Lo tiene, pero tengo mis reservas, de hecho, muchos proyectos nacieron con apoyo de la alcaldía, pero hubo un problema con varios grafiteros de la ciudad, porque el grafiti se estaba utilizando como medio de propaganda institucional, pagándoles a grafiteros para que pintaran como grafiti, en lugares que son de vía libre para el grafiti. De igual forma, eso de los apoyos es muy doble moral, en el último proyecto que participé, “Caminemos la 10”, tiene un sentido y es generar más turismo. Yo siempre he preferido que entre menos institucionales sean las cosas, mejor. De alguna manera, el grafiti es libre, no tiene quién lo controle, el grafiti debe ser real, como se dice en el gremio, así como el grafitero que decide ir a poner tres letras en un vagón del metro a las tres de la mañana.