Por: Valentina Mejía Jaramillo
La comuna 8, es una de los barrios que conforma la ciudad de Medellín, se empezó a poblar con el paso del tiempo por edificaciones cercanas al centro de la ciudad, donde comenzaba a empinarse el Valle de Aburrá.
Después de subir y subir la montaña, por fin llego a mi destino, empiezo a mirar alrededor, las viviendas vecinas, sus fachada y las personas que se encontraban cerca, sin negar el temor que genera llegar a este lugar por el conflicto armado que se ha vivido por años, pero es más el susto, pues a pesar de la historia, los habitantes continúan con sus actividades. Ingreso al lugar que quería visitar, una casa pequeña pero en crecimiento, A simple vista parece una casa de familia, pero al ingresar el aspecto cambia totalmente. Primero me encuentro con un salón, que por lo general en una casa sería la sala, pero este se encuentra sin muebles, aunque tiene una mesa, sillas, un tablero, letreros y una pared pintada, cambia totalmente el panorama, es un salón para compartir, para pensar y desarrollar actividades en grupo, también para talleres de música, baile, teatro y escuela de género.
Luego me topo con un patio, donde es más similar al de una casa común, donde están unas materas, pero lo particular de estas es que son sembradas en materiales reciclables y el diseño de estas macetas son coloridos y cada una lleva un mensaje alusivo a la valentía, a la paz y al amor. También me encuentro una pared pintada con la bandera de la comunidad LGTBI, que es lo que hace particular este lugar.
Sigo recorriendo esta casa, que cada vez que avanzo me cruzo con un lugar más acogedor. Posteriormente del patio descubro la cocina, un espacio para disfrutar en grupo de un buen café y una buena compañía. Inmediatamente me topo con las escaleras que me dirigen al segundo piso, que por lo general encontraría un par de habitaciones, pero lo más sorprendente es que estos cuartos son oficinas y un salón para reuniones en grupo, un ámbito para las nuevas ideas, para las ayudas y para el crecimiento de este increíble lugar.
En este segundo piso lo que más me llama la atención son unos cuadros particulares, con fotos de las personas que fundaron esta comunidad; pero no como son identificados por su género como hombres y mujeres, sino como miembros de la comunidad LGTBI, vestidos a su manera, sintiéndose libres y pudiendo ser reconocidos ante la sociedad como realmente son, ganándose el respeto de sus familiares amigos y vecinos, sin importar el que dirán, con pintas auténticas, que los identifica como miembros.
Además, en el segundo nivel, se encuentra una sala de estar, conformada por unos muebles y un gran televisor. Es un espacio para dispersarse, compartir y disfrutar de contenidos audiovisuales referentes a la comunidad, un espacio para dialogar, aprender y crear. Esta casa, aunque tiene mucho más por construir, poco a poco ha ido creciendo y desarrollando su estructura.
El color de sus paredes es crema, donde se plasman ideas y sentimientos que identifican a esta comunidad. La casa tiene un aspecto acogedor, es sobria y su ambiente es tranquilo, más que ser un espacio para la diversión y la transformación, es un ámbito de crecimiento y de ayuda para las personas que quieran ser parte de este lugar. Su olor es neutro, se respira un espacio de paz y tranquilidad, donde la aceptación y la ayuda son parte fundamental para su progreso.
Durante mi estadía en este lugar, vi un video del comienzo de este grupo y de la fundación que han creado con ayuda de la comunidad y de diferentes entes de la ciudad. Casa Diversa, como se llama esta fundación, sufrió muchos crímenes de odio por parte de las bandas delincuenciales que habitan la Comuna 8, los amenazaron y los hicieron ir de este lugar y alejarse de sus familias, después de dos años decidieron regresar, porque a pesar de la violencia, este lugar marcó la infancia de cada uno de los integrantes y por eso regresaron con más fuerza, valentía y respeto, para seguir luchando por este colectivo.
Hoy son reconocidos en muchas partes del mundo, por su labor social y su interés por respaldar a estas personas que han sido discriminadas por demostrar lo que realmente son, por eso juntos pudieron conformar esta fundación y brindarles un espacio seguro a los niños, jóvenes y adultos que quieran formar parte de la comunidad LGTBI, con diferentes actividades para su crecimiento.
Casa Diversa es un espacio de esparcimiento y su sede se convierte en esa casa de familia común y corriente, donde te reciben con las puertas abiertas, sin discriminaciones, ni juzgamientos, para que puedan seguir con su proceso de transformación. Un lugar que se va llenando de color, para la diversidad y la libre expresión, para brindar alternativas para la pedagogía, la atención psicosocial y jurídica para las personas que pertenecen a esta comunidad. Hoy siguen trabajando por la inclusión y su reconocimiento, para seguir preservando su reconocimiento por su gran labor con el colectivo LGTBI.
Aunque están ubicados en la Comuna 8 de Medellín, su labor no se enfoca únicamente en este lugar, también pueden hacer parte personas de otros sectores de la ciudad e incluso del país, porque el motivo principal de esta fundación es la inclusión.