatro empezó desde su época escolar. Sin embargo, al principio no todo fueron luces para el actor, pues según cuenta él mismo, sus primeras interpretaciones fueron en papeles secundarios del tipo “árbol 3”; no obstante, a medida que fue ganando experiencia su protagonismo fue aumentando y logró conseguir mejores papeles.
Cabe resaltar que en su época escolar no solo empezó a dar sus primeros pasos en el teatro, sino que además ganó varios concursos de cuento y descubrió que su interés en el teatro no solo estaba marcado por la actuación, sino también por la creación de dramaturgias, las cuales le permitieron encontrar una nueva forma de expresarse, no solo a través de su cuerpo, sino también a través de la escritura.
Con motivo de la decimocuarta edición Fiesta del Libro y la Cultura, decidimos contactarlo para que nos contara un poco acerca de cómo se inició en el teatro, la actuación y la escritura. Además, también nos contó acerca de su labor como docente y sus proyectos futuros.
¿Cómo surgió su pasión por el teatro?
Desde pequeño a mí me gustó el teatro; recuerdo que cuando era niño, mis primos, una vecina que vivía en el segundo piso y yo jugábamos a grabar telenovelas y nos tirábamos por las escalas y mamá nos regañaba, porque decía que nos podíamos quebrar un brazo, yo creo que ahí empezó todo.
¿Cuáles fueron sus primeras participaciones en el teatro?
En el colegio, cuando estaba en décimo grado, ingresé al grupo de teatro, yo me enteré de ese grupo gracias a la hermana de una amiga de mi hermana. Y un día, mi hermana me llevó a ver una obra que se llamaba Andamios. Entonces, al ver la obra, conecté con el teatro y le pedí el favor a mi hermana de que hablara con su amiga y que esta hablara con su hermana para que me invitaran al grupo de teatro.
¿Y con la escritura de dramaturgias?
En el colegio, el mismo lugar donde encontré la pasión por el teatro, me empecé a interesar por la escritura y me gané dos concursos de cuento. Leo esos cuentos hoy y me parecen malucos, pero creo que para la edad que tenía era chévere hacer ese tipo de cosas. Ese fue el inicio, después paré mucho tiempo hasta que en el año 1997 un amigo me dijo que escribiera una obra para una convocatoria, la obra se llamó Perlas de gato, lamentablemente hoy en día no queda ningún registro de esta obra, esa fue la primera obra grande que escribí completa.
De las obras que ha escrito, ¿cuál es la que más lo representa?
Es muy difícil escoger, porque cada una tiene que ver con un contexto distinto y obedece a un momento diferente de mi vida. No hay una obra que me mueva más que otra, son muy diferentes, creo que tienen que ver con lo que pasa conmigo, pero también con lo que yo me estoy preguntando en el tiempo determinado en el que estoy escribiendo la obra.
¿Cuál es la diferencia entre la escritura literaria y la escritura de dramaturgias?
Creo que la principal diferencia radica en las estructuras; mientras en la literatura y el cine aún predomina la estructura de los grandes relatos, es decir, historias que se cuentan acción por acción y se van encadenando, en las dramaturgias se les da más importancia a las emociones, a lo que está sucediendo en el momento presente.
¿Cómo es su proceso para la escritura de un guion?
Son muy fuertes los procesos de escritura de un guion, porque existen muchos géneros y todos tienen un contexto diferente, así que no tengo una estructura para la creación de guiones.
¿Qué es lo más importante que deben aprender sus alumnos?
No me considero un profesor, ni un maestro, sino un aprendiz. Intuyo que hay unos elementos importantes en el aprendizaje, lo que yo les digo a mis estudiantes es que aprendan las normas, aprendan las estructuras, pero también aprendan a quebrantarlas, porque cuando uno rompe las reglas encuentra otras posibilidades, encuentra su propio estilo y puede incluso sorprenderse a uno mismo. Por otro lado, también considero muy importante que lo que uno escriba tenga que ver con lo que uno quiere decir.
En su obra Tomates secos, ¿cómo logró tomar un tema tan difícil como lo es el de la violencia en Colombia y convertirlo en arte?
Me senté a escribir esa obra a partir de la imagen generadora: la matanza, el acontecimiento mismo de varios hombres que asesinan a diez campesinos y los dejan tirados por el suelo. Esa sola imagen es el principio sensible, para mí la sensibilidad es la conexión con lo que uno quiere escribir, porque le gusta mucho, porque le apasiona. Luego, lo que hago es hacer una escaleta de posibilidades, definir ¿qué quiero decir con esta tragedia? A partir de esta masacre ¿a mí qué me interesa contar? Cuando yo pienso en la masacre la relaciono con la palabra fracción, esos cuerpos fraccionados, distribuidos, triturados por todo el patio. Finalmente, utilizo el concepto de fracción para escribir esta obra en tres actos.
¿Qué proyectos tiene para el futuro?
Yo voy caminando despacio, tomándome mi tiempo. Creo que sería mejor responder con una pregunta: “¿Qué quiero que venga para mí?”. Por ahora me estoy metiendo más con mi amigo el séptimo arte, estoy comenzando con la escritura de guiones; de hecho, ya coescribí un guion cinematográfico con un amigo, ese guion actualmente va por su tercera versión. Además, en esta pandemia escribí uno en solitario, ya tengo el primer borrador. Por otra parte, les cuento que entre el 26 de octubre y el 7 de noviembre estaré participando en el Mundial de Escritura, organizado por el escritor Santiago Llach.