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El sueño del Tío Sam lo está matando él mismo

Por Laura Zapata

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Muchos de quienes emigran a Estados Unidos lo hacen fantaseando con el famoso “sueño americano”, una utopía que promete riqueza, éxito y todas las oportunidades. Pero, ¿se está volviendo inalcanzable debido a las políticas que buscan frenar la migración?

Los latinoamericanos son quienes más le apuestan a este “sueño” pero, teniendo en cuenta la acelerada migración y las propuestas que están planteando los principales candidatos de las elecciones estadounidenses en 2024 para tomar represalias contra los migrantes, el sueño americano, a mi juicio, está llegando a su fin.

Los inmigrantes hacen grande a Estados Unidos de América. Foto de Nitish Meena.

Uno de los soft power más exitosos en el mundo es el sueño americano, creado por y sobre Estados Unidos, entendido como el poder que tiene esa súper potencia para influir en los comportamientos de otros por medio de su cultura e ideología.

Los estadounidenses, quienes dicen llamarse “americanos”, por medio de esta poderosa técnica, han puesto a soñar a muchas personas, pero sobre todo a los latinos.

Los latinoamericanos se han creído las palabras del Tío Sam y es por ello por lo que muchos migran hacia este país: porque piensan que con trabajo duro podrán lograr todo lo que se les prometió.

Sin embargo, las cifras se han descontrolado y en lo que se lleva del 2024, según el periódico El Tiempo, la selva del Darién ha sido testigo del paso de 70.000 migrantes que se dirigen de manera ilegal para solicitar asilo.

Foto de Alejandro Cartagena.

Y aunque tradicionalmente se dice que a Estados Unidos lo construyeron inmigrantes, lo cual considero cierto, al parecer ya incomodan: el racismo y la xenofobia se ha extendido entre los ciudadanos de ese país.

Según el diario español El País, esto sucede en su lugar de trabajo debido a su raza u origen étnico y, más que el sueño, los latinos inmigrantes están viviendo la pesadilla americana.

La migración es un tema que no puede faltar en la mesa de conversaciones de la política actual, pero no se pueden generar soluciones deshumanizantes como si los migrantes no fueran también personas con derechos.

La mitad de los latinos (49 %) indica que han sido discriminados.

Debido al crecimiento de la migración, los dos candidatos principales en las elecciones de final de este año –el actual presidente demócrata, Joe Biden, y el expresidente republicano Donald Trump– han propuesto ejercer mayor control a los migrantes y hacer que la utopía americana sea aún más inalcanzable. Y se han enfocado, sobre todo, en los latinoamericanos.

Por un lado, Trump, quien se ha caracterizado por su lenguaje xenófobo en sus discursos de campaña, acusando a los indocumentados de “envenenar la sangre estadounidense”, ha expresado que si llega de nuevo a la presidencia promete la mayor deportación de indocumentados.

Según El País, el expresidente encarna ya el establishment republicano, es decir, que las posturas radicales que defiende han ocupado el centro del partido y ya no es un outsider visto con extrañeza por los republicanos tradicionales.

Pero me es imposible no resaltar que cuando fue candidato presidencial por primera vez, muchos migrantes latinoamericanos lo apoyaron.

El candidato republicano ha expresado propuestas tan radicales que llegarían a ser imposibles de creer. Según The New York Times, los funcionarios consulares estadounidenses en el extranjero recibirían instrucciones de profundizar la revisión ideológica de los solicitantes de visa para bloquear a personas que el gobierno de Trump considere que tienen actitudes indeseables.

No solo eso, también personas que con un estatus de protección temporal y a quienes se les ha permitido residir en el país temporalmente por razones humanitarias, perderían ese estatus y deberían abandonar el país inmediatamente. Y así parecido, la deshumanizante lista sigue…

Joe Biden vs. Donald Trump. Foto de Getty Images.

Por otro lado, Biden entiende el reto de la migración, pero parece no mostrarse tan radical como su contrincante a la presidencia.

Según Los Angeles Times, el candidato demócrata propone establecer límites al número de solicitantes de asilo aceptados cada día en la frontera y adoptar políticas más acogedoras.

Sin embargo, Julián Castro, exalcalde de San Antonio (Texas) y secretario del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano, quien se enfrentó a Biden en las pasadas elecciones, insinuó que el actual presidente y sus aliados están adoptando los planteamientos del movimiento “Hagamos Grande a Estados Unidos Otra Vez” (MAGA: Make America Great Again) de su mayor rival a la presidencia, Trump.

Y es por lo que Castro, de ascendencia mexicana, le dijo a Biden lo siguiente: “Demócratas, ustedes nunca serán lo suficientemente crueles, lo suficientemente ‘duros’, lo suficientemente antiinmigrantes ni capaces de abrirse paso hasta la mesa de negociaciones con McConnell y MAGA a base de deportaciones. Dejen de jugar el juego de ellos”.

No obstante, aunque vean a los indocumentados como los villanos de la historia, es importante resaltar algunas cosas.

Si los latinos en Estados Unidos constituyeran un país, serían la quinta economía del mundo.

Esto con un Producto Interno Bruto (PIB) mayor que el del Reino Unido, India o Francia, Según Sol Trujillo, cofundador y presidente de la junta de Latino Donor Collaborative (LDC) para la BBC Mundo en 2022. Y la mayor parte de los migrantes que ingresan son de Latinoamérica.

De acuerdo con un estudio publicado por el Instituto George W. Bush en 2022, los inmigrantes poco cualificados que llegan a Estados Unidos generalmente hacen trabajos diferentes a la mayoría de nativos.

Gracias al flujo de migrantes hay apoyo en los negocios locales, mayor consumo y mayor inversión de negocios, factores que benefician a los estadounidenses.

La “dama libertad” quiere que los soñadores se queden. Foto de Maria Oswalt.

Dice también un informe de la Fundación Nacional para la Política Estadounidense publicado por CNN Español en 2022 que los inmigrantes no les quitan el empleo a los habitantes de Estados Unidos.

Es más, el Centro de Investigación Pew estimaba hace siete años que con la generación de baby boomers a punto de jubilarse en masa, la súper potencia necesitaría de un flujo constante de inmigrantes para mantener su fuerza laboral en crecimiento.

Pero, aun así, aunque los migrantes consuman, aporten a la economía e intenten seguir sus ideales como si estuvieran cumpliendo las normas del sueño americano, para mí los estadounidenses son quienes están matando los sueños de cientos de personas que idolatran la utopía de las películas de Hollywood.

Ahora los latinos no son bienvenidos si no son famosos. La desinformación e ignorancia de los estadounidenses ha llegado a un punto en el que los únicos latinos que ellos aceptan ver son los de las series de narcos que ellos mismos producen.

El soft power estadounidense podría llegar a su fin.

Si el presidente que quede elegido en estas nuevas elecciones decide ser completamente radical con los migrantes, el sueño lleno de nubes, estrellas y rayas en un cielo azul, blanco y rojo se desvanecerá de la mente de quienes más lo deseaban.

Algo que, si ocurre, para muchos será un triunfo, para otros definitivamente un infierno, pero se podría pensar que la economía estadounidense sufriría un golpe bajo. Y lo peor es que no sería un ataque de un enemigo, sino una daga que ellos mismos se clavarían.

Las preguntas ahora en el escenario internacional son diferentes. Si ese país se queda sin la herramienta política que le funcionó por décadas, ¿los demás países

y alianzas del mundo sabrán aprovechar ese gran hueco? ¿De qué color será el nuevo sueño?

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