Zona desmilitarizada de Corea

Hace aproximadamente 70 años los coreanos no estaban preocupados por la división, sino por el imperialismo: Corea era entonces una sola, pero sometida a la autoridad de Japón. La península entera fue una colonia japonesa durante treinta y cinco años hasta que se lanzó Hiroshima, una bomba atómica por primera vez en la historia, acontecimiento con los cuales se iniciaban los conflictos que llevaron a la división del territorio. Tres años después, el 15 de agosto y el 9 de septiembre de 1948, respectivamente, las dos Coreas proclamaron su existencia como países independientes, pero ninguna reconoció en su nombre oficial aquella separación peninsular. El Norte no iba a ser Corea del Norte, sino la República Popular Democrática de Corea; el Sur no iba a ser Corea del Sur, sino la República de Corea.

Como resultado a los años de conflictos en la llamada Guerra de Corea surge un acuerdo, las tropas chinas y norcoreanas retrocedieron hacia el norte de la línea divisoria y las fuerzas de Estados Unidos y las Naciones Unidas hicieron lo mismo hacia el sur.

Gracias a las decisiones que fueron tomadas en medio de Corea del Sur y Corea del norte, encontramos una pequeña franja de 4 kilómetros de ancho por 238 de largo ubicada en el paralelo 38. Esta es conocida como la Zona Desmilitarizada establecida en 1953. En este trecho se pueden conocer años de historia, guerras, victorias, perdidas y sufrimientos de soldados, civiles, niños, ancianos y familias enteras que se vieron afectados por los enfrentamientos que se estaban presentado en la época.

La Zona Desmilitarizada de Corea,  una tierra de nadie, es actualmente un gran atractivo turístico que puede incluir sorpresas como lo son:  una vida silvestre diversa, un museo de arte contemporáneo, un campo de golf con tres hoyos,  túneles secretos construidos por Corea del Norte que fueron descubiertos en la década del setenta y uno durante los noventa y el avistamiento casual de celebridades buscando profundizar en la historia.

Desde hace más de medio siglo en este lugar viven cerca de 200 habitantes, quienes cuentan con beneficios tributarios por tener su hogar en territorio vulnerable.  Un lugar que si bien es de cese al fuego, se siente la tensión militar, el miedo y la angustia de un posible ataque de un Estado a otro y donde aquel que llega debe firmar un consentimiento por estar en una zona de alto peligro. El hogar de quienes viven en el paralelo 38 es una serie de casetas azules que sirven como residencia para los soldados, quienes día a día cumplen con su labor de estar vigilando la zona, velando por el bienestar de ambos lados y realizando sacrificios por el honor o quizás la obligación de representar una serie de ideales, creencias y costumbres de las penínsulas.¿ 

En estos pocos kilómetros, tal vez unos de los más peligrosos y custodiados de todo el mundo, hay torres de observación en los costados del área de Panmunjom, nombre que le fue asignado por la ONU a esta pequeña franja, que tiene como característica especial que es el único lugar donde los soldados de ambos países se encuentran frente a frente.

Panmunjom está compuesta por gran variedad de naturaleza, que se convirtió en un refugio ecológico para raras especies de fauna y flora, donde se han visto animales como el oso asiático negro, el gato salvaje coreano, la grulla de corona roja, el leopardo del amur, el tigre siberiano entre otros. Especies que conviven junto a los soldados y se encargan de llenar de color y vida a un lugar donde prima el verde, el gris y el azul, la poca expresividad y el silencio que sobresale en el lugar.

La división coreana fue un hecho mucho más concluyente, y la Zona Coreana Desmilitarizada, intransitable y vigilada, se volvió una región prohibida, un paraíso protegido para especies animales en peligro de extinción emplazado en esa franja vegetal.

Esta franja rodeada de exhaustivos controles militares y alambrado eléctrico son de los más custodiados y armados en el mundo. Según el diario La Tercera: “casi dos millones de soldados patrullan ambos lados, lo que se traduce en cerca de un millón de soldados norcoreanos, 600 mil surcoreanos y 37 mil estadounidenses”.

Lo único que realmente separa las dos Coreas: la voluntad de los militares que día a día se disponen a cuidar sus fronteras, hombres de los ejércitos, dispuestos a cumplir la orden de no poner un pie al otro lado de la línea de demarcación, un escalón de cemento que se eleva un par de centímetros del suelo y marca una separación del paralelo 38.