Skip to content

Capítulo 4: El verdadero camino hacia la innovación

Compartir:
Capítulo 4
El verdadero camino hacia la innovación
Por Carlos Mario Correa Soto

Apoyo informativo:
Camila Bettin Escobar,
Juanita Donato García
Eloísa Barriga Arango

Juan Esteban, en su recuerdo, sigue instalado en diciembre de 2017 sin todavía saber cómo prender el motor de su empresa de cereales saludables, pero soñando despierto con llegar a una meta ambiciosa.

—En ese momento tan incierto tomé la decisión de que mi próxima meta sería participar el 15 de febrero de 2018 en Expofitness, la feria saludable más importante de América Latina. Si mi producto era la respuesta a esta exigencia de una alimentación saludable para la generación fit, entonces yo debería estar allí con mis cereales.

Se dice que cuando todo va mal, tiende a empeorar; y eso, justamente, le estaba pasando a Juan Esteban.

Diana, su novia, quien lo había impulsado a valorar la alimentación responsable y sabía leer tablas nutricionales, muy preocupada, lo llamó por teléfono y le dio una noticia que lo petrificó: sus cereales saludables, no eran saludables…

El ñame, cacao y café, productos hasta ese momento no utilizados para la producción de cereales, fueron la primera apuesta innovadora de la empresa Casai. Foto Simón Barrera.

Su exsocio le había vendido, además de una empresa en quiebra, una mentira. En la tabla nutricional de sus cereales aparecían valores de cero azúcar y cero sodio, pero los ingredientes contenían sal, panela y miel de caña.

El examen científico del producto, a través de una prueba de laboratorio que se conoce como examen bromatológico, certificó con mucha contundencia que, en efecto, sus “cereales saludables” no tenían nada de saludables.

—Sencillamente, yo había comprado una mentira; el cereal de sabor dulce y provocativo, que además la gente consumía sin remordimientos porque pensaba que era saludable, resultó ser una verdadera farsa.

En este punto, corriendo los días de diciembre de 2017, la situación de Juan Esteban y su proyecto como emprendedor era el siguiente: solo faltaban dos meses para Expofitness y, ahora sí de verdad, estaba en ceros: cero empresa, cero cereal, cero saludable, cero producto, cero capital.

¿Qué podía hacer?

En este libro, Juan Esteban Garzón cuenta en detalle su historia y la de Alimentos Casai.
A punto de tirar todo a un lado

—Sentí decepción, incertidumbre; tenía muchas emociones encontradas, pero por encima de todo existía una realidad más importante que mis problemas: la honestidad no se negocia, con los consumidores no se puede jugar. Y pensaba; qué tal un paciente diabético buscando mis cereales porque no tienen azúcar. La reputación de una marca o de un empresario mentiroso jamás se recupera, es como devolver una flecha que ya se lanzó.

La idea de renunciar a su proyecto como emprendedor invadió todos los sentidos de Juan Esteban, a quien lo atormentaban preguntas como: ¿qué le iba a decir a su papá que había invertido todo el dinero que había ganado en sus años de trabajo en algo que era un engaño? ¿Cómo le explicaba a su mamá, que siempre había creído en él, que su proyecto ya no tenía futuro?

De nuevo se dejó llevar por el instinto, “ese diálogo interno que camina entre la obsesión y la esperanza”.

—No podía renunciar y no lo hice; decidí sacar del mercado el cereal fraudulento  y tenía la convicción absoluta de que yo podría formular un cereal verdaderamente saludable y que, además, supiera delicioso.

Su reto para seguir adelante era:

—Tenía dos meses para formular un cereal sin sodio, sin conservantes y sin azúcar, y ese era el regalo que yo le pedía a la Navidad de 2017.

Pero no tenía ni idea de cómo lo iba a lograr.

Explorar con sabores nativos

Mientras comenzaba a buscar soluciones casi milagrosas para su empresa moribunda, contra el reloj, se puso a analizar al mercado mundial de los cereales y a cómo resolver el principal desafío que tienen los productores y lo emprendedores de esta industria: ¿cómo aportar dulzura sin azúcar?

En su cabeza caliente de emprendedor se hacía una pregunta que lo afligía a la vez que lo cautivaba: ¿Por qué no podía él mismo desarrollar un cereal con formulación saludable, con elementos propios de sus ancestros colombianos y con un sabor exquisito?

Y allí empezó su obsesión por investigar y experimentar con productos como el ñame, el cacao y el café.

—Mi visión y mi misión era producir un cereal con calidad internacional, pero con sabor local. Quería innovar con ingredientes y sabores nativos, asociados a raíces culturales que implicaran pertenencia, identidad, sabiduría ancestral y un regreso nostálgico al concepto de salud con elementos propios de nuestro país.

Era un momento coyuntural y Juan Esteban, siempre impulsado por el instinto, ya tenía claro que el camino correcto para su emprendimiento como empresario era la nutrición nativa,y ahora tenía que darle un nombre, un nombre que representará su sueño, su filosofía de vida o una manera saludable de vivir la  vida.

En 2020 se lanzó en Medellín el libro “Una segunda oportunidad – Paz, postconflicto, reconciliación y buen gusto”. Aquí, su autor, Juan Esteban Garzón, firmando ejemplares a los primeros compradores. Foto Juan Gonzalo Betancur
Casai = vida

La palabra clave era vida y, precisamente en esos días, descubrió que en lengua quechua “vida” se dice “casai”, así que de allí surgió el nombre para su empresa: Alimentos Casai.

—Casai era mi esperanza de vida como emprendedor.

Llegaron el 24, el 25, el 28, el 31 de diciembre y, embodegado con tres operarios que le dieron su apoyo incondicional, bajo la luz de dos lámparas viejas, en un espacio sin muebles, alejados de sus familias, hacían hasta el agotamiento pruebas y formulaciones buscando producir cereales sin químicos con productos colombianos nativos: ñame, cacao, café.

—Sabíamos muy bien lo que queríamos; el problema ahora era si seríamos capaces de conseguirlo a tiempo; queríamos hacerlo con un sello nacional, con calidad de exportación de Colombia para el mundo; y además, todos acordamos que la sinceridad era el único camino productivo y por eso haríamos todos los exámenes bromatológicos necesarios hasta encontrar la fórmula ideal de un cereal que pudiéramos vender orgullosamente en el mercado.

El triunfo en el último intento

Llegó el primero de enero del año 2018 y todavía no daban con el resultado ideal.

Para esa fecha ya habían realizado 14 exámenes bromatológicos —cada uno de ellos con un costo de 4 millones de pesos— pero siempre aparecían residuos de azúcar o sodio.

—Entre la desesperación de un sueño que se escapa y la obsesión de probar por última vez, le pedí a mi papá que me prestara dinero para el examen bromatológico número 15 que debía ser el último porque ya no tenía más presupuesto para seguir con  las pruebas.

—Vea hijo, le voy a dar la plata para esta última prueba. Si no sale como es, lo mejor es pasar página —dijo el papá de Juan Esteban con desesperación…

El 2 de enero, Juan Esteban fue con sus tres mosqueteros a la plaza de mercado mayorista y compraron varios kilos de ñame, los pelaron, los deshidrataron y comenzaron a formular y a experimentar con el producto, jugando su último juego.

Es mismo día llevaron el producto al laboratorio para el examen bromatológico. Y se fueron a sus casas para a esperar que les dieran aviso del resultado.

—El 15 de enero me llegó el resultado del último ensayo, el número15. Para mí esa fecha es inolvidable. Recuerdo que recibí un sobre, lo abrí, me senté en la calle y me puse a llorar, pero esta vez de alegría.

El comienzo de 2018 fue clave para el surgimiento de Casai, primero con la fórmula para hacer cereal sin azúcar y luego con su primera aparición en público en la feria Expofitness, relata Juan Esteban Garzón. Foto Juan Gonzalo Betancur
Pero solo es el comienzo

Juan Esteban se pasa las manso por su cabeza y continúa evocando aquel momento definitivo en su historia como emprendedor empresarial:

—Ese 15 de enero de 2018 trajo a mi vida la primera gran noticia desde que había comenzado mi aventura con Casai en septiembre de 2017.

2018, la primera luz en ese túnel de incertidumbre, problemas y frustraciones que había tenido hasta ese momento.

—Ese 15 de enero me volvió el alma al cuerpo, abracé a mis padres, a mi novia, a mis trabajadores y lloré con ellos; ese día, por fin, en el examen bromatológico número 15, habíamos desarrollado el primer cereal de ñame sin sodio, sin químicos, sin azúcar; no solo de Colombia, sino también del mundo.

Ahora sí, Juan Esteban y su empresa Alimentos Casai se podían lanzar al mercado.

—Ya teníamos un producto, un nombre que respaldaba una filosofía de nutrición saludable y todo empezaba a encajar como un rompecabezas de sueños y hojuelas de cereal que debía coincidir perfectamente para el lanzamiento en Expofitness 2018.

Pero, para llegar a ese momento soñado de presentar en sociedad su producto, y el cual curiosamente también estaba programado para un día 15, el 15 de febrero, Juan Esteban tendría que transitar un camino lleno de desconcierto e incertidumbre que lo desvelaba, aunque con la su mirada distanciada de hoy lo hacen estar seguro de que “las dificultades son el motor que impulsa la creatividad y la capacidad estratégica de los emprendedores”.n

Compartir: