¿Ser trans es considerado una enfermedad mental?

Por: Valentina Mejía Jaramillo

El sistema de salud en Colombia, ordena que la persona trans debe tener un certificado psiquiátrico, para que accedan a los tratamientos relacionados respecto a su transición. Hoy en día hay barreras para que esta población tenga un documento y se pueda ajustar a su identidad.

La población trans está obligada a pasar por un diagnóstico psiquiátrico para acceder a la salud pública y cumplir su transformación. Sin embargo, los trans, aparte de tener que enfrentar un proceso de transición, adicionalmente tienen que “lidiar” con las trabas legales que tiene el sistema de salud, y sumarle la discriminación de la sociedad y el conflicto de contarle a su familia.

Juan Pablo Zapata es psiquiatra de la Universidad de Antioquia, especialista en trastorno bipolar, de ansiedad, psicosis, trastornos del sueño y de la alimentación. En esta entrevista, habla acerca del procedimiento que debe hacer una persona trans para iniciar su transición, asimismo resalta el acompañamiento que requieren de sus familiares y discute si realmente es una enfermedad que se debe tratar.

¿Cuál es la función que cumple un psiquiatra en la transición de una persona trans?

Tiene un papel fundamental de acompañamiento en el proceso, porque sabemos que la transición implica algunos síntomas desde el punto de vista psicológico. Tiene una función en la parte administrativa, en el sentido de acompañar, para que acceda a los servicios de salud, cumpliendo el papel dentro del orden administrativo, debido a que aparece dentro de las clasificaciones de los trastornos mentales. Realmente esto no puede ser visto desde este enfoque, sino el acceso a los servicios de salud de calidad que puede adquirir una persona trans, obliga a ese primer encuentro con una serie de especialidades que lo que buscan básicamente es hacer esa transformación un poco más segura.

¿Un psiquiatra brinda acompañamiento a la familia de una persona en transición?

La verdad es que debería hacerse. La idea es que sea un acompañamiento multidisciplinario. La invitación sería con terapia de familia, pero en general, muchas personas hacen esa transición de manera solitaria. Aunque cada vez estamos viendo la participación de los seres queridos, eso representa cambios que aborda explícitamente, porque hace parte del éxito de la transformación y representan esos elementos importantes que claramente van a cambiar. Por eso, a raíz de ese cambio, sí sería necesario la intervención con la familia.

¿Ser una persona trans corresponde a un desorden mental?

No, definitivamente no. Ha sido la excusa para que a través de ese diagnóstico, se garantice el acceso a los servicios de salud a cargo de las entidades promotoras. En este momento, opera desde el punto de vista administrativo y conceptual. De ninguna manera puede ser visto como un trastorno mental, lo importante es el bienestar de las personas, la armonización de su propio ser y su propio cuerpo, es un camino personal más que una enfermedad. La disforia de género como se conoce el término desde el manual americano de trastornos mentales o el paciente transexual, como lo tenemos en la clasificación internacional de las enfermedades, que es lo que buscamos acá en Colombia, realmente corresponde a una etiqueta que debe ser vista como una excusa administrativa. En tanto pensamos otras formas en que las personas puedan armonizarse de manera segura, y con la garantía del respaldo económico, que implica hacerlo a través de los servicios de salud, en esa medida hay un diagnóstico de una enfermedad.

¿Puede la terapia modificar la orientación sexual?

Las terapias que plantean cambiar la orientación o la identidad realmente no tienen cabida. Lo que hay que hacer es facilitarle al individuo su propio camino, más que obligarlo a transitar por uno preestablecido, porque cada individuo vino a vivir un proceso y debe ser libre, autónomo y seguro. Es ahí donde retomo el acompañamiento, pero de ninguna manera las terapias tienen sustento en evidencia y eso corresponde los prejuicios sociales y religiosos principalmente.

¿Por qué es tan difícil para las personas trans acceder a un proceso de orientación sexual?

Hay varios puntos. Uno desde el punto de vista social y es porque desde el nacimiento nos enseñan una lógica binaria clasificatoria de masculino-femenino y de correspondencia inmediata, con los caracteres sexuales. Así vemos el mundo, eso no quiere decir que sea la forma correcta o que no se pueda modificar. Por eso, el término transexual es bonito porque es trasegar, es quebrar, es romper esa lógica, y eso requiere de un esfuerzo emocional, cognitivo y grande, que lleva a muchas personas a que se queden solas. Desde el punto de vista personal, romper esa lógica es difícil porque se inserta automáticamente en la memoria, entonces requiere un esfuerzo enorme y se generan un montón de consecuencias a nivel familiar laboral, económico y social, que implican un precio alto por pagar, como discriminación, la exclusión e incluso la vida. Sabemos que existe también el asesinato sistemático de las personas trans. Esto permite contemplar todas las variables, hace que sin duda admitir o iniciar un proceso de armonización de la propia directiva sea muy difícil.

Cuando una persona pide orientación y apoyo, ¿lo primero que le ofrecen es una asesoría con un psiquiatra?

Si, cuando ya han llegado y han pasado generalmente por varias instancias, básicamente buscadas de forma propia, se dan las indicaciones de cómo empezar el proceso. Muchas veces, cuando llegan donde el psiquiatra es porque están dentro de una evaluación interdisciplinaria, ya lo vio el endocrino, urología u obstetricia y cirugía plástica. Eso es lo más frecuente, las distintas especialidades y alguna otra los remite a psiquiatría. Asimismo somos los que empezamos el abordaje de una persona que manifiesta los deseos de hacer su proceso de armonización y de transición. La idea es que el psiquiatra inicialmente evalúe si hay algunos trastornos mentales, porque hay gente que se deprime, está ansiosa, y tiene algunos problemas en su personalidad o forma de ser. La idea es trabajar para que ese proyecto sea más fácil y seguro. Nosotros somos los que remitimos a las distintas especialidades para el manejo interdisciplinario u otro tipo de consulta.

¿Por qué algunas personas no desean hacer la transición con un psiquiatra?

Es una prevención que tiene todo el mundo. A nadie le gusta ir al psiquiatra. El tema como tabú en general, es por la falta de conocimiento. En algún momento ven la psiquiatría como especialidad de la medicina, como patología, a través de medicamentos, con efectos adversos que cambian demasiado la vida. No obstante, la mala fama no ha cambiado y se mantiene, esa prevención tienen muchas personas, independientemente de la población general, tiene esa dimensión de la mirada del paciente transexual, uno de los mayores temores es precisamente que vean al psiquiatra como el que va a autorizar o a negar cualquier procedimiento, que va a dar como aval o que se haga la transición, realmente eso ha sido una mala presentación de la especialidad, porque ese no es la finalidad. El objetivo es el acompañamiento en el proceso de transformaciones. Sabemos que hay algunos individuos que tiende a algunos factores que terminan en mayor o menor éxito con ese proceso. No hay un abordaje unificado en Colombia sobre este tipo de pacientes, y en esa medida a veces no queda claro el papel que pudiera tener la especialidad. Pero realmente la indicación ofrecerá acompañamiento de la psiquiatría y la psicología, trabajar con la sensibilización y con la explicación de lo que realmente se quiere lograr. Hoy todos se convierten más como en aliado terapéutico.

¿Le genera asombro cuando al momento de que le piden una cita es una mujer y llega un hombre?

Sí, es muy frecuente. Sobre todo porque a veces no han hecho todo el proceso administrativo y generalmente, en las atenciones aparecen los nombres en la historia clínica y debe aparecer como están en la cédula, cuando no se ha hecho todo el trámite, sigue apareciendo como esta designado. Generalmente hay servicios de salud amigables, donde existe la posibilidad de que aquellas personas que aún no han hecho toda la diligencia administrativa o legal, ponen en las citas, -“me llama Juan Camilo, pero me llaman Dana”-. Eso es una muestra de sensibilidad de quien está atendiendo al paciente, pues es una forma de cortesía tratarlo como quiere que lo trate. De hecho, me ha pasado con frecuencia.

¿Cómo cree que una persona ya está lista en este proceso para seguir con su transformación?

Las guías de práctica clínica exponen un concepto que se llama el test de la vida real. Es mucho menos traumático cuando una persona paulatinamente fue asumiendo en su vida cotidiana y siente como propia la identidad. Hay personas que ya habían cambiado el nombre, su forma de vestir y ya su la familia lo sabe. Esta prueba, la recomendación es que por lo menos durante seis meses se haya llevado a cabo. Cuando en este período se observa que la vida siguió funcionando, uno puede decir que hay una alta probabilidad de que el resto del tiempo pueda seguir viviendo con éxito ese proceso, siendo quien quería ser, pero generalmente uno marca un periodo de tiempo en el que haya funcionado la transición y de todas maneras sigue acompañando y con citas abiertas. Existen personas, que la mayoría de los casos dejan de volver, uno asume que les está yendo bien con en el último seguimiento disponible, por lo menos por probabilidad, el éxito de la de la transición ya se ha dado.

Experiencia Periodística Innovadora

Universidad EAFIT

Ana María Córdoba

Mariana Caicedo

Santiago Morales

Sara Ramírez

Valentina Mejía