Carta de la Tierra a ti, ser humano
Texto & fotografías por Martín Uribe V.
Locución por Luzma
A ti, mi humano,
Es lamentable que esta situación nos haya traído hasta aquí. Pero ambos sabíamos que algo andaba mal. Lo veíamos venir. Tal vez no sea el mejor momento para escribirte, pero si no lo hago ahora, entonces no sé cuándo entenderás lo que siento.
De pronto fue eso lo que nos faltó: diálogo, empatía, no sé, creo que no me comprendes y aunque a veces veo destellos de ternura en tus ojos, al instante te conviertes en un desconocido, cambia la expresión en tu rostro, no eres tú. Me lastimas y peor aún: te lastimas.
Eres el ser al que le he entregado todo, has dispuesto de mí como has querido, y aunque muchas veces grité mi dolor, no lo escuchaste o no te importó. Intenté llamar tu atención de muchas maneras y ninguna me sirvió, pasabas sobre mí y ni me veías. Y yo, ahí, dándote todo.
Independiente de si esta relación continúa o no, quiero que sepas que te perdono. Y te agradezco lo mucho que me has enseñado. No importa que incendies mis emociones, no importa que descongeles mi alma.
La pregunta no es si yo te perdono, ya lo he hecho muchas veces. La pregunta es si tú te quieres perdonar. Y hasta que no lo hagas sinceramente, nada de esto va a cambiar.
En este punto siento que debo ponerte un límite. Sé que luchas con tus emociones, y que no comprendes del todo lo que está pasando en este momento. Debo educarte, así te cueste la vida. Una parte de ti me está haciendo daño, pero al final del día solo tú te haces daño.
¿Por qué insistes en pelear conmigo si eres parte de mí? Deja de creer que me destruyes porque no es así. Aquí la única víctima eres tú. Al final tu depresión y tus problemas de autoestima son un efecto secundario de tu falta de amor.
¿Qué pasó? ¿En qué punto te perdiste? Yo siempre voy a estar aquí, donde siempre he estado, contigo o sin ti. No eres el primero que ha recorrido mi piel y, al paso que vas, no serás el último, alguien te reemplazará.
No te ofendas, todo lo que digo es para que pienses, aprovecha este tiempo que nos estamos dando. Quisiera pensar que después de esto serás mejor, como antes, cuando amarnos no era tóxico. Sin embargo, una parte de mi fe en lo nuestro, ya se agotó.
Ya hemos pasado por esto y sí, al principio tienes actitud de cambio, todo parece ir bien y luego una nueva desilusión.
No sé en qué planeta vives o a cuál pretendes llegar. Pero yo no estoy dispuesta a esperar un cambio toda la vida. Solo hay dos caminos: o cambias y me conquistas de nuevo, o simplemente esto se extingue, al igual que tú has extinguido fragmentos de mi vida.
Aprovecha este tiempo, llora, sufre y recupérate. Yo ando haciendo lo mismo a mi modo así no lo entiendas. No te he dejado de amar, sigo aquí para ti, pero una cosa es el amor que te tengo y otra muy distinta la forma en que lo recibes.
Creo que he sido clara contigo y perdona si en este momento sientes que te hago daño, espero que algún día me lo puedas agradecer, incluso reírnos de esto y contar la historia de una simple cicatriz.
Espero que nuestros hijos no repitan esto que ahora vivimos y que algún día podamos mirarnos a los ojos sin rencor, ni odios, ni ambiciones. Desnudos, como en el origen.
Y que para entonces, nuestra única pretensión sea amarnos.
Desde mi raíz,
Tu Tierra
Es lamentable que esta situación nos haya traído hasta aquí. Pero ambos sabíamos que algo andaba mal. Lo veíamos venir. Tal vez no sea el mejor momento para escribirte, pero si no lo hago ahora, entonces no sé cuándo entenderás lo que siento.
De pronto fue eso lo que nos faltó: diálogo, empatía, no sé, creo que no me comprendes y aunque a veces veo destellos de ternura en tus ojos, al instante te conviertes en un desconocido, cambia la expresión en tu rostro, no eres tú. Me lastimas y peor aún: te lastimas.
Eres el ser al que le he entregado todo, has dispuesto de mí como has querido, y aunque muchas veces grité mi dolor, no lo escuchaste o no te importó. Intenté llamar tu atención de muchas maneras y ninguna me sirvió, pasabas sobre mí y ni me veías. Y yo, ahí, dándote todo.
Independiente de si esta relación continúa o no, quiero que sepas que te perdono. Y te agradezco lo mucho que me has enseñado. No importa que incendies mis emociones, no importa que descongeles mi alma.
La pregunta no es si yo te perdono, ya lo he hecho muchas veces. La pregunta es si tú te quieres perdonar. Y hasta que no lo hagas sinceramente, nada de esto va a cambiar.
En este punto siento que debo ponerte un límite. Sé que luchas con tus emociones, y que no comprendes del todo lo que está pasando en este momento. Debo educarte, así te cueste la vida. Una parte de ti me está haciendo daño, pero al final del día solo tú te haces daño.
¿Por qué insistes en pelear conmigo si eres parte de mí? Deja de creer que me destruyes porque no es así. Aquí la única víctima eres tú. Al final tu depresión y tus problemas de autoestima son un efecto secundario de tu falta de amor.
¿Qué pasó? ¿En qué punto te perdiste? Yo siempre voy a estar aquí, donde siempre he estado, contigo o sin ti. No eres el primero que ha recorrido mi piel y, al paso que vas, no serás el último, alguien te reemplazará.
No te ofendas, todo lo que digo es para que pienses, aprovecha este tiempo que nos estamos dando. Quisiera pensar que después de esto serás mejor, como antes, cuando amarnos no era tóxico. Sin embargo, una parte de mi fe en lo nuestro, ya se agotó.
Ya hemos pasado por esto y sí, al principio tienes actitud de cambio, todo parece ir bien y luego una nueva desilusión.
No sé en qué planeta vives o a cuál pretendes llegar. Pero yo no estoy dispuesta a esperar un cambio toda la vida. Solo hay dos caminos: o cambias y me conquistas de nuevo, o simplemente esto se extingue, al igual que tú has extinguido fragmentos de mi vida.
Aprovecha este tiempo, llora, sufre y recupérate. Yo ando haciendo lo mismo a mi modo así no lo entiendas. No te he dejado de amar, sigo aquí para ti, pero una cosa es el amor que te tengo y otra muy distinta la forma en que lo recibes.
Creo que he sido clara contigo y perdona si en este momento sientes que te hago daño, espero que algún día me lo puedas agradecer, incluso reírnos de esto y contar la historia de una simple cicatriz.
Espero que nuestros hijos no repitan esto que ahora vivimos y que algún día podamos mirarnos a los ojos sin rencor, ni odios, ni ambiciones. Desnudos, como en el origen.
Y que para entonces, nuestra única pretensión sea amarnos.
Desde mi raíz,
Tu Tierra
Este contenido hace parte del especial
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