Nunca está de más tu compañía
Domingo 29 de marzo, Medellín
Finaliza mi tercer domingo de cuarentena y empiezo a sentir el vacío de la soledad. Mi vida llena de programas, actividades y tareas por realizar no tiene agendada una cita con Cupido, por ahora.
Mientras tanto, dedico mi mente a producir otro tipo de emociones, esas que me hacen sentir útil, impulsadas por una máquina capitalista que ahora se ha puesto en desequilibrio por el covid-19.
He pasado un fin de semana entre mi taller de confección, la cocina y cientos de letras escritas en mi computadora. Pero nada de esto ha suplido la caricia que daría una mano amiga, el beso protector de mi familia, ni el caluroso momento que desfoga la pasión.
Estos 17 días me han enseñado que por más liberal e independiente que sea, nunca esta de más tu compañía.
Es extraño entrar a una de esas aplicaciones para ligar y sentir que por más grosero que quieras sea tu comportamiento, estamos encerrados y no en una prisión.
No me atrevo a intentar conocer a alguien y cuando por segundos he perdido la cabeza y las ganan quieren desbordar mi imaginación, he encontrado, en el mismo lugar, a personas que sensatamente cuidan a su familia. En este momento de soledad, te extraño compañía.
Finaliza mi tercer domingo de cuarentena y empiezo a sentir el vacío de la soledad. Mi vida llena de programas, actividades y tareas por realizar no tiene agendada una cita con Cupido, por ahora.
Mientras tanto, dedico mi mente a producir otro tipo de emociones, esas que me hacen sentir útil, impulsadas por una máquina capitalista que ahora se ha puesto en desequilibrio por el covid-19.
He pasado un fin de semana entre mi taller de confección, la cocina y cientos de letras escritas en mi computadora. Pero nada de esto ha suplido la caricia que daría una mano amiga, el beso protector de mi familia, ni el caluroso momento que desfoga la pasión.
Estos 17 días me han enseñado que por más liberal e independiente que sea, nunca esta de más tu compañía.
Es extraño entrar a una de esas aplicaciones para ligar y sentir que por más grosero que quieras sea tu comportamiento, estamos encerrados y no en una prisión.
No me atrevo a intentar conocer a alguien y cuando por segundos he perdido la cabeza y las ganan quieren desbordar mi imaginación, he encontrado, en el mismo lugar, a personas que sensatamente cuidan a su familia. En este momento de soledad, te extraño compañía.
Emociones encontradas
Después de ocho días vuelvo a estar en la silla de mi taller. Aquí, como en el colegio, de donde soy técnico en confección, se me pasan las horas porque me gusta y porque aún soy muy lento en la máquina.
El viernes 13 de marzo, cuando me cancelaron las clases en el Complejo Acuático y las clases presenciales en la universidad, pienso en hacer tapabocas, una locura, pero un nuevo motor para sentirme emocionado y ocupado.
La creación me lleva una semana y culmina con un punto más para mi vida: no rendirme y luchar siempre por lo que creo. Esto del “punto” hace referencia a lo que decía Steve Jobs. ¡Y es cierto!, aunque al principio no lo entendiera y me decepcionara por cada cosa que no se me daba, solo hay que confiar.
El viernes 13 de marzo, cuando me cancelaron las clases en el Complejo Acuático y las clases presenciales en la universidad, pienso en hacer tapabocas, una locura, pero un nuevo motor para sentirme emocionado y ocupado.
La creación me lleva una semana y culmina con un punto más para mi vida: no rendirme y luchar siempre por lo que creo. Esto del “punto” hace referencia a lo que decía Steve Jobs. ¡Y es cierto!, aunque al principio no lo entendiera y me decepcionara por cada cosa que no se me daba, solo hay que confiar.
Falta mucho por hacer
Se acerca el fin de mes y con ello las obligaciones económicas que esto acarrea. Viene una semana difícil; obvio, no tanto como la que viven las comunidades más vulnerables en el departamento del Chocó, que actualmente viven la cuarentena nacional decretada por el gobierno y no tienen sustento económico.
La moda en estos momentos es salir a aplaudir en los balcones. Quisiera que fuese un acto en solidaridad para demostrar la unión de la fuerza colombiana y no una copia al apoyo de la labor médica que hacen en Europa.
Aquí aún no enfrentamos una situación ni parecida a lo que viven los países de Oriente y, como el Día de la Mujer, solo nos aflora el orgullo en el momento de moda.
La moda en estos momentos es salir a aplaudir en los balcones. Quisiera que fuese un acto en solidaridad para demostrar la unión de la fuerza colombiana y no una copia al apoyo de la labor médica que hacen en Europa.
Aquí aún no enfrentamos una situación ni parecida a lo que viven los países de Oriente y, como el Día de la Mujer, solo nos aflora el orgullo en el momento de moda.
Este contenido hace parte del especial
Diario de la pandemia
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