Mary Luz López Henao logra convertir lo que una vez fueron lágrimas y tristezas en letras y poemas reunidos en su libro Alzo mi voz, publicado a principios del presente año.
En él plasma una que otra vivencia que marcó su vida, historias de algunas de las mujeres que pasaron por situaciones similares a la de ella y relatos cortos enfocados a la denuncia de problemáticas sociales que vivimos actualmente en Colombia. Mary Luz López Henao logra convertir lo que una vez fueron lágrimas y tristezas en letras y poemas reunidos en su libro Alzo mi voz, publicado a principios del presente año. En él plasma una que otra vivencia que marcó su vida, historias de algunas de las mujeres que pasaron por situaciones similares a la de ella y relatos cortos enfocados a la denuncia de problemáticas sociales que vivimos actualmente en Colombia.
“Este libro es una denuncia, es una voz para las y los que aún callan, un poemario poco inusual, una recopilación de mis sentimientos hechos palabras; muchos de los textos acá escritos primero fueron las lágrimas y luego letras de un desahogo ante tanta tristeza.” Mary Luz López Henao
Desde los primeros párrafos del libro de Mary se puede percibir con facilidad la mujer en la que se ha convertido, una mujer que ha pasado por situaciones que ninguna persona debería pasar y que, a pesar del dolor que aún habita en ella, tiene el valor de alzar su voz para dar visibilidad a la historia que comparte con muchas mujeres víctimas de los mismos verdugos.
“Para mí, la escritura es una herramienta política que puede contribuir a una transformación social por la manera en que el arte influye en adultos, jóvenes y niños, cualquiera que fuese su expresión”, así lo expresa Mary en la introducción de su libro en la que enuncia su propósito y la relación que ha desarrollado con la escritura. Para ella, el hecho de escribir se ha convertido en el medio para desahogar sus tristezas y construir una nueva Mary Luz despojada de un tormentoso pasado.
Su libro lo divide en cinco partes, todas enriquecidas de relatos cortos en los que narra vivencias propias y ajenas que han marcado su vida. Cada una de estas partes la titula y separa con portadas que simulan retazos o imágenes unidas como un collage, lo cual compara Mary con su vida, siendo sus vivencias los retazos y su vida una colcha que los reúne a todos. En la portada del libro lo primero que se ve es un dibujo de una mujer levantando sus brazos mientras que de ella va saliendo algo marrón que al parecer la cubría totalmente; en la parte superior e inferior se puede observar más retazos o pedazos de tela acompañados con el nombre de la autora y el título del libro en una caligrafía que semeja unas suaves pinceladas.
Fue en su paso por la universidad donde conoció el poder de la escritura como medio de denuncia y desahogo, y a su vez, conoce también a Juan David Villa Gómez, quien redacta el prólogo de su libro, en el que, con profunda admiración, habla sobre el poder de las palabras que usa Mary en cada uno de los relatos y como logra que estos poemas toquen el alma de quien tiene el placer de leerlos.
Un amor que vive en sus palabras
En el primer capítulo o parte de su libro, Mary habla sobre una de las pérdidas que más ha lamentado y es la del amor de su vida Andrés, el único hombre que la hizo sentir diferente, quien le recordó lo valiosa que era y la acompaño en sus peores momentos. Se nota con facilidad que para la autora no fue nada fácil superar esta perdida y más si hasta el día de hoy no sabe del paradero de su amor, ya que Andrés fue víctima de desaparición forzada en el año 2008. Por esto, la autora titula esta parte del libro como “Vives en las palabras”, ya que al no tener una tumba en la que pueda llorar su perdida, tiene su lápiz para desahogar su dolor y vivir su duelo a través de la escritura.
“Amor mío, te llamo nacer y morir porque, cuando te conocí y te tuve, nací, viví y fui feliz, pero cuando te fuiste, morí en vida, me mataste.” (López, 2022, p. 29)
Mujeres que marcaron su vida
Por otro lado, en la parte número dos del libro, que la autora titula como “Mujeres que duelen”, reúne seis relatos cortos en los que narra las historias de algunas de las mujeres que la acompañaron en la época en la que fue trabajadora sexual bajo el nombre artístico “Yayita”. En este capítulo del libro reúne las historias que más la marcaron como “La costurera”, como Mary Luz la nombra, una mujer que además de ejercer la prostitución se dedicaba a confeccionar sus propios vestidos y los de sus compañeras, cuenta Mary que un día al bajar las escalas del hogar que compartía con otras mujeres encontró el cadáver de esta mujer abandonado en plena calle, víctima al parecer de un tiroteo. O también la historia de Samantha, una mujer decide escapar del orfanato en el que la dejó su madre y decide aventurarse al mundo y a sobrevivir a costas de su cuerpo, así vivió toda su vida hasta que los años fueron pesando y Samantha ya no tenía el mismo rostro joven ni el mismo dinero que ganaba en esos tiempos, ahora está sola, sin una pensión o algo con lo que pueda sustentarse que no sea la prostitución.
“… Hoy somos más los que nos levantamos y luchamos, los que renacemos cual fénix, los valientes que nos aferramos con esperanza para comenzar a sanar, amar, soñar con que todo esto mejore y que por fin nuestro corazón se abra al perdón” (López, 2022, p. 36)
Tocando corazones con palabras
En “Retazos”, tercera parte del libro Alzo mi voz de Mary Luz, habla del concepto general del libro y es la colcha de retazos que asemeja con su vida, tan llena de historias que no encajan entre sí y que a su vez hacen parte de lo que es hoy en día. En esta parte del libro le habla a la niña que fue abusada con apenas 9 años, a la joven que fue reclutada por un grupo armado en el que fue obligada a cargar un fusil y a la mujer que tuvo que vender su cuerpo por hambre y necesidad. Para mí esta es la parte más importante del libro, en la que el lector entiende y conoce la historia de la autora y se empatiza con ella, por su estilo de escritura y palabras que usa logra tocar cada fibra de quien lee estos relatos. Plantea en la mente del lector la pregunta de ¿cómo es posible que alguien pase por situaciones como las que cuenta Mary y cómo ha logrado salir de tanta tristeza sin resentimientos?
Mercancía barata
La parte cuatro del libro curiosamente se compone de cuatro relatos en los que la autora habla sobre la realidad que viven las mujeres que con engaños y mentiras caen en la trata de personas, que sin imaginarlo terminan privadas de su libertad y obligadas a prostituirse para pagar una deuda que al parecer nunca van a poder saldar. Ese infierno en el que entran sin saberlo miles de jóvenes con la ilusión de viajar a otro país, segadas por las promesas de quienes se convierten en sus dueños, dueños de sus cuerpos, de sus identidades y de su libertad. Como dice Mary Luz en el inicio de uno de sus relatos: “como mercancía barata en el mercado de pulgas o en la terminal éramos regateadas…”, así son tratadas las mujeres en prostitución, vistas como un pedazo de carne vendido al mejor postor sin importar quien sea con tal de que tenga dinero para pagar por tal belleza.
Mary alza su voz
Para cerrar con broche de oro, la autora titula la última parte de su libro “Alzo mi voz”, en la que con tono de denuncia habla sobre los asesinatos de los líderes sociales, el paro nacional que se presentó el año pasado, el desplazamiento y su vivencia personal como desplazada por bandas criminales de Medellín y cierra con un texto de apoyo dirigido a los ciudadanos venezolanos por su situación actual. Esta parte del libro es más enfocada a las luchas sociales que se están presentando en el país, resalta su perseverancia y lucha constante contra el gobierno, y a su vez, defiende y se conmueve con la situación que viven estas personas.
“¿Quiénes son los dueños de la vida? ¿Quién tienen la potestad de eclipsar la luz de los astros? ¿Se ha vuelto natural contemplar cómo se arrebata el aliento de los justos? Sabemos que la muerte es inamovible, es también el cese de la vida y el fin de la luz que algún día brilló en nosotros, pero ¿no debería llegar la noche con naturalidad? ¡Nos están matando!” (López, 2022, p. 87).
De este libro quedan grandes enseñanzas y cuestionamientos en cuanto a la situación que viven miles de mujeres que se ven obligadas a dejar su dignidad a un lado y vender su cuerpo para poder sobrevivir. Es absurdo que, en un país con tantas riquezas y oportunidades para todos, prevalezcan los intereses de los más favorecidos y violentos, quienes al final del día tienen el poder de anular las libertades de las personas que no nacieron en las mismas condiciones. Este es un libro que invita a la reflexión, a dejar de ser quienes señalan desde una posición de privilegio y empezar a ver con ojos de empatía a quienes no cuentan con los medios suficientes para salir del ciclo de pobreza tan evidente en Colombia.
Mary Luz es una mujer de admirar, una mujer que ha logrado salir de la oscuridad que la rodeó toda su vida para convertirse en el ejemplo que es ahora para miles de mujeres que desean cambiar su destino como ella lo hizo. En este momento es cuando más se necesitan mujeres como Mary, que guíen y apoyen a las mujeres que se encuentran en situaciones vulnerables como las que ella vivió, para que esta explotación a la mujer que se evidencia en las calles de todo el país pueda ir disminuyendo cada vez más y que estas mujeres accedan a otras alternativas de sustento más dignas.