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“La obra comienza cuando das click a la otra cara de mi vida”

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“La obra comienza cuando das click a la otra cara de mi vida”

Un día, Catalina encontró un trabajo que le cambiaría la vida. Dejaría de lado su moral para hacerse desear por miles de hombres que la esperan detrás de una pantalla. Se convirtió en Annie, su otro yo, una modelo webcam.

“Cuando llego a mi escenario siento ganas de trabajar y hacer mucho dinero. Me preparo antes de que caiga el telón: me pongo el vestuario, me maquillo y me miro en el espejo para confirmar el personaje de mi monólogo que es una mujer coqueta, sensual, quien sonríe desde que comienza la función.

Ella se toca mucho el cabello y es tierna, un poco angelical. Me convierto en una niña con muchas necesidades, haciendo de esto la estrategia principal para que, cuando comience a actuar, mis usuarios sientan pesar por mí y me quieran ayudar más económicamente”.

Quien habla es Annie, una joven de unos 18 años, piel canela, ojos rasgados cafés oscuros, pómulos grandes y cabello castaño oscuro. Tiene contextura delgada, cintura pequeña y senos de proporción acorde con su cuerpo.

Viste ropa interior de color pastel y en ocasiones vinotinto y negro (depende de si se quiere ver como una chica sensual y mayor, o más joven). Le gusta usar poco maquillaje, algo muy natural que la haga ver inocente.

Annie es ambiciosa y tiene claro que en su vida la prioridad es cumplir sus sueños, sin importar qué tenga que hacer para llegar a ellos.

Su otro yo
Estos son algunos de los elementos de trabajo de la modelo.

Catalina –su nombre en el mundo real– es una mujer sencilla que durante su vida ha demostrado la inmensa fortaleza que tiene. Annie y Catalina se vuelven una sola mujer, con ansias de vivir la vida a su manera y sin depender de nadie.

El mundo del modelaje webcam fue el medio que encontraron para obtener lo que tienen, vendiendo servicios eróticos virtuales a sus clientes, un negocio que está dándole la vuelta al mundo.

Catalina es una chica de 21 años, con una personalidad muy alegre, tiene muchas amistades y le gusta compartir tiempo con ellas. Le encanta ir de fiesta y, cuando sale, vestirse con elegancia: blusas cortas, faldas y zapatos altos, maquillaje fuerte para resaltar su belleza y verse como una mujer sensual.

Cuando está en un día común le gusta un estilo relajado con pantalones rotos, tenis y camisetas. Ir de compras es el mejor plan para ella y en su armario es muy importante la ropa de marca.

"Ponte cómoda, siéntete en tu casa, me voy a cambiar y ya regreso"
El lugar de trabajo

Cuando Annie y yo llegamos a su trabajo, Catalina se esfumo por completo.

El lugar se veía muy tranquilo: por fuera es una casa grande en un barrio común y corriente de Medellín, pero de puertas para adentro hay un mundo diferente, un mundo donde hay muchas personas con una mentalidad un poco más amplia que la que tiene la sociedad que los juzga.

Al entrar sentí tranquilad: todo era muy moderno, limpio y toda la casa tenía olor a menta. Para la decoración utilizan colores claros, blanco, negro, beige y café.

El lugar tiene 15 habitaciones, todas muy amplias, que incluyen una base cama con colchas gris claro, una ducha con piso de madera (el diseño es similar a un sauna) y un vidrio que la separa de la cama, un escritorio con dos computadores de mesa, ventilador y una luz led de fotografía. Las piezas están decoradas con lámparas colgantes color beige y las paredes tienen un tapiz dorado.

Entramos a la habitación de Annie.

–Ponte cómoda, siéntete en tu casa, me voy a cambiar y ya regreso –dijo ella.

Al volver tenía puesta una bata oro rosa y traía en sus manos una caja.

–¿Y eso qué es?

–Mira, te voy a mostrar mi kit de trabajo mientras desinfecto todo –me respondió.

Comenzó a mostrarme algunos de sus juguetes sexuales que ofrecía en su perfil. Eran dos dildos y dos objetos llamados Lush. Son para vender a lo usuarios el manejo de este juguete que va dentro del cuerpo de la modelo, para que ellos controlen las vibraciones y velocidades durante cierto tiempo.

Luego comenzó a conectarse a la página web y a organizar las cámaras.

–¿Cómo empezaste en este mundo de los modelos webcam?

Con confianza y tranquilidad, respondió.

Annie conectada a las plataformas de transmision webcam.
Te voy a contar mi historia…

“En 2019 yo estaba buscando trabajo, ya que mi mamá no tenía dinero para pagarme la universidad y no podía estudiar. En eso me llamaron para ser vendedora en una tienda de ropa. Esa misma semana una amiga y el novio me dijeron que estaban montando un estudio de modelos webcam y que si quería trabajar allá.

Me llamó la atención ya que sabía que las personas que trabajan en esto ganan mucho dinero, entonces sin pensarlo rechacé la oferta como vendedora y comencé a trabajar en el estudio de mis amigos.

Yo fui la primera modelo en trabajar con ellos. Los tres éramos inexpertos en el tema y ellos decidieron asociarse con un señor que decía tener mucha experiencia en esto y lo dejaron encargado de estar todo el tiempo en el estudio pendiente de los equipos.

Empezaron a pasar los días y yo no me sentía bien en ese lugar: era un apartamento de tres habitaciones y tenía camas viejas. Era un lugar muy oscuro, los computadores eran lentos y se sentían malas energías.

El señor siempre llegaba borracho y drogado cuando estábamos trabajando. Llegó un momento en el que me trataba mal y me decía cosas con morbo como: “Usted no va a servir en esto, lo suyo es ser actriz porno”.

De inmediato tomé la decisión de no volver porque él no me daba confianza. Solo trabajé durante dos meses y un tiempo después mis amigos me contaron que ese hombre les había robado todo su dinero.

Un poco aburrida por la mala experiencia, pero con la necesidad de trabajar, busqué otro estudio y comencé ahí.

Tenía mejores instalaciones, pero era muy desorganizado en los horarios y el aseo, por eso no se podía trabajar bien. Estuve ahí por cinco meses. Después me recomendaron el estudio en el que estoy actualmente. Aquí son muy organizados con todo, es un lugar cómodo y me ha ido muy bien”.

"Yo no siento nada de lo que hago, incluso en ocasiones me río de verme haciendo cuanta estupidez se les ocurre a mis clientes"
Los servicios que ofrece

“En mi perfil tengo como el menú de un restaurante, pero en este caso es el menú de los servicios que vendo, algunos de ellos sexuales y otros no. Tengo abierto mi club de fans, el que quiera pertenecer tiene que pagarme diez dólares mensuales y el privilegio es que me pueden hablar por mensaje interno cada vez que quieran.

También vendo una gran sonrisa por 111 tokens, que es la moneda que utilizamos en estas aplicaciones, y eso equivale a diez dólares. Algunos me pagan por mostrar mis pies o la garganta. Muchos de ellos pagan solo porque quieren tener alguien con quien hablar y contarle sus problemas.

Le pregunté si le gustaba su trabajo:

“Me gusta porque aquí soy una actriz con un personaje llamado Annie: todo lo que hago frente la cámara es actuación. Yo no siento nada de lo que hago, incluso en ocasiones me río de verme haciendo cuanta estupidez se les ocurre a mis clientes.

Además, es un trabajo muy cómodo ya que uno puede manejar su tiempo y decidir cuánto dinero se va a ganar, mas no es fácil, es de mucha paciencia porque todo puede pasar: entran personas de todo tipo, con energías muy diferentes”.

Las fantasías más extrañas
La habitacion desde donde Annie realiza las transmiciones como modelo webcam.

Mientras Annie transmitía en la página, apagaba el micrófono y me contaba sobre sus anécdotas. Una de ellas fue la situación más rara que ha tenido en su trabajo, entre risas me contaba:

“Una vez un cliente me dijo que tenía una fantasía sexual con una sirena, que entonces me mandaría una foto para que yo dibujara en mi cuerpo las branquias. El hombre quería que yo me metiera en la ducha, me tocara el cabello y respirara por la boca muy fuerte mientras me caía el agua en la cara. Fue algo muy raro, pero sin problema lo hice”.

Tocaron la puerta de la habitación y era una de las modelos amiga de Annie. Ella entró y comenzó a hablar conmigo mientras Annie seguía con su trabajo. Su nombre es Julia. Es una mujer de 30 años, tiene cabello corto color rojo al alto del cuello, piel blanca, contextura delgada y baja estatura. Habla tranquila sobre lo que hace:

“Claro que lo disfruto, mientras esté haciendo plata nada me molesta. Desde que comencé a trabajar en esto me llamó mucho la atención y me gustó desde el primer día.

Yo iba para una entrevista, pues me habían llamado de un call center de mantenimiento de chimeneas y cuando llegué me dijeron que era un camuflaje, que ellos ahí tenían era un estudio de modelos webcam, que si a mí me interesaba. Me metí a ensayar y me gustó. Uno gana muy bien, desde entonces llevo 12 años trabajando”.

Supuse que tenía muchas anécdotas para contar y me dijo que las historias más raras de su trabajo son dos:

“En una ocasión un hombre me dijo que los dos nos viéramos en la cámara, entonces así fue. Él me pagó por eso y cuando salió en la cámara estaba disfrazado de bebé. Tenía como cuarenta años, hablaba y se comportaba como un bebé.

La otra experiencia muy extraña fue que una vez el cliente me dijo que le mostrara mis dientes y que me colocara una pinza de odontología para abrir la boca. Esas experiencias me dan mucha risa”.

"Tenía como cuarenta años, hablaba y se comportaba como un bebé"
Una vida como cualquier otra

Annie terminó su tiempo de transmisión y se sentó a hablar con nosotras. A medida de que la conversación avanzaba me fui dando cuenta que las dos son mujeres que disfrutan de su trabajo, pero les produce mucha ansiedad estar encerradas tantas horas en una habitación.

También que hay días buenos y otros no tanto: a veces están sentadas durante horas y no hay clientes. Dicen que sin importar que estén pasando por un mal momento tienen que mostrar su mejor sonrisa, actuar y fingir todo lo que les piden.

Afirman que hay clientes no tan amables que creen que ellas son un juguete. Les toca aguantárselos y hacerles entender que son ellas quienes ponen las condiciones. Aunque aclaran que muchos otros solo entran a estos sitios web para comprar su compañía y son buenos con ellas.

No piensan quedarse toda la vida en ese mundo. Dicen querer estudiar y ser profesionales, pero mientras llega el momento seguirán como actrices, hasta cuando el telón no vuelva a levantarse para empezar la función.

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