Hablar de la legalización de cannabis recreativo en un país como Colombia, donde se ha declarado la “guerra contra las drogas” durante las últimas décadas, es difícil, pero poco a poco el tema se impone en la agenda nacional. Esta podría ser una alternativa más viable que una batalla que muchos muchos ya declaran perdida.
Por Maripepa y Kris Kras
La marihuana es la sustancia psicoactiva más utilizada en el mundo desde 2018, con un estimado de 192 millones de consumidores, según la más reciente Encuesta Mundial de Drogas de la ONU. En Colombia se ha intentado legalizar por completo el uso del cannabis en diferentes momentos, aunque no se ha logrado, sí han habido avances: está permitido el uso de la marihuana medicinal y está despenalizada la dosis mínima de cannabis recreativo. ¿Cómo llegamos a este punto?
El cannabis de uso recreativo se diferencia del medicinal porque contiene altos porcentajes de THC, el componente que da las propiedades psicoactivas. En el país, cuando se legalizó el cannabis medicinal en 2016, se estipuló que debía tener menos de 1% de THC para ser considerado como tal.
La primera vez que Colombia adoptó los conceptos: droga, estupefaciente, medicamento y psicotrópico fue en la ley 30 de 1986, en donde se definió que la dosis personal de cannabis recreativo no puede exceder los veinte gramos ni los cinco gramos de hachís. Sin embargo, en el acto legislativo 02 de 2009, las normas se pusieron más rígidas, no solo se prohibió el porte y el consumo de sustancias psicoactivas, también se estableció que el objetivo del Estado debía ser prevenir el consumo y rehabilitar a los drogadictos.
Más adelante, en 2017, el nuevo Código de Policía les permitió a los oficiales incautar la dosis mínima e imponer multas cuando esta era consumida en espacios públicos. Un año más tarde, el presidente Iván Duque firma el decreto 1844 de 2018 que le dio la potestad a los policías para que también pudieran incautar, destruir y multar a las personas que portaran dosis mínima, así no se estuviera consumiendo.
Sin embargo, en 2019, la Corte Constitucional tumbó la norma del Código de Policía que contemplaba multas por consumir sustancias psicoactivas o licor en espacios públicos. Además, en 2020 el Consejo de Estado hundió el decreto impulsado por el gobierno Duque, por lo que hoy la dosis mínima solo se puede incautar si se verifica que la droga será usada para la venta.
Entonces, con estos precedentes, Agustín Rendón, abogado y director legal en una empresa que trabaja con cannabis medicinal, explica que se puede portar, consumir –siempre y cuando no afecte a terceros– y cultivar hasta veinte plantas. Además, se puede vender si es para usos medicinales, es decir, que la planta no tiene más de 1% de THC, puesto que si tuviera un porcentaje mayor se consideraría recreativa.
“Si me lo preguntas a mí como abogado, yo te diría que puedes hacer todo con tu producción, siempre y cuando no interfiera con la dignidad humana de un tercero”.
Han sido varios los proyectos de ley que han intentado legalizar por completo el llamado uso adulto o recreativo de la marihuana. El más reciente se aprobó el 25 de noviembre de 2020 en la Comisión Primera del Senado. Ahora, lo que sigue es un segundo debate que todavía no tiene fecha, a cargo del senador Luis Fernando Velasco.
¿En qué consiste el proyecto de ley?
Esta propuesta tiene como fin establecer un marco de regulación y control para el uso adulto del cannabis. Algunos de los aspectos que se tienen en cuenta es que, según las últimas cifras mundiales, se estima que la producción global de cannabis alcanza un valor alrededor de los 600 billones de pesos, es decir, el 60% del PIB en Colombia. La industria farmacéutica obtiene ingresos del orden de los dos billones de pesos aproximadamente, como producto del cannabis medicinal.
La propuesta establece que “el Estado regulará las actividades de importación, exportación, plantación, cultivo, fabricación, producción, almacenamiento, transporte, comercialización, transformación, distribución, uso y posesión de las semillas de la planta de cannabis, del cannabis y de sus derivados, así como los productos que los contengan, para uso adulto”.
Además, propone la creación del Instituto Colombiano para la Regulación del Cannabis (Icoreca), el cual sería la entidad que determine los lineamientos de transporte, almacenamiento, comercialización y relacionados, al igual que se encargará de otorgar las licencias de plantación y cultivo.
La iniciativa deja claro que el consumo estará prohibido para menores de edad. También, especifica que la distribución sería a través de dispensarios de cannabis, clubes o asociaciones y tiendas en línea. Se plantea que el dinero recaudado por parte de las tiendas públicas e impuestos sea invertido en educación, salud, campañas de prevención y atención médica y psicológica del consumo problemático.
Con la intención de que no pase lo mismo que pasó con la marihuana medicinal, que quedó en “manos de las multinacionales”, según expresa el senador Gustavo Bolívar, se les otorgará a los campesinos el 35% de las licencias de cultivo, en su mayoría gratis.
Este es el debate
Aunque los proyectos que pretenden legalizar el cannabis recreativo normalmente se hunden, cada vez son más los políticos y las personas que los apoyan. Por ejemplo, en noviembre de 2020 se hundió en la Cámara de Representantes la reforma que buscaba modificar el artículo 49 de la Constitución para permitir el consumo de cannabis de uso adulto. Es por esto que es interesante revisar los argumentos que están a favor y en contra de legalizar la marihuana recreativa.
Uno de los aspectos que más se debate es la llamada “guerra contra las drogas”: mientras algunos dicen que se debería cambiar el enfoque, otros opinan que la única salida al problema del narcotráfico es ser inflexibles con la prohibición del uso de sustancias psicoactivas.
El senador Juan Manuel Galán, recientemente dijo al medio Confidencial Colombia que la lucha antidrogas es una guerra perdida en el país, por lo que el Estado debería regular todas las sustancias ilícitas para quitarles el control a los grupos ilegales. De cara a las elecciones de 2022, Galán aseguró que si Coalición de la Esperanza llega al Gobierno, tendrá que “convencer al mundo de que hay que evolucionar hacia una nueva política en materia de drogas”.
En este mismo sentido, durante el debate del proyecto de ley, el senador Gustavo Bolívar señaló que: “La guerra contra las drogas está inmersa en un paradigma que es el de prohibicionismo, es una guerra fracasada en Colombia y el mundo. Se han gastado en el país 140 mil millones de dólares y no se ha avanzado en nada”.
El senador Iván Marulanda, quien también está a favor de la legalización de la marihuana, opina que aceptar el uso de estas sustancias ayudaría a acabar con la criminalización de muchas personas que van a la cárcel por negocios relacionados al cannabis.
En este mismo sentido, Julián Quintero, quien advoca por un uso de las drogas con menos riesgos y creador de la fundación Acción Técnica Social, sostiene que la legalización reduce el “dispositivo prohibicionista”, que tiene que ver con la persecución y coerción relacionadas con las drogas, además de que permite enfocarse en perseguir a los “verdaderos delincuentes”.
Sin embargo, también hay personas en contra de legalizar el cannabis, como Yeny Paola Gutiérrez, psicóloga clínica, especialista en adicciones y terapia, quien explica que podría haber un problema de salud pública en el país, porque todavía no se ha educado a la población frente al tema. “Tampoco estamos preparados para las enfermedades que se pueden propagar por el consumo inadecuado de sustancias psicoactivas. Todo esto trae más problemáticas de salud, enfermedades cardiovasculares, presión arterial o enfermedades de salud mental y demás”.
La experta en adicciones también señala que la marihuana puede ser la puerta de entrada para drogas más fuertes y más letales, como la cocaína o la heroína. Sin embargo, aún no hay investigaciones que comprueben esta afirmación.
Por otra parte, Julián Quintero expresa que los principales argumentos de los que están en contra de la legalización “se reducen básicamente a la moral, a la religión, al estigma y a la criminalización” y agrega “le hicieron pensar a la gente que el problema eran las drogas, cuando el problema es la prohibición”.
Para concluir Quintero afirma que se apela a la protección de los niños: “como ya no pudieron contener la decisión de los adultos, recurren a los niños. ¿Quién va a pensar en los niños, niñas y adolescentes?, que hay que cuidarlos a ellos. Creen que violentando los derechos de los adultos pueden protegerlos. Usan de manera instrumental los derechos de los niños para violar los derechos de los adultos”.
¿Cómo se podría beneficiar Colombia con la legalización?
Quienes le apuntan a la legalización sostienen que el Estado se podría ver beneficiado si se acepta el consumo y el comercio de cannabis. Por ejemplo, Marulanda dice que el mercado de marihuana “puede ser una fuente de riqueza y de desarrollo de sectores campesinos que desde hace muchísimos años hubieran podido desarrollar una industria competitiva en el mundo, pero que nunca pudieron hacerlo por la criminalización”. Además, señala que otros países se han favorecido de la legalización del cannabis y han creado grandes industrias que no solo han generado empleo, también riqueza. “Por ejemplo, hay varios estados de Estados Unidos que tienen mayores ingresos fiscales por la industria del cannabis que la del tabaco”.
“Lo que estamos viendo a nivel mundial con la regulación del mercado de la marihuana es que claramente disminuye todo lo que tiene que ver con la violencia y el delito asociado al tráfico ilegal y todo lo que tiene que ver y está relacionado con el consumo de sustancias, previo conocimiento y acompañamiento”, sostiene Julián Quintero. Y agrega: “No hay un aumento significativo de consumo, el aumento es el mismo que se percibe cuando está ilegal”.
Por su parte, la ONU, en su último Informe Mundial sobre Drogas, señala que a pesar de que es difícil evaluar el impacto de las leyes de legalización de cannabis en algunos lugares, se ha notado un aumento en el de cannabis después de la legalización. Sin embargo, en ese mismo documento, se aclara que el aumento del consumo también se ha presentado en países donde aún no es legal, por lo que se puede inferir que cada vez más personas consumen marihuana, independientemente de que sea legal o no.
En lo que respecta a su uso medicinal, que ya tiene una regulación en nuestro país, la psicóloga Yenny Paola expresa que “el uso de la marihuana medicinal también puede servir para quienes sean adictos a la heroína y hay evidencia científica y estudios recientes que comprueban que disminuye los efectos negativos del síndrome de abstinencia a este tipo de sustancias. Siempre y cuando se le dé un uso medicinal correcto”.
¿Cómo se ha abordado el tema en otros países?
Uruguay, por ejemplo, en 2013 se convirtió en el primer país del mundo en legalizar la marihuana. Estableció que solo la pueden consumir mayores de 18 años, quienes deben estar registrados en una base de datos y solo pueden comprar 40 gramos al mes en farmacias o sitios autorizados por el Gobierno. La ley también les permitió cultivar hasta ocho plantas en su domicilio.
En este país latinoamericano, según las estimaciones oficiales difundidas en enero de 2019, se calcula que la regulación con fines recreativos le ha quitado ganancias por más de 22 millones de dólares al mercado ilegal. Esto se debe a que “hoy en día, el principal abastecedor del mercado de marihuana son los cultivadores locales, no los traficantes”, sostuvo Marcos Baudean a la BBC Mundo, profesor de la Universidad ORT en Montevideo y miembro de Monitor Cannabis.
En 2018, Canadá aprobó una ley que permite que los mayores de 18 años puedan consumirla, tener 30 gramos y cultivar hasta cuatro plantas. Y con la regularización de la industria han logrado quitarle casi la mitad del mercado a los ilegales: en 2020, el Ontario Cannabis Store, el único comercializador online autorizado, logró tener una participación del 46% en el mercado y un costo de producción menor que el mercado ilegal.
Recientemente México se sumó a los países en donde es legal consumir cannabis recreativo. La medida se aprobó en marzo de este año, dos años después de que la Corte Constitucional determinara que la prohibición va en contra de la Carta Magna mexicana, y permitió el consumo, cultivo y licencias a los productores. Este cambio de paradigma en la lucha contra las drogas es un hito para el país que ha vivido décadas en una constante lucha contra el narcotráfico.
¿A dónde debemos apuntar?
Es importante que una eventual legalización de la marihuana defina claramente los lugares en dónde se pueda consumir y comprar las dosis y quiénes están autorizados para hacerlo.
“Lo más importante son las campañas educativas y preventivas que les adviertan a las personas los peligros del consumo, y está claro que de ninguna manera se puede permitir el consumo de menores de edad”, dice el senador Marulanda.
Por otra parte, Rendón, como abogado, consumidor de cannabis y empresario, le apuesta a decir que el ideal sería que las personas pudieran consumir cannabis tranquilamente, ejerciendo sus derechos en paz y armonía y generando bienestar económico para todas las partes de la cadena de valor. “El mejor escenario es como si nunca hubieran prohibido el cannabis y, en general, como si hubieran regulado de manera correcta todas las drogas desde el principio, no con prohibicionismo, sino con normas como se hace en cualquier otra industria. Así habría menos muertes, menos violencia y mayor bienestar económico”.