Edwin Arango es profesor de Periodismo Político Internacional en la Universidad Eafit. En esta analiza la participación de Colombia en la guerra de Corea y las consecuencias que esta dejo en el contexto político, social y económico del país.
¿Cómo influyó la participación del Batallón Colombia en las relaciones internacionales que se tienen actualmente con Corea del Sur?
“Aunque la mayoría de los colombianos a duras penas sabemos ubicar a Corea del Sur en un mapa, a raíz de la participación de Colombia en la Guerra de Corea las relaciones son muy buenas entre los dos países, tan buenas que Corea del Sur no les exige visa a los colombianos para hacer turismo, solo con presentar el pasaporte se pueden quedar tres meses. Adicionalmente, hay un monumento memorial en el que hay un pabellón solo dedicado a Colombia en donde hay datos del país, cantidad de tropas que participaron y los caídos durante el combate. También hay escuelas que se llaman República de Colombia, nombres de calles que le hacen honor al país. El coreano que tenga memoria de este acontecimiento, y si se le pregunta por Colombia, lo más seguro es que tenga una percepción muy favorable dado que fue el único país latinoamericano que peleó por Corea del Sur en la guerra con Corea del Norte. Estas relaciones son muy buenas y se mantienen, de hecho, se tiene un tratado de libre comercio”.
Por qué fue llamado un país como Colombia que, en ese momento, no tenía un desarrollo avanzado en armamento y formación de soldados? ¿Por qué fue el único país latinoamericano en tener participación en este conflicto?
“Hay que entender un doble contexto: uno es el de la Guerra Fría, que comienza terminada la Segunda Guerra Mundial, entonces para 1950, año en que se desata la Guerra de Corea, ya se tiene muy marcada la disputa política, ideológica y de poder entre el polo occidental y el polo socialista, primer y segundo mundo de la Guerra fría, y a partir de estos sucesos se tiene muy clara la iniciativa de los Estados Unidos de evitar a toda costa la penetración del comunismo en las esferas políticas y sociales de Latinoamérica.
Colombia mantuvo su partición porque era un ejercito que no estaba muy bien dotado, pero se enfrentaba a la realidad del surgimiento de guerrillas liberales en el país como consecuencia de la violencia.
Tanto el gobierno Roberto Urdaneta y Laureano Gómez estimaban que era necesario la modernización del ejercito para estar en capacidad de enfrentar una guerra de guerrillas, viendo así la participación en este conflicto como una oportunidad para lograr una modernización en armamento y técnicas de combate”.
¿El supuesto de un comunismo enemigo del orden, hizo entender a los colombianos que la participación del país en la Guerra de Corea era una obligación diplomática?
Se combinan dos intereses, lo que buscaba Estados Unidos a toda costa era evitar el surgimiento de partidos y movimientos o iniciativas que se consideraran alimentadas por la doctrina comunista o por la Unión Soviética en el continente americano, por lo que despliega una serie de iniciativas de cooperación y la creación de escuelas de instrucción militar para formar a los ejércitos latinoamericanos en el combate de organizaciones insurgentes. Era una época de fuerte intervencionismo de los Estados Unidos en el continente para evitar el surgimiento de revoluciones que miraran hacia el comunismo. El comunismo se convirtió en una palabra que motivo una serie de políticas y alianzas en torno a la política exterior estadounidense de ese momento. Esto coincidió, en el caso colombiano, en que los gobiernos conservadores siguieron esa narrativa para eliminar a los rivales políticos, principalmente al partido liberal, sembrando la idea que todo lo que no fuese conservador era comunista, esto como una manera de neutralizar o combatir aquello que fuera antagónico a ese proyecto conservador”.
¿La participación de Colombia en la Guerra de Corea fue más una estrategia para generar vínculos sociales, económicos y políticos con EE.UU.?
“Hay que verlo desde el punto de vista de la conveniencia para el país de encontrar una oportunidad de modernizarse y enfrentar a las guerrillas que estaban surgiendo en diferentes partes de Colombia. También tiene un componente diplomático porque el gobierno conservador entiende que necesita renovar y reforzar las relaciones con Estados Unidos por los intereses económicos que hay en juego. EE.UU. ya venía siendo uno de los principales compradores de café a comienzos del siglo XX y, por otra parte, la administración de Laureano Gómez de alguna forma vio la oportunidad de congraciarse con este país, ya que al mandatario se le había vinculado con una postura simpatizante de regímenes autoritarios, viendo la participación en la guerra como una oportunidad de resarcir esa desconfianza que tenían los mandatarios de Estados Unidos reforzando las relaciones en materia política, social y económica.
¿Cómo influye esta participación de Colombia en la Organización de Naciones Unidas?
“Influyó mucho, en su momento la jugada que le pudo haber salido bien a Colombia fue el hecho de que hubiese sido el único país latinoamericano que participó en la guerra evitando que EE.UU. hubiese hecho el ridículo ante la comunidad internacional, porque estamos hablando que el país más poderoso del hemisferio convoca a sus aliados a que participen la guerra y nadie hace parte a excepción de Colombia, que les salvó el honor. Esto es una cosa que fue muy valorada en el sentido que Colombia en esa década del 50 fue dos veces miembro del Consejo de Seguridad, como miembro no permanente, lo cual es considerado un triunfo diplomático por el tamaño y peso que tiene ese estamento dentro de la organización, elevando así el prestigio que tenía el país en la comunidad de amigos y aliados de Estados Unidos. A partir de ese momento, Colombia es visto de manera más decidida como aliado estratégico y es una posición que se mantuvo y consolido por las siguientes épocas y se ha mantenido hasta ahora”.
Esa posición que se ha ganado Colombia con EE.UU. se mantiene, ¿en caso de que se desencadene otro conflicto internacional estaría asegurada la participación del país?
No necesariamente porque cada conflicto tiene sus particularidades, tiene sus demandas, estrategias y depende del contexto del momento para la tensión que deriven a un conflicto. Sin embargo, Colombia es visto ante Estados Unidos como un escenario estratégico para la política de seguridad de todo su sistema en el resto del continente, si bien para contener algún escenario que no convenga a sus intereses económicos o para poder desplegar acciones en materia estratégica. Es una especia de mampara. No está de más aclarar que hoy en día las circunstancias son distintas y hay otras formas de librar guerras como lo son los bloqueos o presiones económicos sobre un país.
¿Qué implicaciones negativas y positivas tiene para un el país la participación en este tipo de eventos?
“Visto desde el punto de vista de la política exterior se podría decir que fue beneficioso tanto que le permitió a Colombia reforzar sus relaciones con Estados Unidos, teniendo en cuenta las conveniencias económicas que implicaban ese creciente conflicto armado que se estaba configurando en el país. Desde el punto de vista social realmente yo creo que la mayoría de los colombianos, si es que se enteraron de esta participación, se cuestionaron que hacía Colombia en una guerra que le era ajena.
Asimismo, a nivel social también fue muy negativo porque no hay que olvidar casi 300 hombre perdieron la vida y casi 500 fueron heridos lo cual puede ser un recuerdo muy amargo para muchas familias.
Yo diría que, a la larga más que positivo o negativo puede mirarse como qué cosas resultaron siendo convenientes para el país en materia diplomática, política y estratégica, de alguna forma es haber ahondado más las relaciones de dependencia de Colombia con Estados Unidos. Es una relación que se ve hoy, en donde se tiene la percepción que EE. UU. es un país poderoso, al cual le tenemos bajar la mirada o replegarnos a sus intereses porque muchos de los desarrollos económicos y teniendo en cuenta la posición estratégica de Colombia la hacen muy vulnerable y dependiente a la política exterior estadounidense, lo cual no lo vería tan positivo en el sentido que le restó margen de maniobra de poder diversificar su panorama de relaciones exteriores”.
¿Definió la participación en esa guerra, de algún modo, las dinámicas del conflicto armado interno?
“Es probable que la participación de Colombia en la Guerra de Corea, el aprendizaje que se tuvo y la relativa modernización del armamento y de las condiciones de instrucción y estrategia que se apropiaron tuvieran alguna incidencia en ese naciente conflicto. A mi modo de ver lo que esto generó fue incentivar más las condiciones de ese conflicto porque la mayoría de esas nacientes guerrillas son de extracción campesina que lo que reclaman es condiciones de convivencia y garantía de sus vidas por la fuerte percusión liberal. También se empieza a tener reivindicación en materia económica al expresar la necesidad de una reforma agraria y la falta de condiciones del campesinado, principalmente.
Esta participación para algunos individuos que eran afectos a estos grupos, incluso desde sectores intelectuales, pudo haber motivado más el conflicto porque se creía que el Estado estaba respondiendo con más violencia frente a las reivindicaciones de las nacientes guerrillas y, al mismo tiempo, sentían una mayor intervención de los Estados Unidos en los asuntos de Colombia. Se criticaba que la participación de Colombia en la guerra era un Estado que cada vez se replegaba más los intereses estadounidenses, sin tener en cuenta cuáles eran las condiciones reales que vivía el campesinado. Indirectamente, este suceso lo que hizo fue darles más motivos a estas guerrillas para prepararse para repeler, lo que percibían como una ofensiva del Estado frente a estas organizaciones”.
¿Cómo influye en la actualidad la participación del Batallón Colombia en las relaciones con Corea del Norte?
“La verdad me atrevería a decir que no es muy significativo, obviamente el gobierno de Corea del Norte tiene claro quiénes fueron los países que integraron la coalición aliada estadounidense pero no creo que trascienda más allá de eso. Colombia no es una preocupación para este gobierno. La preocupación realmente de Corea del Norte es mantener la raya con la presión que sienten de parte de Estados Unidos y económicamente también mira con cierta preocupación que China, su aliado natural y patrocinador, no siempre se siente cómodo con las relaciones con este país dado que este es un problema en las relaciones internacionales que tiene China, quien en los últimos años ha mostrado en una línea de poder blando y busca darse a conocer como una potencia influyente que está dispuesta a abrir vías de negociación y cooperación al no mostrarse tan beligerante como lo es el intervencionismo de EE.UU”.