Texto por Deisi Valeria Gómez y
Estefanía Montes.
Ilustración por Isabela Muñoz.
Una joven de escasos recursos, que fue abusada durante su infancia por su padre, decide hacer parte de la guerrilla. Su tarea, encomendada por su comandante, fue realizar trabajo clandestino en el pueblo de Guayabal. Allí se enamora de su enemigo: Un soldado al que decide ayudar tras el cese de un enfrentamiento entre los dos bandos, sin saber que ese sería el comienzo de su historia de amor. Estos son los hechos principales que inspiran el libro Más allá de la noche, publicado en 2004, del escritor recientemente fallecido Germán Castro Caycedo.
El 27 de diciembre de 2000, en Guayabal, Cundinamarca, a eso de las siete de la noche, ocurrió un enfrentamiento entre la guerrilla y el Ejército. Alejandro, uno de los soldados enviados a realizar este operativo, tuvo varias lesiones. Sediento tocó a la puerta de una de las casas que había allí. Una joven mestiza, de cabello oscuro, de unos veintitrés años, que hacía parte del frente de las FARC, abrió la puerta y le dio algo de beber. “El gusto fue inmediato”, dice Alejandro en el libro de Castro Caycedo.
Eloísa nació en una familia con pocos recursos y siendo tan solo una niña padeció maltratos físicos y abusos sexuales por parte de su padre, a quien ella apodó Demonio. Su madre es quien decide irse a vivir a Guayabal, cuando Eloísa tenía cinco años. El papá fue a buscarlas para reclamar la custodia de su hija. Después de mucho evitarlo, Eloísa vivió con él dos años. Ella no aguantó la situación de abuso, así que se devolvió a vivir con su madre, pero la carga económica que generaba era mucha, por lo que una noche, al salir de la casa, decidió ingresar a la guerrilla, huyendo así del hambre, la pobreza, el maltrato y la falta de oportunidades.
Eloísa, siendo una adolescente de trece años, se sometió a una vida de duro entrenamiento, presenció masacres y muertes sin sentido. Después de pasar dos años en esto, el comandante guerrillero vio conveniente enviarla al pueblo a hacer tareas en la clandestinidad, fue allí donde conoció a Alejando, en aquel enfrentamiento.
Tiempo después se fueron a vivir a Bogotá, en donde iniciaron una nueva vida. Ella empezó a trabajar en una biblioteca, en donde se enamoró de la lectura. “Cayó en mis manos un libro y en él vi otro anochecer”, dice en el libro. Alejandro siguió ejerciendo un tiempo su labor, hasta que se encontró unas caletas con millones de dólares pertenecientes a la guerrilla.
Estas historias y su desenlace aparecen en el libro Más allá de la noche, de Germán Castro Caycedo, quien pasó cuatro meses realizando entrevistas a la caza de esta historia tan colombiana, que nos captura entre la violencia y la ternura.