La vida se basa en tomar decisiones, todos los días, para siempre. Talvez una de las más importantes sea elegir qué hacer después del colegio, pero a la vez, es una de las más confusas.
Cuando estuve en primaria, entré al Club Científico de mi colegio. Me encantaban las mariposas y me volví casi que una experta; desde eso decidí que quería ser bióloga. Llegué a bachillerato y junto con eso, una rebeldía extrema típica de la pubertad que me trajo la pérdida de materias cada período (en especial matemáticas, siendo yo hija de un matemático) pero no me importaba, en ese momento ya quería ser ingeniera química o ambiental o lo que sea que surgiera y se inventara el sistema, pero ingeniera, eso sí.
Llegué a once y en un abrir y cerrar de ojos chao ingenierías y hola a la crisis de no saber qué estudiar.
Tuve la oportunidad que no muchos jóvenes tienen de entrar a un curso de orientación profesional y aquí es donde viene una sugerencia: colegios, por favor, en la medida de lo posible, implementen esto de cursos de orientación profesional. Así pues, que, al empezar este curso, tuve todo un viaje a mi interior y a descubrir qué era eso que me gustaba, a lo que me dedicaría el resto de mi vida o por lo menos gran parte de ella y les cuento que el pánico que esto me generaba era mortal.
Tenía 16 años, ¿qué clase de determinación voy a tener a esa edad de elegir lo que quiero nada más y nada menos que para toda la vida? Sigue pareciéndome muy loco.
De todas maneras, terca como una mula, insistía en ingeniería, que es lo más matemático del mundo para la persona menos matemática. Recuerdo perfectamente una conversación que tuve con mi padre en una heladería donde llorando le decía que no sabía qué hacer con mi vida, que me dejara irme 6 meses a descubrir qué quería y lo recuerdo a él, fresco como una lechuga, diciéndome “Aleja, hay mucho monitor, hay mucho tutorial en YouTube, vos podés”. Yo solo quería llorar.
Después de mil berrinches, discusiones con mi mamá, pasar por el gusto de todas las carreras y de ir a todas las vueltas de todas las universidades de Medellín, me decidí por la carrera que desde un principio me negué a estudiar, pero que yo sabía y estaba más que segura que era para mí: Comunicación Social. Ahora bien, al grano.
Me genera conflicto saber que la presión del sistema encamine hacía seguir estudiando una vez se culmine el colegio.
No podemos negar que cuando una persona dice que no estudia, quedamos sorprendidos, ¿por qué?, porque el sistema ha hecho tanta presión en nuestras vidas que si alguien no estudia algo después de salir del colegio es raro para alguien que sí siguió “el ciclo normal de la vida”.
A veces miro atrás y pienso en mi Alejandra, de 16 años, al pasar por la incertidumbre de tener que tomar la decisión “correcta” para su vida. A veces pienso en mis amigos que están estudiando en este momento algo que no los apasiona, o que los papás los hicieron elegir simplemente para hacerlos sentir orgullosos, pero no se sienten plenos ellos mismos.
Si en este momento de tu vida te encuentras en el devenir de elegir qué hacer con tu vida, tómalo con calma. Pon sobre la mesa la razón y el corazón para tomar una de las decisiones que puede ser de las más importantes de tu vida. Como me aconsejó alguna vez una persona muy especial:
“Elegir una carrera es como elegir el plato que te vas a comer” y aunque suene algo tonto, es real.
No te des látigo, como dicen por ahí. Tómate el semestre, haz el viaje, si quieres trabajar primero, hazlo, pero todo siempre y cuando teniéndote como prioridad a ti. No a tus padres, no a tus amigos, no a la presión social, a ti. Y si tomas la decisión y te equivocaste, vuelve a empezar.
La vida es muy corta como para no hacer lo que te apasiona. La vida no tiene que ser una línea recta o ir siempre hacia el camino que nos quieren imponer
Está bien ir a contracorriente, está bien no saber qué hacer, apenas se sale del colegio, está bien equivocarte de carrera, está bien no estudiar en una universidad, es tu vida, hay que hacer que valga la pena sin importar cuántos años tengas cuando leas esto.