Afrontar un apellido, los trastornos alimenticios y la depresión

Su nombre es Gabriela Delgado, pero le decían que de “delgado” no tenía nada.

Su nombre es Gabriela Delgado, pero en el colegio le decían que de “delgado” no tenía nada. A los 9 años comenzó a recibir comentarios sobre su cuerpo; como una niña inocente, no tenía juicios o noción de “lo que debe ser un cuerpo”. Pero, cuando se debía preocupar por las tablas de multiplicar, comenzó a sentir la necesidad de buscar aceptación y tener una figura que los demás esperaban.

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El inicio de la tormenta empezó desde ese entonces. Ya a los 10 años conocía el consultorio de un nutricionista y lo que era aferrarse a una dieta estricta. No tenía un problema de salud, tenía un problema de apariencia. Su único objetivo: encajar en el colegio

"No al pan, sí a algunas frutas, no a los dulces"

Eso le decían los nutricionistas.

Para Paola Sabohal, nutricionista y dietista, magíster en Estudios Internacionales y doctoranda en Psicología, cuando se somete a los niños a dietas estrictas, existe una alta posibilidad de desarrollar trastornos alimenticios en la juventud. Por otro lado, según Laura Aldana, psicóloga con énfasis en atención a población vulnerable y Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), cuando se introduce a los niños en dietas estrictas, se fomentan e instauran ideas como: “para ser una persona exitosa, para estar bien, para ser feliz, se debe estar delgado”. Entonces, esto influye de una manera muy fuerte en la autoestima y la aceptación física. Para la doctora Paola, se abre un espacio para la comparación y la inseguridad. Los niños empiezan a catalogar los alimentos como “buenos” y “malos”, un estigma erróneo.

Lo anterior le ocurrió a Gabriela. Su relación con la comida cada vez empeoraba. A los 11 años conoció a una amiga que de amiga no tenía nada. Se convirtió en su maestra del trastorno, fue quien le enseñó y le ayudó a vomitar. Para Gabriela era otro método diferente a la dieta para adelgazar, lo que para una niña de primaria era normal.

A sus 12 años el ayuno se había convertido en algo normal. Empezaba la etapa de conocer niños, de sentirse atraída y querida. Llegó a la adolescencia con indiferencia. Indiferencia a lo saludable, al amor propio y al sentirse feliz sin esperar aprobación.

Pasaron los años y llegó a décimo en el colegio. Llevaba cuatros años tomando laxantes y pastillas para adelgazar.

Para la experta Sabohal, la acción de tomar laxantes y pastillas para adelgazar se relaciona con comportamientos de purga, por lo que se puede considerar bulimia. También se considera bulimia excederse con el ejercicio, purgantes, jugos detox, vomitar o restringirse la comida. 

¿Tomar laxantes en exceso es tener bulimia? ¿La bulimia es solo vomitar?

Para Gabriela, la gastroenteritis era lo habitual, hasta que un día común y corriente sin un pico extremo o una historia sorprendente por contar, se miró en el espejo: de delgada lo tenía todo, pero de su apellido “Delgado”, de sus creencias, de sus valores y amor familiar, absolutamente nada. Se asustó, se miró de arriba a abajo y la enfermedad la espantó.

“Un día me miré al espejo e hice clic, no me gustó verme enferma, me dio mucho susto. Paré, pero en mí siempre existió una necesidad de seguir haciendo dietas, de hacer ejercicio extra. Tu cerebro queda programado para que todo lo que hagas, todo lo que comas, tiene que ser medido, porque no quieres que te llamen de nuevo gorda”.
Gabriela Delgado
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El amor jugó un papel fundamental. Su primer amor le dio a entender la importancia de reconocerse como una persona suficiente. De todas formas, no era fácil, el monstruo en su cabeza la espantaba regularmente. No le satisfacía un 100 % lo que veía, trataba y trataba, pero acudía a la ropa ancha, a esquivar espejos y hacer tres horas de cardio.

Fue cuando la ansiedad tocó la puerta, seguida por la depresión. Ya tenía 17 años y como si no fueran suficientes los monstruos en su cabeza, Gabriela ahora tenía una nube negra encima. ¿Cómo va a salir de esta? A duras penas podía considerarlo, también tenía otras cargas de alguien mayor: estudiaba y trabajaba

Los días se convirtieron en noches, la cobija pesaba y las ganas se opacaban. Gabriela no quería salir de la cama. “No quería nada, absolutamente nada”, dice. Para ella no había motivación alguna, así tuviera casa, comida, familia, pareja, un sueldo o amigos. No tenía razón para levantarse de la cama. Se sentía profundamente mal. Para ella convivir con la depresión era extremadamente fuerte. Por recomendación empezó a recibir medicación homeopática

Según el INVIMA, es el preparado farmacéutico obtenido por técnicas homeopáticas, conforme a las reglas descritas en las farmacopeas oficiales aceptadas en el país. En otras palabras, es lo que se conoce como medicina alternativa. El fin de estos medicamentos es prevenir la enfermedad, aliviar, curar, tratar y/o rehabilitar un paciente.

¿Qué son los medicamentos homeopáticos?

“La depresión es una niebla muy pesada donde no hay motivación. Sientes que no quieres avanzar más. Volvieron las entrenadoras desenfrenadas, las recetas saludables, los llamados a mantener la calma, pero, también, la obsesión por la figura. Volvieron todas las cosas que silencié y ahora todo es peor. Me siento peor y trato de escabullirme entre las cobijas para que la presión no me invada”.
Gabriela Delgado
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Para la psicóloga Laura Aldana, la falta de nutrientes puede afectar el cerebro, por ejemplo, la serotonina, que se relaciona con el estado de ánimo, el control de las emociones y el apetito. Alimentos como el pollo, la leche, el queso y los huevos aportan este nutriente. Además, quienes tienen malas conductas con la comida, pueden empezar a desarrollar distorsiones cognitivas, lo que quiere decir que la persona está vulnerable a tener distorsiones en los pensamientos y en la imagen corporal.

La experta afirma que la mala alimentación puede detonar la depresión, ya que comienzan con rasgos marcados como apatía, irritabilidad, nerviosismo, falta de atención y fallas en la memoria. Por otro lado, para la nutricionista Paola, cuando el cerebro está “en un estado de hambre”, el cuerpo entra en un estado de estrés. Al no tener energía, aumenta el cansancio y el pesimismo.

La depresión hacía que Gabriela fuera irritable y grosera. No tenía una sola tarea cumplida, las reuniones y los compromisos pasaban a un segundo plano, se dedicaba a aplazar y aplazar cada responsabilidad de su vida. En este punto entendió que el amor no salva, necesitaba un experto, no bastaba con tener una buena pareja. Necesitaba más amor para ella misma.

“Empecé a comerme mis sentimientos, porque ya no podía vomitarlos. Ya no quiero”.
Gabriela Delgado
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Para esa crisis Gabriela ya tenía 21 años y con nombre y apellido sabía lo que tenía: una bulimia nerviosa, un trastorno de la conducta alimentaria. Además de depresión y ansiedad. Parecía como si los trastornos se acumularan, como si su mente fuera una bomba a punto de estallar.

(Si usted pasa por momentos similares y le gustaría escuchar la respuesta de una amiga, un estudiante de psicología y la opinión de expertos, consulte: Carta a una joven que no quiere estar a la moda. 

Yendo a terapia, escribiendo en su diario todas las noches y aprendiendo sobre estas enfermedades mentales, decidió abrir la cuenta @hablandosolas y a través de un podcast contar su historia.

#NuestrasPacientesDicen

De manera orgánica comenzó a llegar gente a sus redes sociales, jóvenes que se sentían identificados con su historia y necesidad de encontrar soluciones. Gabriela identificó que de estos temas no se habla con normalidad, tampoco existen tratamientos que sean para todo el mundo. Además, los altos precios para acceder a terapias se convierten en una barrera inmensa.

“La gente cree que puede sola con esto, dicen: ‘no, yo puedo sola con el trastorno, yo puedo con la bulimia, yo puedo sola con la ansiedad, yo puedo superar la depresión’, pero no. Uno necesita un experto que lo lleve de la mano”.
Gabriela Delgado
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Según el DANE, en el primer trimestre del 2021, en Colombia el 15 % de los departamentos no tenía política de salud mental, sabiendo que entre el 10 y el 20 % de los adolescentes sufren problemas de depresión. En adición, Margarita Cabello, Procuradora General de la Nación, en una entrevista con El Heraldo, indicó que más del 50 % de las EPS no atienden integralmente los casos de salud mental.

En 2020, en plena pandemia y con tiempo de sobra para pensar sobre esta situación, Gabriela formalizó la fundación Hablando Solas, en adelante no sería solo un proyecto en redes sociales. Hoy en día, entre psicólogos, psiquiatras y nutricionistas, suman siete expertos y ayudan a más de 50 jóvenes. Los expertos educan y apoyan a personas como Gabriela, brindan ayuda a través de psicoterapia, atención nutricional, terapias de grupo gratuitas, conversatorios, contenido de valor en redes sociales y podcasts informativos y con testimonios.

El proyecto se llama Hablando Solas porque desde pequeña, Gabriela ama la idea de hablar con ella misma. En voz alta decía lo que pensaba y sentía, sin importar que otros la escucharan, bastaba simplemente con poder expresar sus sentimientos y emociones.

El último pico de depresión de Gabriela fue en enero de 2021, fecha en la que seguía con medicamentos. Como dato curioso, la Cámara de la Industria Farmacéutica de la ANDI indicó que los medicamentos incrementaron sus ventas entre un 6 % y 8 % en medio de la pandemia del Covid-19. Entre ellos, el segmento de los homeopáticos.

“Lloraba en la ducha y trataba de abrazarme para sentir algún alivio. Entraba al cuarto y me tomaba mis gotas para la ansiedad y la depresión, porque estoy medicada, así sean gotas homeopáticas, lo estoy. Y trataba, trato, de tomarlas conscientemente y deseando que el día no me aturda, no me derrumbe”.
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Algo positivo es que hoy en día Gabriela no tiene conductas de riesgo sobre su trastorno alimenticio. Algo que destaca como uno de los pasos más grandes de su camino.

“Tengo una frase cuando llegan momentos difíciles: hoy convivo conmigo y es porque a pesar de tener un bajón o sentirme mal con mi cuerpo, es solo hoy, no sabemos qué va a pasar mañana, mañana es otro día. Es enfrentar el día a día, sentirlo pero saber que pasará, todo pasará”.
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Para ella el proceso de agradecer es crucial, reconocer el camino y entender que cada vez uno va mejorando para estar en una constante transformación. Hoy asume su apellido con postura, haciendo honor a lo que ella verdaderamente es. No importa si para otros ella no es “Delgado”, ella está feliz con su proceso de miles de aprendizajes. Un camino que como fruto deja una fundación que ayuda a decenas de personas.

Atenta - Mente

Un proyecto transmedia para hablar de la depresión como una epidemia invisible.

María Antonia Calle

María Antonia Calle

Estudiante de comunicación social de la Universidad EAFIT. Hablo de economía y tecnología en Noticias Caracol.

Juan José Londoño

Juan José Londoño

Estudiante de Comunicación Social de la Universidad EAFIT y TCBP en Globant.

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Atenta-mente es un proyecto periodístico transmedia, hace parte del énfasis en Periodismo Digital de la Universidad EAFIT.

Creado por un grupo de 13 estudiantes con intereses en el área de la salud mental, con el apoyo de algunos estudiantes y profesores del pregrado en psicología.