Esta carta va dirigida para vos que tenés buenas intenciones, que querés ayudar a un ser querido, pero también va dirigida para ese ser querido, el que sabe que querés lo mejor para él, sin embargo, tu esfuerzo parece inútil y, por el contrario, te das cuenta de que esta persona a la que le tenés tanto cariño se siente peor cada vez que le decís que deje de estar triste.
¿En algún momento te has puesto a pensar que esa persona quizás no necesita que le des un consejo, que de pronto la podés ayudar de otra manera o que simplemente no estás en la capacidad de ayudarlo? Seguramente no comprendés su enfermedad y, por lo tanto, no tenés las herramientas para hacerlo sentir mejor.
La depresión no es una constante y como dice Juan Carlos Rincón en el capítulo “No estés triste” del libro La depresión (no) existe, esta enfermedad no se cura con dejar de estar triste, es algo mucho más complejo que empezar a estar feliz; tu amigo, familiar, colega o persona que te importa mucho, te necesita, pero apoyarlo no significa que hagás que deje de estar triste, no te está pidiendo que lo hagás feliz.
Algo que he aprendido con los años es que cuando alguien te necesita, no siempre necesita que le digás o hagás algo por él, simplemente te necesita a vos, entendiendo que aún sin que tengás las herramientas que se necesitan para el tratamiento de la depresión, podés ser una gran ayuda, simplemente escuchándole. Es importante que entendás que no existen problemas grandes o pequeños, como en la analogía del vaso de agua, para el ser querido con depresión ese vaso medio lleno de desesperanza puede verse como todo un océano de problemas y situaciones que pueden llevarlo a decisiones y acciones que pongan en riesgo su propia vida.
Quizás para complacerte te regalará una sonrisa y vos pensarás que está mejor, por el contrario, esa sonrisa no acabará con el torbellino de emociones y sensaciones que esa persona puede estar viviendo, solo servirá como cortina o escudo de algo mucho más grande que quizás no entendés y tampoco entenderás. Además, optará por no contarte más sobre sus emociones como consecuencia de esa respuesta con falta de empatía de tu parte y buscará hacerte creer que dejó esa tristeza de lado y que ahora es mucho más “feliz” que antes.
La recomendación es que la próxima vez que querás ayudar a tu ser querido, pensá que, en muchos casos, por no decir todos, no tenés la solución a sus problemas, pero siempre podés acompañarlo, apoyarlo y escucharlo; de esta forma no le vas a curar la depresión, pero seguramente él no necesita que le quités la depresión, le basta con saber que cuenta con vos.
Ahora te escribo a vos que te sentís incomprendido, que ves como las personas te intentan ayudar, pero por el contrario te hacen sentir peor y te culpás por ello, aspiro que después de la carta que escribí para ellos, buscarán la mejor forma de apoyarte y encontrarán la manera de intentar comprenderte.
Te cuesta entenderte y, por lo tanto, te resulta imposible expresarte, pensá que al desahogarte tenés la oportunidad de desenredar todos esos nudos que tenés en la cabeza. La depresión es un idioma, que no todos entienden, pero al igual que cualquier otro, se puede aprender y aunque lleve tiempo vale la pena el esfuerzo, primero debés comprenderlo con la ayuda de tu psicólogo y después tener la disposición de enseñárselo, si así lo deseás, a quienes te rodean.
Es importante que no te cerrés, que reconozcás y canalicés tus emociones, porque ahora tanto vos como las personas que te quieren mucho saben que una sonrisa en tu rostro no es señal de felicidad ni tampoco la solución a todos los problemas por los que podés estar pasando, así como ellos deben ser empáticos contigo, vos tenés que buscar la manera de liberar todo ese peso que llevás dentro, verás que pronto esa sonrisa se puede volver genuina.
La depresión no es falta de felicidad, pero buscar la felicidad puede ser un escape de esta, así sea por un lapso muy corto; recordá siempre que los demás no deciden cuándo debés dejar de estar triste, vos, el tiempo y las distintas circunstancias que vivirás te llevarán a tus momentos de alegría.
Pero a veces el apoyo viene de donde uno menos lo cree y espero que con esto que escribí, aunque no te sintás comprendido, al menos no te sintás tan solo.
La depresión es algo con lo que hay que lidiar y que bacano que en ese camino de aceptación contés con el apoyo y el cariño de las personas que más te valoran, empezando por vos mismo.
Una vez escuché que lo que no sale en palabras puede que sí lo haga en letras, es por eso que te invito a vos y a tus seres queridos a que escriban una carta, puede ser en respuesta a esta o dirigida a alguien más, piensa que lo que escriban puede tener valor para muchas personas.
Un proyecto transmedia para hablar de la depresión como una epidemia invisible.
Venezolano. Estudio Comunicación Social, comunicar es un arte, pero también una responsabilidad y es algo que me apasiona mucho.
Estudio psicología y pertenezco al grupo estudiantil Seres, mis pasiones son la música y la psicología, ayudar a los demás me resulta gratificante.
¿Quiénes somos?
Atenta-mente es un proyecto periodístico transmedia, hace parte del énfasis en Periodismo Digital de la Universidad EAFIT.
Creado por un grupo de 13 estudiantes con intereses en el área de la salud mental, con el apoyo de algunos estudiantes y profesores del pregrado en psicología.