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En los zapatos de una mamá 

Texto Daniela Díaz Morón

Audios Andrés Gómez Loaiza

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Los roles en la crianza de los hijos han ido cambiando con los años. Por eso, el concepto de “mapaternidad” cobra cada vez más relevancia. 

Antes, el papel de la mujer se ceñía a cosas como educar a los hijos y hacer las tareas domésticas. Pero con su inclusión en el mercado laboral, ahora son percibidas como más independientes y empoderadas.  

Esto también creó la presión para las mujeres de mantener niveles de productividad y competitividad en el trabajo, mientras que al mismo tiempo cuidan de sus hijos, cocinan y limpian la casa. Un poco complicado, ¿no?  

“Mapaternidad” es el acrónimo de “maternidad” y “paternidad” y se utiliza de forma que los roles de la madre y el padre en el hogar y la crianza no se vean como dos conceptos diferentes. 

Tener la responsabilidad del cuidado y la formación de una persona puede ser estresante, agobiante y, para algunas personas, uno de sus mayores orgullos, pero como cual lo vive diferente. 

Traemos las experiencias de Catalina Piedrahita, Juli Ángel –estudiantes de la Universidad EAFIT–, Bleidy Escobar –madre cabeza de familia– y Alejandro Guzmán –padre soltero–. 

Las perspectivas de Alejandro y Bleidy, al tener hijos que ya son adultos, difieren a las de Catalina y Juli, cuyas hijas aún son infantes. Nos adentraremos al día a día de estas personas. 

Catalina Piedrahita, siempre abierta a conversar 

Balancear la vida familiar, los hobbies, el trabajo o los estudios no resulta fácil. Ojalá fuera tan simple como chasquear los dedos y tener tiempo para todo. Pero eso es solo una fantasía. Además, cada uno tiene aspiraciones y metas diferentes en la vida.  

Hay quienes se sienten realizados como personas al dedicarse a su trabajo. Ese es el sentir de Catalina Piedrahita, madre de una niña de cinco años y estudiante de Comunicación Social en EAFIT. 

Es una mujer a la cual la llena su trabajo en gestión y coordinación de proyectos en el Ballet Metropolitano de Medellín. Para ella, esta es una parte fundamental de su vida, la cual disfruta y va más allá de solamente una rutina. 

“Cuando estoy con ni hija ya lo disfruto más porque tuve mi tiempo en el trabajo, en mi estudio o en mí para no hacer nada. Cuando soy mamá, pues soy mamá”: Catalina Piedrahita. Foto archivo personal. 

Este es uno de los momentos que la nutren como persona. Le llama “tiempo para ella” y esto incluye no hacer nada, estudiar, trabajar y tener salidas con su esposo. Porque es cuando tiene tiempo para sí misma, que puede gozar más estando con Lucrecia, su hija, y ponerse sus “zapatos de mamá”. 

Para diversificar su tiempo de esa manera se apoya en su esposo. Junto a él planea su semana, discutiendo abiertamente quién recoge a Lucrecia después del colegio, o quién preparará la comida. En su familia tienen la postura de que todo se puede conversar y esto incluye a Lucrecia. 

Aunque algunas personas creen que no se puede hablar con los niños —comenta— ella sabe que su hija la entiende cuando le explica que hay momentos en los que hay que trabajar y otros que son para estar en familia. 

Alejandro Guzmán: más allá de los roles tradicionales de género 

Así como se puede dialogar con un niño de cinco años sobre sus necesidades emocionales, también se puede hacer lo mismo con un adulto de 21 años. Porque a medida que pasa el tiempo, los padres son capaces de depender y delegar más a sus hijos. Tal es el caso de Alejandro Guzmán y su hijo Michel. 

Cuando Michel era pequeño, Alejandro tenía una rutina muy diferente a la de hoy. Antes tenía que estar pendiente del colegio de su hijo, de sus notas y repasar por su cuenta temas que no veía desde el colegio para lograr ayudarle. Y como padre soltero estaba a cargo de tener la comida lista, trabajar y cuidar de Michel. 

Sin duda, un panorama distinto al actual. Ahora que su hijo tiene 21 años, Alejandro puede depender de que Michel haga el almuerzo cuando él está muy ocupado con sus clases como profesor titular en la Escuela de Artes y Humanidades de EAFIT. 

“Yo siempre he estado muy en contra de esos roles [de género]. No porque sea feminista: a mí realmente no me parece que ningún ser humano que tenga que vivir solo pueda darse el lujo de no atender su hogar”: Alejandro Guzmán. Foto archivo personal. 

Aunque admite que es un poco controlador, ya que le gusta tener todo organizado en su casa, se ha dado cuenta de que no tiene que ser esa figura que nada siente ni comete errores. 

Con el tiempo aprendió a desarrollar su lado emocional y a alejarse de esa idea de que los hombres no lloran.  

Dice que la gente no le cree cuando cuenta que es padre soltero. Opina que la crianza va más allá que dividir ese papel entre hombres y mujeres, ya que el tener padre y madre no asegura felicidad. Y aunque su opinión como hombre a veces es ignorada, él no da importancia a eso porque sabe que vive por su hijo.  

Bleidy Escobar, un modelo a seguir 

Ella, madre de Alejandra y Camila, es ahora una mamá a distancia. Debido a asuntos laborales se quedó en Montería, mientras que sus hijas hacen sus estudios universitarios en Medellín.  

A pesar de no vivir bajo el mismo techo, su rol como madre no desaparece: día y noche piensa en ellas. En la mañana le da gracias a Dios por las maravillas que ha traído a su vida y en las noches, cuando sus hijas tienen más tiempo libre, habla por teléfono con ellas. 

“Quiero que me perciban como una persona responsable, respetuosa, trabajadora, que hago lo que me gusta hacer, que lo hago con amor”: Bleidy Escobar. Foto archivo personal. 

Además de estar emocionalmente para sus hijas, busca ser un modelo a seguir. Haber tenido a sus hijas en medio de su carrera de Ingeniería Civil no fue impedimento para continuar sus estudios o inclusive trabajar. 

Bleidy es una mujer a quien la caracterizan su fuerza y su ética. Además, porque en 2015, durante uno de los momentos más debilitantes de su vida, a su esposo Elkin le encontraron una forma de cáncer llamada carcinoma en alto grado. 

Elkin en esos momentos de dificultad mostraba su fuerza y amor por la vida. Pero en enero de 2017, con la tranquilidad de que Alejandra y Camila quedarían con su madre, Elkin cerró sus ojos por última vez. 

Cuando sus hijas no tenían energía para continuar sus estudios debido al duelo, Bleidy sacaba las fuerzas que no tenía para apoyarlas. 

Para ella tampoco fue fácil, en sus momentos de debilidad Bleidy se apoyaba en Dios, en su familia y en sus amigos. Ahora los cielos están más claros y todo es gracias a la fortaleza de Bleidy y Elkin. 

Juli Ángel, una mujer que ve el vaso medio lleno 

Cada dificultad en la vida, tarde o temprano, se volverá un recuerdo. Juli Ángel, una madre primeriza, quiere que su hija, más que centrarse en los retos que ha tenido que afrontar, aprenda las enseñanzas que esos momentos le han traído a su vida. 

“Yo quiero que mi hija perciba lo mejor de mí, que por más que ella me vea caer, siempre me vea levantar”: Juli Ángel. Foto archivo personal. 
 

Juli Ángel es una ama de casa que tiene que manejar su tiempo en atender a su hija, sus estudios de Comunicación Social en EAFIT y cuidar de su hogar. Todas estas tareas drenan mucha de su energía y, por desgracia, siente que su trabajo muchas veces no es valorado lo suficiente. 

Sin mencionar que personas cercanas a ella, aunque con buenas intenciones, buscan que Juli sea perfecta. Le dan consejos de cómo debería hacer las cosas, pero no la dejan ser y descubrir cuál es el mejor camino para su hija de dos años. 

Porque ser madre no es tan simple como seguir una receta al pie de la letra. Puedes tener un marco de referencia, pero al final cada día es distinto. Aprendiendo cosas nuevas junto a su hija, Juli sabe que quiere transmitirle a su hija lo positivo de la vida y que ella vaya al lado de Dios. 

Es una realidad que las mujeres se enfrentan a injusticias en el mundo laboral y en el hogar. Según el informe del Dane titulado “Participación de las mujeres colombianas en el mercado laboral”, en 2019 ellas eran el 41,4% del mundo del trabajo en el país. 

Las ocupaciones con mayores números fueron las de trabajadoras independientes, empleadas particulares y empleadas domésticas. 

Cifras de Naciones Unidas muestran que las mujeres dedican entre 1 y 3 horas más que los hombres a las labores domésticas, y entre 2 y 10 veces más de tiempo diario a la prestación de cuidados. 

No obstante, la economía y las empresas se benefician del aumento en los cargos de liderazgo de las mujeres: se estima que las compañías donde tres o más mujeres ejercen funciones ejecutivas superiores registran un desempeño más alto en todos los aspectos de la eficacia organizacional. 

Porque el conocimiento se cocina a fuego lento, nuestros padres se forman con paciencia, amor y ganas de hacer lo mejor que pueden. 

Podrán no tener superpoderes como en las historietas, pero tienen la habilidad de formar una impresión en la vida de sus hijos y las personas que las rodean. Con actos como una sonrisa, una llamada preguntando ¿cómo estás?, una comida caliente o incluso ser un referente. 

Nuestras madres, padres y aquellos que nos criaron hacen esto y mucho más. Ellas aportan su granito de arena para que el mundo sea un lugar mejor. 

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