¿Qué hay detrás? Desenmascarando la depresión

Querido joven enmascarado,

No solo te escribo a ti, ni al dolor que sientes por dentro y que te carcome todos los días, le escribo también a esa máscara que has cargado por tanto tiempo para disimular ante los demás. Aquella por la que el mundo te repite una y otra vez que “te ves bien”, o por la que te preguntan todos los días “¿Cómo puedes estar mal si yo te veo feliz?”. Aquella que no llevas al despertar en la soledad, pero que ajustas cada mañana antes de salir al mundo para esconder lo que no puedes explicar, los sentimientos que a veces te asustan y te avergüenzan por los prejuicios generados en esta cruel sociedad.

Por medio de estas palabras quiero expresar mi admiración hacia ti, tu proceso y tu fortaleza. Asimismo, recordarte que no estás solo, aun cuando a veces lo sientes así, porque, aunque no lo creas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la depresión hace parte de la vida de 280 millones de personas en el mundo y todos viven el camino de formas únicas e irrepetibles. No te apures, no te presiones y pide ayuda, porque a pesar del miedo que puedas llegar a sentir en ese momento, el apoyo se llega a convertir en un aliado frente a la angustia de lo que estás viviendo.

Además, no está de más resaltar conclusiones como las del estudio Consideraciones institucionales sobre la Salud Mental en estudiantes universitarios durante la pandemia de Covid-19 (2020), de los psicólogos Cobo Rendón, Vega Valenzuela y García Álvarez, quienes explican que al igual que tú varios estudiantes alrededor de Latinoamérica “reportan incrementos en síntomas de depresión, ansiedad, estrés postraumático, ideación suicida y problemas de sueño”.

Primer paso

Ya lograste dar un primer paso fundamental permitiéndote reconocer qué está pasando. Quizás al principio no haya sido fácil aceptarlo y decir en voz alta ese diagnóstico que tanto te asustó, pero con cada tramo que avanzas entiendes cada vez más la causa de tus emociones, acciones y dolores. Tampoco es sencillo escuchar algunas frases hirientes, también frustrantes, de personas que deslegitiman lo que sientes, pero no olvides que tus emociones son reales, aunque otros no las puedan ver o vivir de la misma manera, y que no tienes la obligación de dar explicaciones ante los escépticos. Si algún día quieres gritarle al mundo tu historia, acá estaremos para escucharte y hacerte saber que no tienes que sentir vergüenza al hablar de tu trastorno. Y suelta esos estándares impuestos que te han hecho limitarte y vivir la vida en modo automático. A los que no te crean, a los que llamamos escépticos, tenles paciencia, porque muchas veces la desinformación sobre la depresión no les permite ver la realidad de lo que estás pasando. Por esto, uno de nuestros retos es educar, enseñarles a ellos la verdad y visibilizar lo que tú y millones de personas están viviendo actualmente. Y es que, aunque ahora se hable mucho más de esto que hace unos años, todavía nos queda mucho por aprender para que cada vez sea más rápida la identificación de síntomas para el diagnóstico, y que todos tengamos los recursos para una ayuda profesional oportuna y de calidad. Además, que conozcamos más sobre las maneras de ayudarte cuando tú no tengas las fuerzas necesarias y darte la confianza para que salgas a la calle sin esa máscara, dejando a un lado el tabú y los prejuicios.

Y es que sabemos que la sociedad en repetidas ocasiones te ha “enseñado” cómo vivir, pero no te ha dejado entender tus sentimientos y acciones como una acción-reacción de lo que estás experimentando. También han confundido en repetidas ocasiones tu situación con la tristeza y el aburrimiento, pues los límites entre depresión y estas emociones se han difuminado. Pero no te frustres por esto, mejor libérate y permítete llevar el proceso como tú lo decidas junto a tu red de apoyo. No permitas que el mundo exterior determine tus pasos.

Este texto es una carta de despedida a la máscara, porque he decidido verte a ti con tu realidad, con tu sufrimiento y con tu valentía más allá que con aquel obligado, y falso, bienestar con el que llevas cargando desde el inicio de este camino de la mano de la depresión. Anhelo que este escrito te dé aún más fortaleza para sobrellevar esta odisea y que los vientos te lleven a reencontrarte con ese amor soñado hacia los avances que has conseguido hasta hoy. Y siempre ten presente que, a pesar de que puede haber incautos que intenten culparte, entre ellos tú mismo, no tienes razones para hacerlo y lo importante es que te sientas bien contigo mismo.

Recuerdo una frase que leí hace un tiempo en El demonio de la depresión de Andrew Solomon: “Una retórica sumamente politizada ha borrado la distinción entre la depresión y sus consecuencias; en otras palabras, la distinción entre cómo se siente uno y cómo actúa al respecto” (capítulo 1, pág. 9).

No olvides contactarme por medio del correo atentamenteeafit@gmail.com, allí estaré esperando con mucho cariño tus palabras de avance, nuevas historias en este proceso y siente la libertad de pasarle mi contacto a todo aquel que necesite un espacio para desahogarse o hablar de la depresión.

Atenta - Mente

Un proyecto transmedia para hablar de la depresión como una epidemia invisible.

Manuela Gaviria Lemos

Manuela Gaviria Lemos

Periodista, apasionada por la escritura, los libros románticos, la historia y el fútbol. Me gusta aprender cosas nuevas y actualmente estoy incursionando en el mundo de la F1. Mis lugares felices son el estadio y cualquier sitio en el que esté acompañada por mis amigas.

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¿Quiénes somos?

Atenta-mente es un proyecto periodístico transmedia, hace parte del énfasis en Periodismo Digital de la Universidad EAFIT.

Creado por un grupo de 13 estudiantes con intereses en el área de la salud mental, con el apoyo de algunos estudiantes y profesores del pregrado en psicología.