Donaldo inmortalizó con su lente el Mundial de 1998

Sara Sofía Saldarriaga Saldarriaga

Cubriendo la trágica realidad nacional gracias a la guerra del narcotráfico, pero también eventos deportivos en los que se vivía una alegría desbordante, transcurrían parte de los días de Donaldo Zuluaga Velilla, un fotoperiodista que laboró por varios años en el periódico El Colombiano y quien gracias a su trabajo fue el enviado especial de este diario a la Copa del Mundo que se jugó en territorio francés. 

Cuando cursaba cuarto semestre de Comunicación Social-Periodismo en la Universidad de Antioquia, en la que siempre soñó estudiar con la idea de ser un gran cronista, escribir o redactar noticias en plena época del boom de la literatura latinoamericana, la vida de Donaldo Zuluaga Velilla dio un vuelco que ni él mismo contemplaba. 

 Su maestro Gabriel Buitrago, reportero gráfico, le consiguió una vacante de fotografía en el periódico El Mundo, donde se enamoró de la imagen. Desde ese instante, se dio cuenta de que con una sola imagen podía resumir lo que dos mil o tres mil palabras contenían. La imagen era lo que estaba destinado para él. Así, ya han pasado 30 años y Donaldo no ha parado de eternizar momentos y sucesos a lo largo de su vida como fotoperiodista. 

 A los tres meses de estar trabajando en El Mundo ya cubría la guerra del narcotráfico en Medellín, como las bombas y las masacres que ocurrían. Fue muy difícil para Donaldo comenzar así su carrera, pero también descubrió una ciudad con otra faceta: la de los eventos deportivos como el fútbol o el ciclismo, una en la que emergía la vida. Muchas veces era ese contraste: de cubrir o un evento de muerte a uno de carácter deportivo. 

 Donaldo dice que conoce a su país de cuenta de la guerra y del deporte. Por ejemplo, debido al conflicto armado, le correspondió desplazarse a muchos sitios para narrar con su lente destrucciones, masacres y crueldad, las que persisten hasta hoy, pero también se desplazó para estar en certámenes deportivos como la Vuelta a Colombia, algunos partidos de la Eliminatoria al Mundial de Francia 98 en Barranquilla, juegos de copas Libertadores, copas Américas, algunos eventos de atletismo y, en Colombia, la Copa Mundo de Ciclismo. 

Fotografía tomada del fondo Henrry Agudelo de la Biblioteca Pública Piloto
Bienvenue en France

El deporte siempre lo ha acompañado a lo largo de su vida, como cuando viajó a Europa con el fin de cubrir para el diario El Colombiano, su casa periodística por varios años, el Mundial de Francia 98, la que considera fue la experiencia deportiva más grande que tuvo como fotoperiodista y en la que vivió muchas experiencias y sucesos que siempre quedarán marcadas en su vida y en sus historias. 

 La noticia de que iba a asistir a esta Copa del Mundo fue algo inesperado para él, y hasta estaba muerto del susto, tal como lo dijo: “Yo me llené de nervios y de miedo porque es una experiencia muy grande y más un mundial de fútbol”, un evento deportivo en el que se tienen todas las expectativas, ya que iba afrontar una realidad totalmente desconocida para él, en otro país muy diferente al suyo, donde no conocía nada y con otro idioma. 

 Su primer reto sería el idioma. Donaldo tenía muy claro que debía aprender francés. Para fortuna suya lo acreditaron con el periodista Oswaldo Bustamante, quien más tarde sería el editor de Deportes del periódico El Colombiano, y quien tenía más experiencias en salidas internacionales. Por esto empezaron a aprender francés durante cuatro meses. Ya una vez en territorio galo, recalca que fue un reto complejo hacer que los franceses pudieran entender el poco francés que sabían para no morirse de hambre, ya que ellos son muy nacionalistas con su idioma, entonces había que excusarse con ellos para poder hablar en español como dijo Donaldo: “Excusez-moi, monsieur, mais je ne sais pas parler français”. Esto traducía: “Excúseme señor, pero no se hablar francés”. No obstante, con el poco francés que sabían se supieron defender, aunque a veces llegaban a sitios y hablaban tres idiomas distintos para que los pudieran entender. 

 Eso sí, no fue un problema tan grande el idioma, porque los mundiales reúnen a toda clase de público internacional, donde se puede encontrar a personas que hablan diferentes lenguas como inglés, portugués, español o francés, etc. 

Fotografía tomada por Donaldo Zuluaga. Cortesía
¿Y Colombia?

En el Mundial de Francia cubrió todos los partidos de la Selección Colombia: primero con Rumania en Lyon, y en el que el equipo nacional cayó 1-0. El segundo juego fue con Túnez en Montpellier, con marcador de 1-0 a favor de nosotros: fue el gol de Léider Preciado, y en el que Donaldo debía fotografiar la celebración que Calimenio le había dado a un país entero, además de contener como hincha esa emoción para poder tomar la foto que quedaría plasmada en la historia del fútbol colombiano. La última disputa de la tricolor fue ante Inglaterra, en el que cayó 2-0. Ahí tomó una de las fotografías más simbólicas de ese Mundial: donde Owen y Mondragón, vencedor y vencido, simbolizan y muestran la parte humana de lo que transciende más allá del futbol. 

 Ahí se acabó el Mundial para Colombia, pero no para Donaldo porque él debía ir a los partidos que continuaban por su trabajo. De hecho, cubría otros compromisos que no eran los de Colombia: uno de ellos fue el que enfrentó a Irán contra Estados Unidos y que ganaron los asiáticos 2-1. Comenta Donaldo que ese juego estuvo lleno de emociones más allá del ámbito deportivo. Sí, ese fue el partido más politizado en Francia 98, debido a los problemas y los conflictos que habían vivido en Medio Oriente ambas naciones. 

 

¿Y qué vivió en la calle?

El reportero gráfico también viajó por las calles de las ciudades de Francia, donde repartía su tiempo en los estadios y en los hermosos museos, además de conocer la cultura francesa. No solo fue fútbol.  

 Pero vivir un Mundial es como tener al planeta al lado: “El ambiente es una locura completa, uno se olvida de todo, son 90 minutos de un éxtasis total porque es una experiencia que no se vive dos veces en la vida: uno mira por todo el estadio y son rostros diferentes, hay japoneses, franceses, brasileños, uno ve a todo mundo en las tribunas y en las calles, todos son como si fueran una familia, no hay tensiones políticas, ni ideológicas, solo un mundial de fútbol unía a todo un mundo de personas diferentes”. 

 En cuanto a su trabajo, tomar fotos a los futbolistas, según Donaldo, no era nada complicado, ya que los jugadores eran muy profesionales en ese sentido y nunca le negaban una fotografía, aunque una de las situaciones más relevantes en ese Mundial fue lo que ocurrió con el jugador colombiano Faustino Asprilla, quien fue expulsado de la Selección por diferencias con el director técnico de ese momento, Hernán Darío Gómez, y también por decisión de sus compañeros. Sí, que no nos falte el escándalo. 

 Todo ese mundial fue una travesía completa no solo por los partidos, sino también por la cultura o por el idioma. Era una odisea para Donaldo enviar todos sus contenidos al periódico, porque en ese tiempo seguían en lo análogo y había que revelar los negativos y pasar las imágenes por un escáner que rebotaba el contenido a una pantalla con unos programas que lo digitalizaban y un internet que a veces fallaba, dice Donaldo. “Yo sufrí mucho más con esto que cubriendo los partidos”. Pero los horarios los beneficiaron porque tenían muchas posibilidades de enviarlo a tiempo al periódico, ya que también en el Mundial había una sala de redacción donde estaban todas las personas de diferentes países que estaban cubriendo la justa y era un poco más fácil agilizar el proceso de envío. 

 Y sí, han pasado 24 años después del Mundial de Francia 98, del que Donaldo todavía recuerda aquellas anécdotas e historias, donde sigue muy presente en su memoria, como por ejemplo cuando estaba enfermo y no sabía pedir pastillas en francés y tuvo que entrar tosiendo muy duro para que le pudieran entender, o cuando vivió segundo a segundo cada juego, cada partido que presenció y esa emoción tan grande que vivió. De esta forma nos mostró un poco más de su vida, no solo dejándonos ver a un fotoperiodista sino a una persona que ha estado en movimiento contando lo bueno y lo malo de este país con su lente. 

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