La vacuna y la esperada normalidad para estudiantes y docentes
Simón Barrera
Más de 168 millones de niños en todo el mundo se vieron obligados a tomar clases virtuales una vez la puerta de los colegios fue cerrada, según datos publicados por Unicef. Ahora, con la apertura del comercio y la vacunación de los docentes, el retorno a las aulas de clase está cada vez más cerca, sim embargo a la fecha de hoy solo el 10 % de los estudiantes ha regresado a la presencialidad.
Durante más de un año, niños y adolescentes han recibo sus clases a través de plataforma como Zoom, Meet o Teams; hecho que ha impedido la socialización en espacios, como parques, aulas, canchas y demás lugares de interacción en los que la vida social de los niños se llevaba a cabo. En primaria y en secundaria, la educación que se brinda en el aula es tan importante como la integración de los estudiantes en los espacios que comparten con sus amigos y profesores.
Como todo, este modelo educativo tiene sus pros y contra, y desgraciadamente en este caso no es la expresión más adecuada, pues él mismo ha impedido que las relaciones socioafectivas y cognitivas se den en el aula virtual, hecho que se ve reflejado en la salud mental de muchos de los estudiantes, puesto que el único lugar en el que pueden desarrollarse socialmente es en su casa.
Las clases virtuales han significado para muchos mayor flexibilidad, pues estas pueden ser tomadas en cualquier lugar, los horarios en ocasiones son más cómodos y los estudiantes tienen la facultad de acceder al material preparado por el docente (explicaciones, grabaciones, videos y documentos) en cualquier momento, facilitando su proceso de aprendizaje. No obstante, la conexión a Internet ha puesto un obstáculo grande para muchos, en particular para quienes viven en zonas rurales o urbanas donde no hay acceso a este recurso o la conexión es deficiente.
El arribo del Covid-19 hizo que Internet se convirtiera en una herramienta indispensable para la formación y el trabajo desde casa; sin embargo, el acceso a este tiene un precio, el cual no todos pueden pagar.
Como docente de un grupo educativo con instituciones en La Ceja, Antioquia, y Facatativá, Cundinamarca, recuerdo a varios estudiantes que vivían en la zona rural decir que tenían que ir al pueblo a recargar el plan de datos de su celular para poder acceder únicamente a los talleres, subidos a una plataforma online, pues, desafortunadamente, decían ellos, los ingresos económicos del hogar no daban para hacer una recarga que les permitiera conectarse a la clase online que yo dictaba los jueves.
Lamentablemente, en Colombia solo 1 de cada 6 hogares de zonas rurales cuenta con la posibilidad de acceder a Internet, hecho que en cifras es aún más lamentable, puesto que la cobertura de este no supera el 10 % en las zonas más alejadas de los cascos urbanos, esto según datos del MinTIC (https://mintic.gov.co/portal/inicio/Sala-de-Prensa/MinTIC-en-los-Medios/135808:El-nuevo-plan-del-Gobierno-para-conectar-a-las-zonas-rurales)
A esta problemática, se le suma el hecho de que la gran mayoría de los hogares en el país no cuentan con las condiciones idóneas para teletrabajar y mucho menos para teleestudiar.
A lo largo de este último año he vivido, junto a mis estudiantes, una impersonalización de la educación, en la que varios de ellos, de diversos municipios, nunca se han visto a la cara, han estrechado sus manos, han compartido un descanso o han hablado sobre lo divertido que fue el partido o la película. Es curioso pensar que después de tanto tiempo compartiendo los espacios online ni siquiera los estudiantes se conozcan entre sí, y más curioso aún es que el aula de clase, lugar en el que solíamos reír, haya sido víctima de una despersonalización en la que nos sentimos separados de los procesos mentales o corporales (actividades físicas), como si fuéramos únicamente observadores.
La vacunación de los docentes ha generado una expectativa muy alta en los estudiantes y los padres de familia, pues, aunque los beneficios de la educación online han sido varios, los perjuicios también han sido muchos, enfocándome en este caso únicamente en los estudiantes de colegio. Desafortunadamente en el país, el sector educativo ha sido el último en abrir, y el 100 % de los docentes luego de más de un mes de campañas de vacunación aún no han sido vacunados. Quizá el panorama pinte ser muy positivo, nos obstante los hechos no demuestran ciertamente lo esperado.
Finalmente, cabe preguntarse si los colegios están preparados para retomar las clases cumpliendo con todas las medidas de bioseguridad y si el proceso de vacunación docente será eficiente para que los padres envíen de nuevo a sus hijos a las aulas de clase con mayor tranquilidad. Bueno, pues tocará esperar a ver cómo avanzan estos procesos y cómo finaliza el mes de junio para así sacar conclusiones y hacerse a una mejor idea del resultado del segundo semestre escolar del año.