En el transcurso de estos días, he estado viviendo ciertas experiencias y momentos difíciles en mi vida, lo que me ha hecho reflexionar y cuestionarme sobre el valor de la música en la vida del ser humano.
Desde que estamos en el vientre de nuestra madre, los primeros estímulos que percibimos del mundo exterior son a través de la escucha y no es casualidad que, a lo largo de nuestra vida, tengamos una forma de arte que se disfrutada desde este mismo sentido, construida a partir de sonidos y silencios. La música es una de las siete ramas del arte, pero a diferencia de sus hermanas funciona como una linterna en la oscuridad.
Todos vivimos con una especie de banda sonora, tenemos canciones para escuchar cuando hacemos ciertas actividades, otras que nos recuerdan ciertos momentos especiales de nuestra vida y, algunas, las escuchamos y catalogamos según nuestro estado de ánimo. Es esto lo que hace a la música especial, que está presente en todas y cada una de las facetas de nuestra vida. Las personas, en su mayoría, cuando experimentan un sentimiento negativo o positivo, no acompañan esa experiencia con otras formas de arte que se ven en galerías o se leen en libros, lo hacen con sonatas que vibran a la par de cada emoción, de cada pensamiento.
Según la RAE, la catarsis “es un efecto purificador y liberador que causa la tragedia en los espectadores suscitando la compasión, el horror y otras emociones”, y justo eso la música, una forma dejar salir, de revelar, de vivir, de expresar e, incluso, de conectar con los sentidos a través de la experiencia de vibrar y vivir con el arte.
¿El arte más empático de todos?
Es simple: la música crea una relación estrecha entre el artista y quien está al otro lado, escuchando, vibrando, dejándose atrapar y, a su vez, crea un sentido de comunidad entre los seguidores y consumidores activos de artistas y de géneros. Un ejemplo claro de esto son todas las tribus urbanas que se despliegan por las redes sociales creando toda una cultura a partir y a través de ese ritmo con el que conectan.
Es esta relación, creada entre el artista y la audiencia, la que dictamina toda la empatía detrás. Las canciones funcionan como conversaciones de amigos donde se cuentan experiencias, se expresan emociones y se aconseja. Pero, también, es un espacio para la identificación y la apropiación. Esto no significa que para que una canción pueda transmita una emoción se tenga que estar plenamente identificado con la temática que trata o con la letra.
4 Your Eyez Only, por ejemplo. es una carta de casi nueve minutos de J. Cole hacia su hija y yo… sí, yo como consumidor. Y no necesito formar una familia o tener una hija para establecer una relación con esta canción y llorar mientras la escucho..
De igual manera, la música también afecta la manera en cómo comunicamos nuestras emociones hacia otras personas y nuestra percepción de estas. ¿Quién no le ha dedicado una canción a alguien que le gusta? ¿Quién no tiene una canción que describa a la perfección una situación amorosa problemática? ¿Quién no tiene una canción que reviva un recuerdo valioso con un amigo? Ciertamente, como dicen Nujabes y Shing02 en una canción del álbum Modal Soul:
“It’s funny how the music put times in perspective, add a soundtrack to your life and perfect it”.
Estos últimos 15 días han sido un poco raros y caóticos emocionalmente para mí: me siento como Job cuando Dios le entregó todo solo para después arrebatárselo de un momento para otro. La música me ha acompañado activamente en los buenos momentos que he tenido , pero, también, ha estado presente en lo más bajo. Cuando sentía que todo el peso de mis emociones estaba a punto de quebrar mi espíritu, escuché Alright. Kendrick Lamar al inicio de esta canción profesa:
“Alls my life I has to fight, nigga
Alls my life I
Hard times like, yah!
Bad trips like, yah!
Nazareth, I’m fucked up
Homie, you fucked up
But if God got us then we gon’ be alright”
Esto demuestra claramente que, aunque cambie en contenido, forma, ritmo o letra, la música es un arte que nos atraviesa de la misma manera a todos y nuestra relación con esta es más fundamental y profunda de lo que se ve a simple vista.