Ha pasado mucho desde la última vez que nos vimos. Las fotos de Instagram me dejan ver que ya casi te gradúas de la universidad. En respuesta a la carta que me enviaste, quiero contarte una pequeña historia.
Cuando tenía 14 años disfrutaba mucho escribir mis sueños apenas me despertaba. Los leía luego y quería encontrarles significados. Pasaba horas leyendo artículos sobre cómo interpretar todo lo que mi cabeza había creado, creyendo que podrían mostrarme el futuro. Un día me desperté y me quedé en la cama mirando hacia el techo sin moverme. Ese día no cogí el diario, la inspiración no estaba presente. Recuerdo pensar que al otro día volvería, que quizás había tenido una mala noche. Pero no. No toqué mi diario de sueños nunca más.
Si buscamos qué es la depresión, la Organización Panamericana de la Salud dice: “Es una enfermedad común, pero grave, que interfiere con la vida diaria, con la capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de la vida”.
Es posible que siempre se tengan emociones monótonas que no ofrecen ni subidas ni bajadas. Nada de nada.
Años después, mi psicóloga Paula Linares identificó esa época como el inicio de mi depresión. Estoy consciente de que cada persona es un mundo completamente distinto. No puedo comparar mi dolor con el tuyo, ni con nada de lo que me cuentas en tu carta. Es imposible, porque las emociones no son cuantificables, son subjetivas. Nadie sentiría tu misma tristeza, así esa persona esté triste por el mismo motivo.
Los expertos afirman que interfiere con tu motivación. No es bueno para ti no tener expectativas realistas sobre lo que puedes o no puedes hacer cuando te sientes de esta forma. Acepta tu estado, sin verlo de una forma pesimista.
Lamentablemente vivimos en una cultura de la comparación, no es enteramente nuestra culpa. Constantemente vemos lo del vecino y vemos si lo nuestro es mejor o peor. Pero esto solo funciona con objetos materiales o cosas que sean visibles. Es imposible comparar desgracias.
Puede que cuando leas lo que te cuento pienses que no tiene relación con lo que me dijiste. Pero tiene todo que ver. Podría cerrar la historia diciéndote que simplemente maduré y cambié de intereses. Excepto que esa no fue la única cosa que me dejó de interesar, cada vez encontraba menos formas de divertirme. Todo se sentía como caminar sobre un terreno completamente liso, donde mi estado de ánimo no presentaba cambios significativos.
Si fuera así, a todo podríamos ponerle “un pero”. Si nos dicen “tienes cáncer”, alguien nos puede afirmar: “No te sientas mal, al menos no tienes tres”. No tiene sentido. El cáncer sigue ahí, igual duele y todavía preocupa. Lo mismo ocurre con la depresión.
La culpa que me expresas por sentirte así es entendible, pero no debería existir. Uno maneja sus emociones con los recursos que tiene disponibles.
Así te estés ahogando en un vaso de agua, eso no significa que no te estés ahogando.
Los trastornos mentales son multifactoriales. No siempre aparecen cuando estás en un situación mala o desagradable. A veces solo tocan a tu puerta, porque sí. Hay distintas causas que no podemos identificar fácilmente sin ayuda. Lo importante es entender que todos somos vulnerables, por lo que no es nada raro tener depresión.
No añadas un sentimiento de culpa a una situación en la que ya te estás sintiendo mal. Por lo que leo, la culpa te invade incluso cuando puedes funcionar un día de forma normal. Pero es que no significa que no tengas depresión. No te culpes por algo que no puedes controlar. No te compares con el que no tiene manos o pies, porque no tiene sentido. No sientas que eres anormal, es algo que le pasa a mucha gente, es más, la OMS dice que hay 280 millones de personas en la misma situación que tú.
Sé que es difícil. Hay días que levantarse debe requerir un esfuerzo descomunal para ti. Lo entiendo. Solo te puedo aconsejar una cosa. Es tu decisión cuando quieres seguir lo que te digo o si no quieres hacerlo en absoluto.
Habla de tus sentimientos.
Escríbeme más cartas si quieres. Pero expresa lo que sientes, o si no sientes nada también cuéntaselo a alguien. En tus días planos habla de eso, en tus días tristes habla de eso, en los días donde medio se asoma el sol, habla de tus emociones. No solo a mí, a tus padres de igual forma. Busca ayuda. A veces es difícil aceptar que no podemos lidiar con las cosas solos, pero lo más sabio es encontrar alguien que nos pueda guiar, así es posible aprender cómo hacerlo. Existen tardes cuando querrás encerrarte en tu mundo, es normal. Pero no dejes de conversar de las cosas importantes con quien sea. Seguramente querrán escucharte.
Recuerda que mi correo es: atentamenteeafit@gmail.com. Siempre estoy disponible para leerte.
Cuídate. Tu pana de siempre.
Un proyecto transmedia para hablar de la depresión como una epidemia invisible.
Escribo como pasatiempo. Soy periodista radial. Mi color favorito es el rosado y me gusta todo lo que tenga a Hello Kitty.
¿Quiénes somos?
Atenta-mente es un proyecto periodístico transmedia, hace parte del énfasis en Periodismo Digital de la Universidad EAFIT.
Creado por un grupo de 13 estudiantes con intereses en el área de la salud mental, con el apoyo de algunos estudiantes y profesores del pregrado en psicología.