RELATOS DE PANDEMIA

Reses sin nombre en la red

Autora: Aura Cristina Arcila

 
 
 

El olor del queso, la leche burbujeante y el color rojizo de la sangre que corre por las pieles de los animales que sacrifican diariamente para producir la comida que consumimos, dan cuenta del oficio al que se dedican las familias ganaderas del país, pues con el pasar de los años han logrado sostener la segunda cadena alimenticia nacional.

Eran las 11 am. Las personas se conectaban desde sus dispositivos celulares. Empezaba la subasta. Cada ganadero mostraba su venta de ganado, de repente aparecía una peculiar vaca con un tamaño imponente, 150 centímetros de largo, 800 kilogramos, cuerpo robusto y musculoso. Era la Sin Nombre, el mejor ejemplar de aquella mañana. ¿Quién lograría llevársela? En ese instante nadie lo sabía, los numerosos ofertantes se aprestaban a lanzar sus posiciones: “¡La compro!”, exclamó un ganadero de Puerto Triunfo. Sin tener mucho éxito, a pesar de los 47 millones de pesos que ofreció, cifra que no resultó suficiente, como tampoco la cifra de su competidor que intentó llegar a los 55 millones de pesos, sin vencer a su rival. Transcurría así otra jornada atípica en el sector de la industria ganadera en tiempos de pandemia. 

  • Entre ganado y caballos de diferente fenotipo, color y raza, así fue como Simón Quintero y sus parientes hicieron de la ganadería su tradición familiar; su pasión por los equinos y otros animales de campo viene por parte de su abuelo materno, Arturo González.

En medio de cuarentena, uno de los mayores inconvenientes en el sector es el tema de la comercialización que debe darse de forma directa, ya que muchas personas cuando van a comprar lo hacen de forma presencial. La comercialización sin presencia física limita a muchas personas para ver los animales. Así surgió la necesidad de buscar nuevos métodos de venta, y adaptarse a la nueva realidad de la pandemia, como lo han hecho muchos sectores del país. 

Así mismo, los ganaderos tenían permiso de circular por las carreteras nacionales, cobijados por la urgencia de la comercialización de los productos de primera necesidad como la carne. Las redes sociales han facilitado mostrar los ejemplares sin necesidad de que la gente haga presencia en el lugar. La realización de subastas en este caso se está haciendo online. 

Cuenta el ganadero Simón Quintero que la tecnología entró a suplir la comercialización de forma remota, a través de videos y montajes en las plataformas. Pues si se tiene una página de ganadería se sigue y hay un ofrecimiento, y se está facilitando la realización de subastas, entonces la gente que esté interesada en la compra y la adquisición de animales lo hace de forma libre y con muy buena acogida.

Por otro lado, Nicolás Aguirre, quien posee una de las ganaderías más grandes en Córdoba, denominada la hacienda Cartago, afirma que en tiempos de pandemia, se está tratando de subsanar algunas cosas que se han afectado. Les tocó crear un grupo de WhatsApp cuando nunca se les había ocurrido crear grupos en esta plataforma, últimamente están haciendo interacciones por Zoom para saber qué necesidades hay, qué se necesita, porque a la final, la ganadería termina siendo muy empírica; “a nadie se le ocurriría comprar ganado en forma virtual por Amazon”.

Una finca ganadera necesita personal que trabaje, y no cabe la posibilidad de reunirse muchos empleados en un mismo espacio; los empleos temporales se tuvieron que eliminar, porque en cada finca debe de haber un máximo determinado de personas. Por ejemplo, en un establo debe haber un número limitado de individuos. Muchos de ellos tuvieron que hacer recorte de personal temporal, por lo que con menos personas no se está produciendo lo mismo. “En nuestro corral, de 1.300 kilómetros cuadrados, actualmente solo debe haber siete personas, cuando antes habían 25 o hasta 30”, finaliza Nicolás Aguirre.

Finalmente, la Sin Nombre encontraría dueño. Un curtido y experimentado ganadero del Magdalena Medio, usualmente vencedor de este tipo de certámenes, quien ha pesar de su apariencia rústica y hablar sencillo comenzaba a moverse hábilmente en las nuevas tendencias digitales. “¡VENDIDO!”. Exclamaba el moderador virtual. 63 millones fueron suficientes para llevarse a la Sin Nombre.

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Especial realizado por los estudiantes del Énfasis en periodismo digital del pregrado en Comunicación Social.

2020 / 2