El Juve y el recuerdo de una avioneta volando sobre Medellín durante el 4-4 con la Unión Soviética

Jacobo García Salazar

Rodrigo Londoño Passos, más conocido en el periodismo deportivo como el Juve, echa mano de sus recuerdos para hablar de la primera participación de la Selección Colombia en una Copa del Mundo, la de Chile 62. En aquellos tiempos comenzaba su carrera en la radio y describe como una locura lo que se vivió en el país durante aquella gesta futbolística.

Subido en el “octavo piso” de su vida, Rodrigo Londoño Passos, el popular “Juve”, recuerda cómo en 1962 era un mozuelo que apenas comenzaba su vida periodística en la radio, más exactamente en la Voz de Antioquia. ¿Su apodo? Le fue dado por otra importante figura del periodismo deportivo antioqueño, Eucario Bermúdez. Rodrigo es uno de los invitados a Caramelo Escaso, el pódcast de Colombia en los mundiales de fútbol. El Juve, control de radio, periodista y narrador deportivo, buscó en su “disco duro” algunos recuerdos de cuando seis décadas atrás, el país vivió una de sus primeras alegrías deportivas: la clasificación de una selección de fútbol a un mundial, en este caso, el de Chile 1962.

Su hermano, el famoso Pastor Londoño Passos, fue uno de los periodistas colombianos que cubrió aquella participación cafetera en Chile, por lo que nuestro personaje ha estado rodeado de un ambiente periodístico y futbolero desde sus inicios. Ha trabajado en numerosas emisoras, además, aparte de especializarse en el fútbol, ha narrado ciclismo y baloncesto.

Pero ¿cuál era el ambiente que se vivía en Colombia, aquel país rural que se trasladaba a las ciudades en medio de este evento deportivo? La nación iniciaba lo que se conoció en el ámbito político como el Frente Nacional luego de la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla. La radio era el medio de comunicación más utilizado en un contexto bastante atrasado, en una geografía agreste en la que había que recorrer grandes distancias para movilizarse de una ciudad a otra. Y en un ambiente caldeado como este, el Mundial fue una perfecta distracción para desviar, así fuese por unas semanas, la atención de todo el país.

“Era una locura esta época, porque miremos que Uruguay, por ejemplo, venía de vencer a Brasil en su propio país en el Estadio Maracaná (1950), que lo derrotó y esa fue la historia del famoso ‘Maracanazo’. De Perú no se diga, porque nos llevaba a nosotros más años de ventaja, de manera que esos rivales, lógicamente, significaron un hito para Colombia. Nosotros debíamos levantarnos de algunas caídas, y poco a poco ir subiendo el entusiasmo de los jugadores que también se estaban haciendo en ese tiempo”. ¿De qué nos habla el Juve? Pues, inicialmente, de Perú, a quien derrotamos en la fase eliminatoria (1-0 en Bogotá, 0-0 en Lima). Y luego de uno de nuestros contendores en la primera fase del Mundial: la todopoderosa selección uruguaya.

Esta fue la tercera cita orbital disputada en Latinoamérica y la séptima de la historia: participaron 16 naciones de América y Europa. Fue una copa del mundo con un tras bambalinas complejo por el terremoto que había afectado a Chile dos años atrás: el de Valdivia. A la selección colombiana le correspondió el Grupo 1 junto a Uruguay, que hacía 12 años se había coronado campeona del mundo; la Unión Soviética de Lev Yashin, el que es considerado el mejor portero de la historia; y, por último, Yugoslavia, potencia futbolística por esos tiempos.

Colombia terminó último de grupo, pero dejó un partido para el recuerdo contra la Unión Soviética que finalizó 4-4 con un memorable gol olímpico. “Fue una locura, sobre todo por la marcación del gol contra Rusia, y que todavía exista en el registro de la FIFA este gol olímpico de Marcos Coll”, dijo el “Juve” al referirse al 4-2 parcial de aquel juego y que al final fue un 4-4.

Esta, sin duda, fue una hazaña para el país de entonces, primero por las circunstancias que atravesaba Colombia en el ámbito político, y segundo, porque ese gol se le marcó a la mismísima “Araña Negra”, el portero soviético. “Era una época muy linda, en verdad, la que se vivió. Ese era un equipo por el que no se daba nada”.

En cancha chilena. Archivo fotográfico de la BPP
Anécdota área

Fue tanta la novedad que hubo con la selección, que el ‘Juve’ recuerda cómo, durante el 4-4 con la Unión Soviética, un piloto arrancó con su avioneta y voló durante 45 minutos aproximadamente por la ciudad de Medellín amplificando la transmisión de Jaime Tobón de la Roche de ese partido. “Eso fue una novedad extraordinaria”.

Así se cerró nuestra primera participación en una copa del mundo. Los resultados fueron relativamente buenos a pesar de todo, pues tan solo llevábamos 14 años de fútbol profesional. Es curioso que, a pesar de perder contra Uruguay en esa cita mundialista (2-1), nos encontraríamos nuevamente con ellos muchos años después, en el Mundial de 2014 y esta vez seríamos nosotros los que los mandaríamos a casa, como lo compartió nuestro invitado.

Y aunque se podría decir que por las circunstancias los resultados fueron los esperados, Rodrigo comentó que, obviamente, el ego deportivo de la gente fue herido por no poder haber conseguido avanzar más en el mundial. Sin embargo, el empate contra la URSS enardeció al público y esa selección tuvo un gran recibimiento posterior: fueron recibidos como héroes en Bogotá.

 

¿Y el periodismo?

Es imposible hablar de una gesta deportiva de esta envergadura sin hablar del periodismo. En esa época, por ejemplo, no era tan fácil cubrir un evento de la magnitud de un mundial: no existían las redes sociales para empezar y la radio se transmitía a través de la onda corta. “Las emisoras debían tener buena potencia, mínimo unos 5 o 10 kilovatios, le estoy hablando de las a.m. (amplitud modulada) que era la que se utilizaba en ese tiempo”. Es más, da a entender que dificultades como estas forjaron el carácter de muchos periodistas, tanto que dice: “el que no siente esto en la sangre que no se meta”.

Sí, Colombia tardaría seis copas del mundo para regresar a la máxima competición, y a pesar de ser un país con una cultura futbolística bastante fuerte, la ausencia fue bastante prolongada. Pasaron, entonces, varias generaciones de futbolistas para ver emerger, como lo indicó Rodrigo, la figura del técnico Francisco Maturana y del dirigente León Londoño Tamayo, los que no devolvieron al sitial de honor.

El Juve, un curtido narrador, nos llevó a través de estas líneas a vivir de nuevo la fiesta mundialista de 1962. Él continúa, en el “octavo piso”, haciendo lo que más le gusta: transmitiendo fútbol. Fueron famosos sus cubrimientos de los partidos de Medellín y Nacional en sus presentaciones como visitante durante varias décadas, y su voz se mantiene intacta, igual que los recuerdos del país en su primera experiencia mundialista.

 

 

Archivo fotográfico de la BPP

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