La ciudad de Medellín dispara sonidos en todas direcciones.

Buses chillando en la parada del banco Popular. El retumbar de los bombos y el alarido de las trompetas cuando se juega un clásico en el Atanasio. El fluir del tinto saliendo del termo al vaso en el parque de Envigado. La freidora preparándose para sacar la siguiente porción de papas en Aranjuez. El alarido social en el parque de la Resistencia.

Las escuelas y los teatros. El rio y el metro.

Inspiración en cada esquina. En cada Norte, sur, este, oeste.

Medellín alimenta sus músicos y ellos en agradecimiento cultivan los proyectos musicales. Arando los surcos  que nutrirán la escena de la montaña.