Estefanía Vanegas, como muchas personas, tenía una vida normal antes de que la pandemia llegara, contaba con un trabajo estable, el cual le permitía vivir muy bien y sacar adelante a sus dos hijos pequeños. Sin esperarlo, la COVID-19 la dejó sin trabajo. En momentos como esos, la desesperación es el único sentimiento predominante; una sensación de incertidumbre es la protagonista y la depresión de no saber qué hacer comienza a tener efecto. Estefanía no dormía, no comía y todo el tiempo se encontraba triste, ya que su vida había dado un giro abrupto; aunque sabía que aparte de superarlo por ella misma, debía salir adelante por sus dos bebés.