Del club de la pelea se ha hablado mucho, quizás por el gran filme que es, quizás por lo controversial. En este caso hablaré desde la experiencia que tuve al verla en este momento de mi vida y de algo que no es tan común: identificarme con Tyler Durden.
Ficha técnica
Titulo original: Fight Club.
Año: 1999
Duración: 139 minutos.
País: Estados Unidos.
Dirección: David Fincher.
Guion: Jim Uhls
Música: The Dust Brothers, Michael Simpson, John King.
Fotografía: Jeff Cronenweth.
Reparto: Edward Norton, Brad Pitt, Helena Bonham Carter, Meat Loaf, Jared Leto, Van Quattro, Markus Redmond, Michael Girardin, Rachel Singer, Eion Bailey, David Lee Smith, Zach Grenier, Richmond Arquette, David Andrews, George Maguire, Eugenie Bondurant, Christina Cabot, Sydney ‘Big Dawg’ Colston, Tim De Zarn, Christie Cronenweth, Ezra Buzzington, Dierdre Downing-Jackson, Bob Stephenson, Charlie Dell, Rob Lanza, Holt McCallany, Joel Bissonnette.
Productora: Fox 200 pictures, Regency Enterprises, Linson Films, Atman Entertainment, Knickerbocker Films, Taurus Film.
Género: Drama, Thriller, Sátira.
Sinopsis: Un joven hastiado de su gris y monótona vida lucha contra el insomnio. En un viaje en avión conoce a un carismático vendedor de jabón que sostiene una teoría muy particular: el perfeccionismo es cosa de gentes débiles; sólo la autodestrucción hace que la vida merezca la pena. Ambos deciden entonces fundar un club secreto de lucha, donde poder descargar sus frustraciones y su ira, que tendrá un éxito arrollador. (FILMAFFINITY)
Premios: 1999: Nominada al Oscar, mejores efectos de sonido.
Para empezar, quiero romper la regla impuesta por el club de la pelea: “No hablar del club de la pelea”. Algunas reglas y estigmas implantados por la sociedad son seguidos por los humanos para encajar en esta, para buscar ser como alguien, para ganar un supuesto estatus. Todo esto se resume en no ser nadie.
Por si alguien que me lea no la ha visto, El club de la pelea es sobre un tipo que sufre de insomnio y busca grupos de apoyo que lo ayuden a superar la monotonía y el vacío que siente en su vida. Se vuelve adicto a estas reuniones e inventa múltiples personalidades con el fin de encajar en cada grupo. En un viaje de trabajo conoce a Tyler Durden, un vendedor de jabones que lo guía el resto de la película. Tras unos eventos cocrean el club de la pelea, un círculo de lucha clandestino que se populariza y se llena de múltiples personajes de la ciudad. En eso se basa la trama.
Del club de la pelea se ha hablado mucho, quizás por el gran filme que es, quizás por lo controversial, por lo grotesca, por lo que critica, por su banda sonora, sus efectos, etc.
Siempre ha dado de qué hablar. En mi opinión ha tenido tanto impacto por lo generacional que es. Siento que tiene tantos mensajes, referencias y filosofías implícitas como para que cada persona la vea a lo largo de su vida y cada vez sienta algo distinto por ella.
En este caso hablaré desde la experiencia que tuve al verla en este momento de mi vida. Sentí una gran conexión con el filme; esto es algo común, soy una persona que se sabe sensibilizar con las cosas de la vida. Desde pequeño mis padres me inculcaron el arte, en un inicio mediante un instrumento, y poco a poco fui desarrollando la sensibilidad y conexión con el arte en general (no solo la música, cuadros, esculturas, escritos, visuales, audiovisuales, cine, entre otros).
Sin embargo, sentí una conexión con algo que no es muy común: con Tyler Durden, quien se puede considerar el villano o antagonista de la historia.
Toda la semana estuve reflexionando y pensando por qué había simpatizado con el antagonista de la historia; es algo que nunca me había pasado. Encima siento un ligero odio por el personaje en sí, no comparto su violencia, su estilo de vida grotesco y autodestructivo, siento desagrado por él y por algunas referencias de la película, como por ejemplo el significado de la masculinidad, entre otros conceptos.
Entonces, ¿qué fue lo que me hizo simpatizar y conectar tanto con Tyler? Su filosofía de vida, ser alguien autentico que rompe con estereotipos, su madurez moral y espiritual que a la vez moldean su seguridad, la pincelada de estoicismo que marca su vida.
Esta vez me sentí alejado del protagonista, lejos de sensibilizar con él, lejos de empatizar, lejos de conectar. Esto debido a que, desde el principio, era un hombre que hacía todo lo que la sociedad le decía, tenía una vida completa, presentada como un catálogo de IKEA, muy apegado a las modas y a lo que “debería” comprar, muy sistemático.
En 2020, durante la pandemia, tuve mucho tiempo conmigo mismo y aprendí a conocerme, a conocer mi verdadera identidad. Siento que salí de mi zona de confort, encontré mi propia filosofía de vida, ahora soy más desapegado, tengo un estilo de vida autentico, una mentalidad positiva, definí mis pasiones y siento que me llegué a conocer al máximo. Esa situación de aproximadamente un año y otras experiencias donde la vida me ha enseñado a cachetadas es, en gran parte, lo que le ha dado a mi vida esa misma pincelada de estoicismo que Tyler Durden plasma en su ser.
No ignorar el hecho de que algún día moriremos; hay que hacer que cada día el mundo valga la pena, hacer lo que de verdad nos llena. La existencia es efímera, debo actuar con libertad, tener opinión propia en lugar de creer todo lo que me quieran vender. Menos miedo y más oportunidades.
Finalmente, en ese giro de guiones, el narrador y Tyler terminan siendo la misma persona. El narrador tenía un trastorno de identidad disociativa y Tyler es un alter ego de él, la persona que el protagonista quisiera ser.
Ese protagonista intencionalmente no tiene nombre, para dar el mensaje de que podría ser cualquiera de nosotros. Su transformación es una crítica al sistema social, consumismo y conformismo.
Al principio este representa a las personas que se quedan con todo lo que les venden, que llenan su casa con todo lo que sale en los comerciales, que intentan encajar en una sociedad, en un grupo, en un estereotipo. Sin embargo, a pesar de tener una vida completa, no se siente lleno. Esto le genera el insomnio. En la película se puede ver mediante una gran selección de objetos y tonos en la vida del narrador, todo muy gris, aburrido, frío, monótono. Tyler, su alter ego, es una persona antisistema, desapegado, no viste a la moda, despeinado, una persona sin estigmas, que comienza un movimiento revolucionario sin razón, solo para rebelarse contra la sociedad.
Tyler es la conversión del narrador que sale de su zona de confort para pensar por sí mismo, rompe con todo lo que lo controla incluyéndose a él mismo.
Cuando toca fondo, crea el plan Mayhem, que consiste en hacer explotar grandes instituciones, acabando con el capitalismo, el consumismo y liberando a las personas de este sistema.
Finalmente, el narrador confronta su alter ego. Cuando se da cuenta de que son la misma persona se dispara, Tyler cae, se desvanece y el narrador sobrevive, como una persona totalmente nueva, con los edificios explotando de fondo, un horizonte con un toque esperanzador y la canción “Where is my mind”, de los Pixies, de fondo. Esa escena es una obra maestra en el mundo audiovisual.
Creo que en ellos pude ver reflejados mi antes y después. Por eso me quedé pensando y analizando la conexión y el sentimiento que me evocó la película y el antagonista. Gracias, Tyler, los estigmas y reglas de una sociedad no se deben seguir al pie de la letra para encajar. Gracias al narrador, porque yo también seguí estigmas y mentí para encajar en una sociedad inconscientemente. Hoy, reflejándome en la película, tomo conciencia de mi evolución como persona.
Tyler es para todos y para nadie. Concluyo resaltando nuevamente mi ligero odio por el personaje. Cualquiera se puede identificar, pero nadie lo debería imitar.
A veces nuestro peor enemigo es la persona que aspiramos ser cuando queremos encajar, cuando finalmente estamos dejando de ser nosotros mismos.