En el año 2020, 240 licencias fueron entregadas a diferentes empresas, entre las que había multinacionales y productores en menor escala. 35 licencias fueron entregadas para el uso de semillas de la planta, otras 83 para el cultivo de cannabis de carácter psicoactivo y un restante de 129 para no psicoactivo. Estas licencias tienen un valor aproximado de 30 millones de pesos, más otros gastos mientras se tramita, más un valor anual. Adicional, se deben pagar abogados, consultores, agrónomos, técnicos, etc., lo que resulta en un proceso muy lento y costoso.
En Colombia existe una ley para la normatividad del cannabis, de la cual hacen parte el ministerio de Justicia, el de Salud, el ICA, Invima y la policía, entre otros.
Para adquirir una licencia de cultivo y procesamiento de cannabis medicinal, se debe gestionar, además, una licencia con el Ministerio de Salud. En este caso, para quienes tengan la finalidad de fabricación de derivados, en donde se toma la flor seca del cannabis y a partir de ella se extraen componentes con potenciales usos en la industria farmacéutica. Allí aplican ciertos protocolos de seguridad y planes de exportación para garantizarle al gobierno que el producto es lícito y será utilizado con fines medicinales.
Fuente: Portafolio